Regresión: Terapia de Vidas Pasadas
para Ser Libre Aquí y Ahora

Samuel Sagan

 

 

Traducción de Gaspar Llinares

Muchas gracias a los correctores que han trabajado en la traducción del presente libro: Rosa Droescher, Sara Justo y Angel Redondo.

 

Clairvision ™

infospanish@clairvision.org

 

Título original: Regression, Past–Life Therapy for Here and Now Freedom

Copyright © 1996 by Clairvision School Foundation

Publicado en Sydney (Australia) por Clairvision

E–mail:info@clairvision.org

A no ser con el propósito de genuina revisión o investigación, tal y como se permite en la Copyright Act, ninguna parte del presente libro puede ser reproducida por proceso alguno sin autorización escrita.

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Contenido

Introducción

Capítulo 1. El mecanismo de los samskaras

Capítulo 2. Los samskaras y la búsqueda de la libertad

Capítulo 3. Emociones versus sentimientos

Capítulo 4. Causalidad de las emociones y sentimientos

Capítulo 5. Samskaras y meditación

Capítulo 6. Samskaras y desórdenes físicos

Capítulo 7. El final de los samskaras

Capítulo 8. Recordando vidas pasadas

Capítulo 9. Cómo recuperar memorias

Capítulo 10. Preguntas más frecuentes

Conclusión



Copyright © Samuel Sagan 2000, 2004


Regresión: Terapia de Vidas Pasadas
para Ser Libre Aquí y Ahora

INTRODUCCION

La regresión será una de las técnicas importantes del futuro en los campos de la psicoterapia y de la búsqueda interior. Una de sus características fundamentales consiste en la integración de dos dimensiones, la psicoterapéutica y la metafísica, en un mismo proceso.

Para los psicoterapeutas, la regresión es una técnica transpersonal que permite exploraciones y liberaciones de una profundidad sin precedentes, mediante la cual puede incorporarse en la psicoterapia una – muy necesitada – dimensión metafísica.

Para los buscadores espirituales, las técnicas de regresión constituyen una importante herramienta para la apertura de la percepción, un poderoso estimulante del tercer ojo, y sobre todo un camino para liberarse de condicionamientos mentales. Se consigue la purificación sistemática y profunda del estrato emocional – no alejada de la catarsis que Bernardo de Claraval, tan estrechamente relacionado con la Orden del Temple, solía describir con el término latino defæcatio, considerándola un preliminar indispensable de la experiencia espiritual más elevada.

La regresión está dirigida a la exploración y liberación de bloqueos emocionales y complejos mentales, como hacen otras terapias. Sin embargo, lo específico de la regresión reside en su insuperable capacidad de alcanzar recuerdos escondidos, subconscientes e inconscientes. Es frecuente, incluso en las primeras sesiones, la experiencia de flashbacks que no pueden relacionarse con ninguna experiencia de la vida actual, sino que se acompañan del sentimiento profundo y la certidumbre interior de que se refieren a uno mismo. De ahí el nombre ‘terapia de vidas anteriores’ con que a menudo se denomina la regresión.

Sin embargo, desde el principio deben quedar claros algunos aspectos relativos a las vidas anteriores. En primer lugar, no es necesario en modo alguno creer en la existencia de vidas pasadas para someterse a un proceso de regresión. La técnica IST – por mí desarrollada – no emplea ni imaginación ni visualización creativa. No requiere creer en nada, basta con seguir el proceso. En realidad, cuantas menos creencias se tengan, más posibilidades de éxito habrá, pues las creencias generan expectativas y tienden a distorsionar la pureza de las experiencias.

Durante la regresión, algunas de las visiones del pasado son de una claridad meridiana, dejando al ‘cliente’ con escasas dudas de su realidad. Aunque lo importante de las experiencias en la regresión no reside en que provengan – o no – de vidas pasadas, pues la clave está más bien en qué mejoras puedan aportar a la vida presente. Empleando las palabras de uno de mis clientes nada más concluir una intensa regresión: “Yo no sé nada de vidas pasadas; pero en lo que concierne a mi vida, ¡que esto sea real hace que tenga mucho sentido!”. Lo que cuenta es cómo puede cambiar la vida presente del cliente, y no tanto el origen de la experiencia. Cada uno debe decidir por sí mismo cual es la naturaleza real de dichas visiones del pasado.

Sin embargo sería de una inspiración muy pobre tratar de enmascarar la mente antes de someterse a una regresión, debido a que la intensidad y agudeza de las visiones está más allá de lo que la mayoría de la gente se imagina cuando piensa en terapias de vidas pasadas. Además, algunas regresiones están acompañadas por un ‘sabor del Ser Superior’, un sentido de la continuidad – de uno mismo – en el tiempo que las palabras carecen de poder para describir, a menos que se haya penetrado en la experiencia.

Un segundo punto esencial es que el propósito del método IST de regresión no es escribir una novela sobre vidas anteriores, sino trabajar y limpiar la vida presente. La regresión está relacionada con el presente emocional y los bloqueos mentales del cliente, así como con la forma de liberarlos. Esto puede conducir a la re–experimentación de episodios de la más tierna infancia, o posiblemente a determinados episodios que no pueden relacionarse con ningún evento de la vida presente. No obstante, si los clientes comienzan a interesarse más por los detalles de las historias de las vidas anteriores que en cómo pueden ayudarles a ser personas más libres y más despiertas, entonces el proceso puede convertirse rápidamente en un sin sentido, además de invitar a toda clase de desilusiones.

Esta advertencia es fundamental, y por consiguiente se repetirá varias veces a lo largo del presente libro. Los objetivos de IST son el des–condicionamiento, la libertad emocional aquí y ahora y el autoconocimiento. La meta de IST es desvelar la naturaleza real de uno mismo, y poco importará quién se haya sido.

"Cómo Despertar el Tercer Ojo" asienta los cimientos para una aproximación experiencial a un trabajo de alquimia interior. Muchas de las técnicas que se exponen al principio no deben tomarse como "alquímicas" en un sentido estricto, sino como una preparación necesaria, sin la cual las fases más avanzadas del trabajo no tendrían ningún sentido.

En lugar de comenzar desarrollando los aspectos teóricos in extenso, se irán dando indicaciones gradualmente a lo largo del presente libro y los siguientes, con el fin de clarificar los propósitos y principios del trabajo de alquimia interior. La naturaleza de nuestro tema nos proporcionará también abundantes oportunidades de desarrollar diversos aspectos relacionados con los cuerpos sutiles.

En tercer lugar, en el presente libro mi intención no es arg?ir o ‘demostrar’ la realidad de las vidas anteriores. En verdad, no creo que se pueda probar la realidad de las vidas anteriores, del mismo modo que no hay absolutamente ninguna forma de probar la realidad de los sueños. Sucede que casi todo el mundo recuerda sus sueños, o al menos de vez en cuando, así que existen muy pocas dudas sobre si existen o no. Pero suponiendo que viviéramos en un mundo donde nadie, a excepción de uno mismo, recordara los sueños. ¿Cómo podríamos probar su realidad? Cada vez que contáramos nuestra historia, la mayoría de la gente inmediatamente respondería: “¡Tonterías!”. Podríamos tratar de producir un electroencefalograma – EEG – mostrando que los patrones de las ondas del cerebro se alteran cada vez que se sueña. Pero entonces los escépticos argumentarían que eso únicamente prueba que las ondas de nuestro cerebro cambian, y que no hay ninguna necesidad de inventar algo tan fantasioso como los sueños para explicar el fenómeno.

De manera semejante, solo la experiencia directa puede aportar la comprensión real del tema de las vidas pasadas. Es preferible mostrar técnicas que permitan esta experiencia directa y dejar que el tiempo haga sus sublimes trabajos. Como solía decir Einstein, es raro que la gente se convenza por sí misma de nuevas ideas. Lo que ocurre es que la gente con las viejas ideas acaba por fallecer, y aquellos que les siguen encuentran las nuevas ideas muy naturales, adoptándolas. Cuando una proporción suficiente de la población haya tenido el tipo de visión del pasado que ocurre durante la regresión, parece bastante probable que las experiencias de vidas pasadas se conviertan en algo común y aceptado, como los sueños.

Una vez fui invitado a hablar sobre regresiones en una asociación, la cual había contactado conmigo después de leer uno de mis artículos en una revista de salud. Yo acepté sin indagar quiénes eran. Llegué al lugar con un cuarto de hora de antelación y, después de que su secretario me diese una educada pero distante bienvenida, decidí pasar el tiempo que restaba leyendo los panfletos de aquella organización. Inmediatamente me percaté que había aterrizado entre un grupo de escépticos, los cuales solo me habían invitado para atacar mis puntos de vista. Siguió un corto pero intenso momento de duda, durante el cual tuve que encontrar una nueva estrategia y cambiar el formato de mi charla.

Hablé de la siguiente manera – y pediría a los lectores escépticos que vieran este libro del mismo modo – “Aquí está el estudio de los casos de algunos de mis clientes. Aquí están las palabras que ellos han dicho cuando han experimentado esas visiones del pasado. Yo no pretendo demostrar ni probar nada. Todavía deben emerger algunos tipos nuevos de experiencias, pues quienes practicamos regresiones, incluyéndome a mí, hemos observado similares patrones en miles de sesiones. Esto les llevará a sacar sus propias conclusiones. Para mí, lo que realmente importa es que, después de esas regresiones, los clientes estaban mejor. No todos, naturalmente; pero sí un porcentaje significativo. Se liberaron de los tranquilizantes y píldoras para dormir. Encontraron más fácil la relación con los demás y decreció su nivel general de neurosis. Un buen número de ellos incluso experimentó una transformación profunda y un cambio de valores. Algunos adoptaron una actitud mucho más filosófica ante la vida y empezaron a cuestionarse su propósito en la Tierra”.

No tratando de convencerles de nada, cogí a los escépticos por sorpresa. Como resultado, se mostraron sorprendentemente receptivos. Nos reímos mucho del carácter torpe de algunos de mis casos prácticos, y el presidente de dicha asociación concluyó la tarde diciendo que, después de todo, su sociedad estaba a favor de cualquier técnica que permitiera vaciar los cubos de basura de la mente – que es precisamente lo que hace la regresión.

Más que una nueva técnica, la regresión es una experiencia nueva o, más bien, la difusión de una vieja experiencia en proporciones hasta ahora desconocidas. A través de la historia, desde los r_sis de India hasta Goethe, pasando por Platón y una serie ininterrumpida de ‘buscadores’, siempre ha habido individuos que mencionaban experiencias de anteriores encarnaciones terrenales. Pero esas experiencias eran raras. En los últimos quince años, he sido testigo de cambios importantes en la forma en que la gente accede a las visiones de vidas anteriores (o como quiera se prefiera denominar dichas experiencias).

Cuando yo practicaba la regresión a principios de la década de los ochenta, tenía que confinar a mis clientes en una casa durante dos semanas, implementando las técnicas de forma ininterrumpida. El proceso era drástico y solo podían soportarlo personas que hubieran alcanzado cierto grado de estabilidad emocional a través de años de trabajo en sí mismas. Habitualmente, solo después de pasar de siete a diez días acumulando presión interiormente, era cuando algunos de los participantes comenzaban a tener experiencias de regresión.

Ahora, cuando comienza el siglo XXI, la situación es bastante diferente. Los cursos residenciales ya no son imprescindibles. Son suficientes sesiones semanales de una o dos horas. Algunos clientes, cuando yacen por primera vez en la sala de mi consulta, ¡incluso comienzan la regresión antes de que haya terminado de implementar mis técnicas! El proceso se ha transformado en relativamente fluido y suave y, por consiguiente, abierto virtualmente para todos. Por otra parte, las experiencias de regresión de todas esas personas son a menudo más profundas y genuinas que las de sus predecesoras de hace quince años. Obviamente, algo ha cambiado. Cada vez es más frecuente oír de gente que ha ido al acupuntor por un dolor en el cuello u otro problema menor e, inesperadamente, experimenta la visión de una vida anterior tan pronto como le introducen las agujas en el cuerpo, aunque ni el acupuntor ni el paciente sepan nada de nada de regresiones. Naturalmente, esos casos son relativamente aislados, y no sería lógico esperar que con un simple chasquido de dedos se pudieran conocer las vidas anteriores; cualquier trabajo de calidad supone tiempo y esfuerzo. Aún así, acceder al estado de regresión se ha hecho infinitamente más fácil de lo que solía ser, lo cual podría acabar teniendo considerables consecuencias, no solo en los distintos campos de las terapias, sino también en algunos de los fundamentos esenciales de nuestra sociedad.

IST, conector y cliente

La técnica IST de regresión está basada en tres principios fundamentales:

1. El espacio interior del tercer ojo, conectado a través del área entre las cejas.

2. La interacción entre dos personas, una acostada mientras recibe la experiencia de la regresión, y la otra sentada cerca de la primera, monitorizando la energía durante la sesión. La primera se denomina ‘cliente’, y la segunda ‘conector’.

3. Sondeo, es decir, búsqueda sistemática de la fuente de todas las huellas emocionales y de la conducta condicionada.

Las iniciales – en inglés – de los tres términos, Sondeo Interactivo del Espacio Interior (Inner Space Interactive Sourcing), se han combinado para dar nombre a la técnica: IST.

Es conveniente subrayar que la técnica IST no emplea ninguna forma de sugestión ni hiperventilación. Opera mediante la activación del cuerpo de energía, y en particular del tercer ojo. Por lo tanto, conduce a una percepción completamente nueva de las emociones como formas y ondas en la conciencia. Esta perspectiva estructural proporcionará, a lo largo del presente libro, diversas oportunidades para explorar determinados mecanismos básicos relativos a los cuerpos sutiles y su destino tras la muerte.


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CAPITULO 1

EL MECANISMO DE LOS SAMSKARAS

Samskara es uno de los términos más importantes de la filosofía hindú. En Yoga, la unión con el Ser Superior se dice que se alcanza en cuanto se haya eliminado el último samskara. Por lo tanto, el primer objetivo de todos los yogas, o caminos de auto–transformación, consiste en erradicar los samskaras de la mente. Esta es la razón de que, para quienes deseen conocerse a sí mismos o, más bien, a su Ser Superior, sea tan importante tener una visión clara de todos los mecanismos de los samskaras.

1.1 El mecanismo fundamental

Si, por ejemplo, se tiene un accidente de coche en un determinado lugar, entonces, durante mucho tiempo, cada vez que pasemos por ese sitio nos sentiremos incómodos, aflorando una oleada de miedo. Incluso podemos llegar a sentirnos incómodos con solo pensar en el episodio. La huella traumática que queda en la mente tras el accidente se denomina samskara. El malestar que posteriormente aparece cada vez que se discurre por dicho lugar se llama reacción emocional o, más sencillamente, emoción. La tendencia del samskara a generar una oleada de miedo cuando se recuerda el accidente se denomina dinamismo del samskara.

Básicamente, todos los samskaras operan de la misma forma, muy sencilla. Sin embargo, de acuerdo con los Upanishads – el capítulo final de los Vedas – tan pronto como haya sido desatado en el corazón el último nudo de los samskaras, se alcanza el más elevado nivel de conciencia, la libertad absoluta, y martyo ‘mrto bhavati, “el mortal se convierte en inmortal”.¹

1.2 ¿Cómo podría definirse un samskara?

Los samskaras son las huellas que dejan en la mente las experiencias traumáticas previas. Hablando de forma aproximada, los samskaras serían las cicatrices de la mente (la asociación samskara–cicatriz es fácil de recordar). En el modelo de cuatro cuerpos sutiles empleado en el presente libro, la capa o estrato de la mente correspondería al cuerpo astral². Por tanto, los samskaras pueden considerarse como marcas o cicatrices del cuerpo astral, tal como se examinará con detalle a lo largo del presente libro.

Consideremos algunos ejemplos clarificadores del concepto samskara. Si una mujer es violada por su padre a los dieciséis años, eso le dejará una marca en su organización psicológica, y dicha marca es un samskara. Su forma de relacionarse con los hombres nunca será la misma de antes. En diversas situaciones de la vida, dicha marca influenciará profundamente su comportamiento emocional. Lo cual significa que el samskara no es ni mudo ni neutral. Más bien está dotado de un poderoso dinamismo – una carga emocional –. Genera emociones, atracciones y repulsiones que modificarán significativamente la vida interior de la persona. Estando asociado con tan traumáticos y dolorosos recuerdos, el samskara no puede permanecer silencioso; tiene que expresarse de una manera consciente o inconsciente. Esto es aplicable a todo tipo de samskaras – no solo unos cuantos casos particulares –. Tanto si uno se da cuenta como si no, en las profundidades de nuestro ser los samskaras están perpetuamente clamando ser sanados.

Ahora supongamos que aquella mujer, en lugar de ser violada a los dieciséis años, hubiera sido forzada a los tres años. Su experiencia aún hubiera sido más terrible y traumática, puesto que al ser una niña pequeña, era incapaz de entender lo que estaba sucediendo. Para ella, la violación hubiera sido como un asesinato. Pero el impacto era tan insoportable que lo olvidó todo por completo, borrando el episodio de su memoria consciente. El samskara fue almacenado con una carga emocional todavía mayor que en el caso de la chica de dieciséis años, aunque en este caso el samskara es completamente inconsciente. Más adelante, como persona adulta, toda su vida emocional y sexual será minada por un trauma escondido, del cual está totalmente desconectada. Puede que huya de los hombres o vaya tras ellos, o mostrar toda clase de comportamientos irracionales contra su propia libre voluntad. Podría desarrollar alguna enfermedad grave en la región pélvica, o bien un aborto espontáneo cuando tratara de tener un hijo. Sin un proceso que le permita explorar las profundidades de su inconsciente, nunca será capaz de entender por qué su vida es tan desastrosa. Cualquier intento de reorganizar su existencia estará, desde el principio, condenado al fracaso, puesto que falta la pieza clave de su puzzle personal.

Hasta este punto, todo lo que se ha visto encaja bastante bien en los modelos psicoanalíticos y psicológicos comunes. Además, uno podría ponderar acerca del hecho de que en los textos sánscritos estas materias ya fuesen objeto de debate varios milenios antes que Freud. Pero se encuentra una diferencia importante cuando se practica la regresión – los clientes descubren algunos samskaras que no pueden relacionarse con ninguna experiencia de la vida presente.

Caso práctico – Mujer de veintidós años. Al comienzo de la sesión de IST se reveló un punto muy doloroso en la zona del estómago. Tras implementar la técnica unos veinte o treinta minutos, el cliente se quedó muy tranquilo y sereno, comenzando a reexperimentar el siguiente episodio.

(Las preguntas al principio de cada párrafo son formuladas por el conector. Las respuestas son las que proporciona el cliente).

¿Qué está sintiendo? – Parece como rancio y gris. Se siente como muy derrotada. Una mujer con su cabeza colgando hacia atrás de los hombros. Es bastante joven, con el pelo largo y un vestido blanco. No puedo ver su cara.
¿Se siente ella feliz, o triste? – Ella está muy triste.
¿Está llorando? – No.
¿Hace calor o frío a su alrededor? – Frío.
¿Hay algún ruido? – No. Hay un silencio de muerte. Ella está realmente cansada. Ahora siente tirantez en el estómago.
¿Qué quiere ella? – Quiere que algo que ha perdido vuelva. Sabe que no puede hacer nada.
¿Está sola? – Sí. Es muy joven. Está herida.
¿Físicamente herida? – Sí.
¿Siente algún dolor? – Ha perdido mucha sangre. Pero no le importa. Ella es muy fría.
¿Puedes sentir su dolor? – Comienza en el estómago, en las costillas y va hacia la espalda, entre los omoplatos. Puede sentir los latidos de su corazón. Tiene pesar. Su familia se ha ido y no pueden volver. Solo desea morir.
¿Su familia? – Un hombre. Y su hijo. Su niño tenía tres años. Tenía el pelo suave y rizado. Fue un ataque. El hombre era muy fuerte, así que fue llevado a algún sitio.
¿Y el niño? – El niño fue asesinado. Murió delante de ella.
¿Cómo? – Fue muy difícil. Muy cruel. Ella no recuerda mucha cosa.
¿Cómo murió? – Una lanza le atravesó. Sus labios se habían vuelto azules... Además, la mujer fue forzada.
¿Qué le hicieron a ella? – Unos seis soldados.
¿Qué aspecto tenían? – Capas oscuras, pelo corto, con cascos. Algo encima de los cascos. Sin barba. Piel oscura. Más bajos que el hombre.
¿Qué le hicieron a ella? – No sé. Ella no recuerda. No importa. Trate de ver. – Cuatro hombres la sostenían. Es duro decirlo. Ellos la sujetaban y la violaban justo al lado del cuerpo del niño.
¿Estaba muerto? – Sí.
¿Y entonces? – Cuando acabaron, el último la golpeó en el estómago y en las costillas. Ese es el motivo del sabor a sangre de su boca.
¿Y entonces? – Se arrastra hacia su casa... Y muere un momento después.

Como ocurre a menudo, este samskara fue enterrado, y la joven nunca había siquiera sospechado su presencia. Aunque no estaba enterrado muy profundamente, ya que pudo ser devuelto a la superficie y re–experimentado en esta regresión, la cual solo era la segunda de dicho proceso. Estando dotado de una carga emocional tan dramática, no era posible que el samskara permaneciese neutral e inactivo. Un año antes de que tuviera lugar la regresión, esta joven había perdido un hijo en un aborto involuntario pocas semanas antes del parto. Mientras hacía la regresión, inmediatamente reconoció que el dolor que sintió en el momento del aborto era exactamente el mismo que el dolor de la mujer, cuando era violada y su hijo asesinado.

La superposición de ambos episodios es como un puzzle. Como si un drama del pasado tuviera que ser sufrido otra vez porque las heridas que dejó no habían sido sanadas. Sin darse cuenta que este samskara estaba enterrado en su inconsciente e influenciándola, ¿qué probabilidad había de que esta mujer comprendiera lo que estaba sucediendo en su presente? En casos como este, es difícil saber si la pérdida del bebé igual se hubiera producido, caso de haber hecho las regresiones antes del embarazo. Aunque tan pronto como el cliente descubrió este samskara, su vida comenzó a cambiar. Su tristeza disminuyó y la herida emocional creada por el aborto comenzó a sanar. Recobró cierto centramiento y un mayor sentido del propósito en su vida.

1.3 ¿Están los samskaras siempre asociados con experiencias negativas?

El criterio para que se imprima un samskara importante no es el dolor, sino la intensidad. Los samskaras fuertes se graban en el cuerpo astral cuando un episodio se asocia con una emoción intensa. Todos sabemos, por nuestra propia experiencia en esta vida, que tendemos a ser infelices con mayor frecuencia que felices. Lo mismo puede esperarse que haya ocurrido en vidas pasadas. Lo cual explica por qué los samskaras importantes, que vuelven a la superficie desde nuestro pasado, tienen estadísticamente más probabilidades de estar relacionados con sucesos dolorosos que con eventos gozosos. Aún así, cualquier alegría intensa puede originar un samskara, de la misma manera que la medicina china considera que la alegría puede inducir un ataque al corazón.

Caso práctico – Hombre de veinticuatro años.

– Estoy en un espacio muy pequeño, todo es como de metal a mi alrededor. Hay vibración, una vibración metálica... Veo a toda esa gente. Sé que estoy herido en el lado derecho; pero ni tan siquiera lo siento. Estoy completamente exhausto, aniquilado. Y, al mismo tiempo, ¡me siento BIEN! Como si hubiera estado luchando durante tres días y tres noches sin parar. Me siento tan... por encima de todo. No queda nada de mí, solo existe el cielo.
– Es una carlinga. Estoy en un avión. Puedo oír el ruido; y allí está la vibración. El avión va a aterrizar. Está más que gastado, es como verlo todo desde la distancia.
– Hay un golpe cuando el avión toca tierra. Yo puedo ver toda esa gente, una multitud esperándome. Hay un sentimiento de gloria... ¡Oh, Dios mío! Es grande. En mi corazón, un INMENSO sentimiento de gloria. No sé qué he hecho, pero parece que les gusta muchísimo. Es la guerra...
Mi avión ha aterrizado y todos están agitando los brazos. Corren hacia el avión. ¡Oh, Dios mío! [Comenzando a llorar]. Creo que ahora voy a desmoronarme. No he dormido desde hace largo, largo tiempo... y no sabía que se pudiera sentir tanta gloria.

1.4. ¿Cómo intensifican los samskaras las emociones?

Hay diversas razones por las que un samskara se imprime mucho más profundamente en nuestra estructura si va acompañado por una emoción intensa. Supongamos que le van a decapitar. La experiencia dejará una impresión más profunda en la psique que si sencillamente ha ido a la peluquería. Puede tener una vulgar cita con el peluquero despreocupadamente, soñando despierto, sin estar realmente en ello. En cambio no podrá ir a su ejecución sin sentir preocupación.

Puede olvidar muchas de las visitas hechas al peluquero; pero si se ha escapado de una mazmorra, no hay manera de que nunca se olvide, pues en la mazmorra se está en un estado diametralmente opuesto a la despreocupación. Todos los sentidos están en alerta total. Se está totalmente consciente y vigilante. Esta experiencia no es una nube borrosa que queda impresa en la memoria, sino un agudo y preciso paquete de pensamientos, sentimientos y percepciones. Si se sale vivo de eso, aún después de treinta años se es capaz de recordar cada mínimo detalle. Cada trocito de información se almacenará: cómo era el lugar, qué se sentía, el color de las paredes, cada ruido, cada olor, todas las emociones y sentimientos. Y si al final muere en una mazmorra, mantendrá ese conjunto de emociones, como una de las más vívidas de toda esa vida, llevándolo consigo en todas las vidas que sigan.

1.5. ¿Se originan todos los samskaras por situaciones graves o emociones intensas?

Algunos samskaras importantes pueden originarse a raíz de situaciones de escasa importancia, pues el samskara no es debido a la situación en sí, sino a la reacción emocional a la misma. Por ejemplo, un niño puede aterrorizarse enormemente al ver un animal. Para el niño, incluso un perro manso puede convertirse de repente en un monstruo amenazando su vida, causándole un pánico irracional y generando un fuerte samskara. En cambio, algunas personas permanecen emocionalmente estables en las más dramáticas circunstancias, viviendo situaciones muy intensas sin que se les genere ningún samskara.

1.6 Microsamskaras y samskaras propiamente dichos

Hasta aquí solamente hemos considerado los samskaras que están dotados de fuertes cargas emocionales. Además de esas importantes marcas, nuestra mente almacena miríadas de samskaras menores.

Las impresiones que constantemente se reciben a través de los órganos sensoriales son guardadas en las regiones subconscientes de la mente. Se sabe que los detalles no se pierden, puesto que pueden ser vueltos a traer a la memoria en cualquier momento, siempre y cuando se active el estímulo apropiado. Por ejemplo, se llega a un lugar donde un cierto olor está flotando en el ambiente y, de repente, se hace una conexión con un episodio remoto del pasado. En una fracción de segundo nos hemos transportado de vuelta a una estancia donde estuvimos hace treinta años. Los colores, los sonidos, la atmósfera de aquella estancia han vuelto a la conciencia porque el olor era similar al que se está sintiendo ahora. Esta asociación no se produce porque haya sucedido una situación dramática en dicha estancia. La situación es bastante ordinaria, no experimentándose ningún dolor o emoción en particular. El mismo mecanismo a menudo tiene lugar con una antigua canción o pieza musical, la cual puede inmediatamente transportarnos de vuelta a una parte de nuestro pasado, asociando todas las correspondientes emociones y sentimientos.

En este patrón pueden reconocerse las características de los samskaras. Un conjunto de emociones sensoriales consigue marcarse en la mente subconsciente o consciente. Se almacena allí sin que lo sepamos, pero aún así es vívido, pues puede ser recuperado en cualquier momento. Cuando aparece el estímulo correcto – como el olor o la pieza musical – la marca se activa, teniendo lugar una reacción. Se vuelven a experimentar sensaciones, emociones y sentimientos relacionados con esta parte en concreto de nuestro pasado.

1.7 ¿Cuál es la diferencia entre karma y samskara?

El significado literal de la palabra sánscrita karma es ‘acción’. Karma se refiere a todas las acciones que uno ha efectuado en el pasado, tanto en esta vida como en anteriores. Los mecanismos del karma son tales que cada acción realizada es como un impulso que se envía al universo. Tras un lapso de tiempo muy variable (¡incluso superior a unas cuantas vidas!), el impulso vuelve como un boomerang, generando las correspondientes circunstancias en nuestra vida. Los actos negativos tenderán a crear circunstancias desfavorables cuando vuelva el correspondiente impulso, mientras que las acciones positivas tenderán a originar condiciones propicias. Este es el aspecto más sencillo y directo de la teoría del karma, con el cual todo el mundo está más o menos de acuerdo. No obstante, no todo el mundo coincide en cuán directamente las circunstancias del pasado se reflejan en el presente. ¿Tienen que perecer por la espada todos aquellos que hayan matado con la espada? En lo que a esta cuestión respecta, ¡personas muy iluminadas han mantenido puntos de vista bastante diferentes!³

Los samskaras son de diferente naturaleza. En lugar de ser ondas exteriores enviadas por el universo, son factores internos. Más concretamente, son huellas emocionales dejadas en el interior de la mente inconsciente que, a su vez, tienden a influir las respuestas emocionales presentes.

Otra diferencia importante reside en el hecho de que algunos karmas (acciones) insignificantes pueden estar asociados a fuertes samskaras (huellas emocionales), por ejemplo cuando un niño pequeño es presa del pánico cuando se encuentra con el pastor alemán bien educado de los vecinos, o bien cuando un bebé se aterroriza por una tormenta. Aunque lo que haya en estas circunstancias sea virtualidad, no acción, o sea ningún karma significativo, podría haber suficiente samskara para que el niño mostrara síntomas neuróticos durante el resto de su vida. Por otra parte, los crímenes más atroces – implicando un enorme karma negativo – pueden cometerse fría y despreocupadamente, sin que se imprima ningún samskara profundo.4

1.8 ¿Tienen samskaras los animales?

Desde el momento en que los animales pueden volverse neuróticos, podemos asumir que también tienen samskaras. El reflejo observado por Pavlov en su trabajo con perros presenta claras analogías con el condicionamiento de los samskaras.

Otra palabra sánscrita importante relativa a los samskaras es manas. Manas se refiere a la capa o estrato en que pensamos y experimentamos emociones. Más concretamente, manas tiene que ver con los pensamientos y emociones, las cuales son reacciones directamente relacionadas con los samskaras. El concepto de ‘mente reactiva’ (manas) se desarrollará más adelante en el presente libro.

Manas se traduce usualmente como ‘mente’. La palabra ‘mente’, sin embargo, se emplea en nuestro idioma con distintos significados. En el contexto del trabajo de Clairvision, la palabra mente se emplea con el significado de ‘mente reactiva’, semejante al sánscrito manas, el estrato en que tienen lugar los pensamientos y emociones. Hay diversas razones para esta elección, como se hará evidente más adelante.

Cuando se define así, la mente se corresponde con bastante exactitud a lo que Rudolf Steiner denomina cuerpo astral5. En el presente contexto, el lector puede equiparar los siguientes términos:

mente = mente reactiva = manas = manas/mente =
= estrato de los samskaras = cuerpo astral

Sin embargo, en ocasiones se establecerán distinciones entre el cuerpo astral, el cual es un vehículo de la conciencia, y la mente reactiva, que es la conciencia mental que tiene lugar en dicho vehículo.

Desde el punto de vista de la tradición hindú, los animales tienen manas/mente – al igual que acuerda Rudolf Steiner – y por tanto un cuerpo astral. Los animales pueden asociar hechos mentalmente y extraer conclusiones, como cuando un ratón encuentra la salida de un laberinto. Los animales también experimentan emociones como la rabia y los celos. Pues el cuerpo astral, en el cual se imprimen los samskaras, no es un atributo específicamente humano, sino que también lo es de los animales. ¡Los samskaras podrían incluso describirse como partes de nuestro ser que tenemos en común con los animales! Esto puede parecer paradójico porque los seres humanos tienden a apreciar sus emociones, considerándolas como algo específicamente humano, algo que les dota de cualidades humanas. En realidad, la mayoría de esas emociones son de la misma naturaleza que las que experimentan los animales.

Una de las tareas fundamentales del trabajo de regresión consiste en desenmascarar ciertas emociones que no son producto de los samskaras, estando más allá del alcance de los animales. Para distinguirlas de las emociones relacionadas con los samskaras, emplearemos la palabra ‘sentimiento’.

Un resultado crucial del proceso de regresión es lograr que nos demos cuenta que, durante todo el día, tendemos a reaccionar al mundo mediante condicionamientos estereotipados – igual que los perros de Pavlov – en lugar de recurrir a nuestro potencial humano de ‘seres creativos’. De acuerdo con nuestro modelo cuádruple de cuerpos sutiles, la diferencia fundamental entre un ser humano y un animal consiste en que el ser humano tiene un Ser Superior. ¿Hasta qué punto nuestro Ser Superior está involucrado en nuestras respuestas emocionales? Este es un punto clave, en el cual reside la respuesta a la pregunta: ¿cuáles de nuestras emociones son humanas y cuáles son animales?

1.9 La historia del rey Janaka y el hijo del r_si

Concluyamos este capítulo con una historia procedente de la literatura sánscrita.

Érase una vez que había un gran r_si (sabio–buscador) de la antigua India que envió a su hijo de trece años a la corte del rey Janaka, pidiéndole al prestigioso soberano que perfeccionara la educación del joven. Tan pronto como el joven llegó a la corte, Janaka le puso una jarra de leche sobre la cabeza. La jarra estaba llena hasta el borde, y Janaka le dio instrucciones al chico de que caminara tres veces alrededor del palacio, sin derramar ni una sola gota de leche.

El lugar estaba lleno de estatuas extrañas y piedras preciosas, lleno de malabaristas, animales exóticos y mujeres hermosas danzando – un montón de cosas tentadoras para un hombre joven que nunca había abandonado el ashram de su padre en la jungla. Aun así, el hijo del r_si fue capaz de ver sin reaccionar, caminando alrededor del palacio sin derramar ni una sola gota.

El rey Janaka estaba maravillado con el chico. Le dijo, “Hijo, vuelve con tu padre y dile que no hay nada más que yo pueda enseñarte”.

Esto ciertamente no significaba que la vida emocional del chico hubiera sido suprimida, sino que había sido erradicada cierta forma de emoción reactiva. El chico podría amar, disfrutar y sentir; pero sus sentimientos provendrían del interior de su alma, no siendo meras reacciones a su entorno. Podría caminar por el mundo y, al mismo tiempo, permanecer plenamente en su interior, independientemente de lo que estuviera sucediendo a su alrededor. Había eliminado sus samskaras y era libre, en el más elevado significado de la palabra. Incluso el iluminado rey Janaka, legendario por su sabiduría, no tenía nada más que enseñarle.

Notas Capítulo 1

¹ Katha–Upanishad 6.15 y Brihad–Aranyaka–Upanishad 4.4.7.

² Este sencillo modelo, que se compone de cuerpo físico, cuerpo etérico, cuerpo astral y Ser Superior, se describe en la sección 4.3.

³ Consúltense dos referencias esenciales acerca del concepto karma: Steiner, Rudolf. Karmic Relationships. Rudolf Steiner Press, Londres (8 volúmenes). Aurobindo, Sri. The Problem of Rebirth. Sri Aurobindo Ashram, Pondicherry, 1952.

4 Quienes hayan practicado vipassana, la técnica budista de meditación, probablemente hayan oído con frecuencia de los sammkaras, los cuales son el equivalente exacto de los samskaras. La diferencia ortográfica se debe a que vipassana proviene del Budismo Hinayana, cuyos textos fueron escritos en Pali – un idioma derivado del sánscrito. Muchas palabras sánscritas se han transformado en Pali, de modo que cuando hay dos consonantes seguidas, la segunda se hace igual a la anterior. Así pues, ‘ms’ se convierte en ‘mm’, y el sánscrito samskara se transforma en el Pali sammkara. De la misma manera, ‘sy’ se convierte en ‘ss’, y el sánscrito vipashyana (visión penetrante o perspicaz) en el Pali vipassana.

5 Con esta definición, la ‘mente’ se corresponde con bastante precisión con el griego dianoia, opuesto de nous. La mente también puede equipararse al latín ratio, opuesto de intellectus.


Regresión: Terapia de Vidas Pasadas

para Ser Libre Aquí y Ahora

CAPITULO 2

LOS SAMSKARAS Y LA BÚSQUEDA DE LA LIBERTAD

2.1 La tiranía de los samskaras

Si estamos buscando la libertad, debemos tener claro que el principal estorbo lo constituyen nuestros propios samskaras. En la vida hay circunstancias limitadoras, restrictivas. Si sube el precio de la gasolina, no podremos conducir el coche con la misma libertad con que lo hacíamos. Si un organismo oficial nos pide que rellenemos montañas de formularios, hacer negocios se hace más difícil. Pero, incluso en el país más totalitario, no encontraremos una dictadura tan restrictiva y permanente como la de los samskaras. Las dictaduras preocupan a la mayoría de la gente, y aún así ¿quién se preocupa de verdad por los samskaras? Esto nos puede ayudar a entender lo que hindúes y budistas denominan maya, o ilusión. En sánscrito, maya significa “mágico”. Los samskaras ejercen una dictadura absoluta y mágica, de la que nadie se preocupa. La dictadura comienza antes del nacimiento y no cesa con la muerte. Obstaculiza nuestra libre voluntad desde la mañana hasta la noche, todos y cada uno de los días que estamos en este planeta. Y ni siquiera la vemos – que es lo realmente mágico del asunto.¹

Consideremos de nuevo el ejemplo de la mujer que fue violada cuando tenía tres años y que había perdido todo recuerdo consciente del suceso. ¿Podemos decir realmente que es una persona libre en sus relaciones con los hombres? Visto desde el exterior, ella es totalmente “libre”. Nadie la fuerza a elegir este o aquel hombre, y si se divorcia cuatro veces es su responsabilidad por completo. Ahora bien, conociendo la terrible presión que ejerce la emoción latente, conociendo el samskara y su dinamismo, ¿podemos mantener dicha afirmación? La mujer ni siquiera sabe que sus elecciones están siendo influidas por el samskara. En realidad, ni siquiera sabe que tiene un samskara; puede creerse libre mientras su vida emocional está siendo manipulada por una fuerza que nunca ve. Este es el primer esquema común por el cual un samskara, una huella emocional grabada en el pasado, nos puede esclavizar sin ni siquiera sospecharlo.

No obstante, este esquema debe ampliarse, dado que cuando se practican regresiones se hace evidente que la gente no es únicamente influenciada por samskaras de la infancia. Algunos de los samskaras que emergen no pueden relacionarse con ninguna circunstancia de la vida presente. Hay que insistir de nuevo que no importa si se cree o no en vidas pasadas. De hecho, cuantas menos creencias se tengan, mejor; pues las creencias generan expectativas, y a su vez las expectativas tienden a distorsionar la pureza de la experiencia. Lo importante es que algunos de los samskaras que se descubren no pueden relacionarse con la vida presente. Aún así, dichos samskaras demuestran ser cruciales para entender las filias y fobias que gobiernan las elecciones presentes y la forma en que dirigimos la vida. Veamos algunos ejemplos que ilustran los principales mecanismos de interferencia de los samskaras.

2.2. Superposición

Caso práctico – Mary era una mujer de veinticuatro años que atravesaba una fase de intensa depresión. Se casó cuando tenía dieciocho años; pero no pudo mantenerse fiel a su esposo. Tuvo un primer amante tras dieciocho meses de matrimonio, y luego otro cinco meses después, lo que rompió su matrimonio. Entonces quedó destrozada. Comenzó a ir de un hombre a otro, multiplicando experiencias cortas y superficiales, las cuales le dejaban cada vez más destrozada. A continuación se narra una experiencia clave que tuvo durante una de sus regresiones.
¿Qué siente ahora? – Frío. Un frío terrible.
¿Frío interno o externo? – Ambos.
¿Qué hay a su alrededor? – Está húmedo. Está frío, frío, frío... hecho con piedras. Puedo ver este enorme edificio hecho con piedras, y es... terrible, peor que cualquier otra cosa. Está tan frío... Yo no quería venir aquí. O tal vez sí, pero ahora ya no quiero estar aquí.
¿Qué pasa en este edificio? – Es un convento. Estoy encerrada dentro. Quiero irme. Es horroroso, como si la frialdad externa estuviera congelando mi corazón. Nadie se interesa por mí. Nadie sonríe. A veces lloro, pero estoy totalmente sola. A veces ni siquiera puedo llorar, estoy como muerta...
¿Siente a veces la misma frialdad en la presente vida? – ¡Oh, sí! Cuando necesito que alguien se preocupe de mí. La verdad es que solo deseo calidez, y nada más.
Pero este sentimiento, ¿es suyo o de la mujer encerrada en el convento?
– Es de ella. Proviene de ella. Pero entonces me llega... se hace mío.
La próxima vez que le venga, ¿podría reconocer que es el sentimiento de aquella mujer, y no el suyo?
– Sí, está bastante claro.

Este ejemplo es bastante típico de un samskara de un pasado remoto que interfiere con la vida diaria. Mary nunca había estado en un convento en su vida presente. Aún así, desde su infancia había expresado sentimientos contradictorios respecto a la vida contemplativa. Unas veces se sentía atraída y otras horrorizada por la misma. De forma gradual, su atracción por la vida religiosa se hizo un chiste entre sus amistades, que conocían su promiscuidad. ²

Es importante darse cuenta cómo se sentía Mary cuando estaba sola en la presente vida. La terrible soledad de la monja enclaustrada se superponía sobre su vida emocional presente. Los sentimientos de esta joven eran una mezcla del pasado y el presente, imposible de desenmarañar. Esta angustia superpuesta la dejaba destrozada, y lista para hacer lo que fuera con tal que alguien se preocupara por ella. Aún así, visto desde fuera, Mary era “libre” de correr de uno a otro amante – lo que demuestra hasta qué punto nos podemos equivocar si juzgamos a alguien de acuerdo con los llamados principios morales. Tan pronto como se reconoció mediante regresión el samskara subyacente, el sufrimiento de esta mujer ya no volvió a ser tan intenso como antes.

Caso práctico– Samantha, de veinticinco años. El principio de la sesión de IST reveló un doloroso punto en el área de las costillas. Samantha empezó a sentirse muy angustiada y a respirar rápidamente, como si estuviera sin aliento. Miraba como si estuviera sufriendo considerablemente.
¿Qué estas sintiendo ahora? – Miedo. Me están haciendo daño. Me están dando patadas en la cabeza y en la espalda. [Estaba sollozando y jadeando, enrollándose sobre el colchón como si estuviese tratando de escapar de los golpes].
¿Puedes moverte? – Sólo puedo tratar de protegerme a mí misma.
¿Por qué te están haciendo esto? – Porque es fácil darme patadas.
¿Sientes como si fueses joven o vieja? – Joven. Hombre.
¿Cuánto tiempo está durando? – Un rato. Y de repente me arrojan sobre el polvo y se alejan riéndose. Ellos son jóvenes... de mi edad.
¿Y entonces? – Rabia, frustración, humillación. [Todavía sollozando].
¿Algunas veces sientes la misma emoción en tu vida [presente]? – Sí, el mismo sentimiento.
¿Hay alguien alrededor? – No. Aquello fue fuera del pueblo.
¿Cómo es el pueblo? – Pequeño. Caminos sucios. La mayoría de las casas tienen el techo plano. Sucio.
¿Hay árboles? – No. Es muy seco y caluroso. Hay una especie de sensación árabe–musulmana alrededor del pueblo. [El cliente se encuentra todavía sin aliento].
¿Hay buena gente en el pueblo? – Mi madre. Yo no tengo amigos. Puedo ver a mi padre sentado allí, bebiendo café. El no me habla mucho a mí. Siento como si tuviera doce o catorce años. Algunas veces tengo que sostenerme el brazo. Parece débil. No es tan grande como el otro.
¿Puede moverse? – Un poco. [Durante el resto de la sesión, la cliente estuvo masajeándose el brazo derecho].
¿Las piernas están bien? – Bien pero no son muy fuertes. Soy alto.
¿Qué ocurre con este brazo? – Siempre ha estado así. Desde que yo era pequeño. No puedo hacer mucho con él.
¿Qué haces después de haber sido golpeado? – Solamente me levanto y camino. Camino. Y me alejo del pueblo. Camino durante horas. Me siento sin esperanza, humillado. [Llorando]. ¿Qué puedo hacer? Sólo quiero irme lejos.
¿Y entonces donde vas? – No hay ningún sitio donde pueda ir. He de regresar al pueblo. Sé que volverá a suceder otra vez, porque siempre ocurre. Yo no puedo hablar con mi padre, porque él cree que yo debería valerme por mí mismo. Voy con mi madre, pero no hay nada que ella pueda hacer. Ella me reconforta cuanto puede. Yo sigo pensando todo el tiempo que desearía haber nacido más fuerte. Desearía poder defenderme por mí mismo. ¡Qué débil soy! No me gusto a mí mismo.
¿A veces te sientes así en tu vida [presente]? – Sí, el mismo sentimiento de que no puedo valerme por mí misma.
¿El chico tiene amigos? – No. Yo no me siento como los otros. Yo estoy avergonzado y ellos se alejan de mí. Y se burlan de mí.
¿También sientes eso en tu vida [presente]? – Sí. Yo me aíslo a mí misma, apartándome de la gente. No me siento lo suficientemente buena y por tanto no me arriesgo a la posibilidad de que se rían de mí.
¿Puedes sentir que esa emoción no es realmente tuya, sino que es la emoción del chico? – Sí es su vibración.
¿Y entonces? – Estoy en la calle. Hay burros. No coches, sino carros tirados por burros. Siempre que estoy en la calle hay comentarios. La gente murmura a mis espaldas. Es una vida muy miserable. Yo hago algún trabajo en la tierra, pero no importa qué es lo que haga, yo sólo pienso en cómo soy. Me siento derrotado. Me despierto por la mañana, camino, trabajo en esa tierra, y vuelvo, eso es todo lo que hago. Llevo un turbante. Soy muy alto.
[Después, en la sesión, la cliente re–experimentó la muerte del hombre tullido]. – Parece que esté tumbado. Siento como si pensara que me estoy muriendo mientras duermo. Estoy subiendo. Hay algo alrededor de mi cabeza. Estoy subiendo. Después tengo la sensación de encontrarme con mi madre, como si ella hubiese estado esperándome. Es una sensación de alivio. Y entonces, después de algún tiempo, llego a esta negrura. Todo desaparece en la oscuridad.

Este es un ejemplo perfecto de cómo un samskara se lleva de una vida a las siguientes. Uno puede entender como el tullido joven árabe se sintió aislado e inseguro. Naturalmente, uno puede estar lisiado y ser extremadamente iluminado y feliz. Pero el desespero del chico árabe tenía un fundamento tangible. No fue necesario pero fue comprensible.

Samantha ya no sufre de ninguna enfermedad o debilidad. Cuando se aparta de sus posibles amistades, cuando se siente inhibida y rechazada en la vida debido a las mismas emociones, es realmente absurdo y alucinante. El brazo lisiado hace tiempo que desapareció, pero la emoción que le acompañaba ha continuado. El patrón emocional del tullido ha sido superpuesto sobre las emociones de Samantha desde su niñez, sin que ella se diera cuenta.

¿Absurdo? ¡Muchísimo! Aunque es exactamente como nosotros funcionamos, constantemente. Las modalidades y la intensidad pueden variar, pero es siempre la misma escena. En nuestro interior está profundamente impreso un patrón inapropiado, que persiste mucho después de que la causa que lo generó haya desaparecido. “Ya no estoy encerrada en un convento, pero mantengo un comportamiento como si quisiera ser consolada a toda costa”, o “Ya no tengo un brazo lisiado, ni vivo en una sociedad que me rechazaría si lo tuviese. Pero todavía me siento alienada y apartada”. Estas emociones son un puro reflejo del pasado. Hay algo de ilusorio e irreal en la sensación, que no se apoya en algo tangible, pero al mismo tiempo el sufrimiento y embrollo que origina en nuestras mentes y en nuestras vidas es extremadamente real.

2.3 Repeticiones infinitas

Caso práctico – Mujer de treinta años.
¿Qué sientes? – Puedo ver la casa. Esta hecha de luz material. Los colores son realmente diferentes. Nunca había visto colores como estos antes.³ Hay muchos más matices de amarillo y naranja. Una mujer hermosa con un pelo largo y oscuro. Parece japonesa. Ella permanece en la puerta, mirando fuera.
¿Qué está haciendo? – Su marido se ha ido, la ha dejado. Y su vida se ha parado. Ella sabe que nunca le volverá a ver. Ha terminado. No hay ni dolor, es peor que eso. Está hecha pedazos. Acaba de dejar de funcionar.

En esta regresión se ha desvelado un importante samskara de abandono. En su vida presente, cuando esta mujer ha sido abandonada por un hombre, su sufrimiento ha sido insoportable, debido a que el disgusto de la mujer japonesa se superponía a sus ‘propias’ reacciones. Su dolor tenía lugar a dos niveles, pero no pudo verlo hasta que pasó por el proceso de regresión. Cualquier cosa que no se pueda ver es diez veces más dolorosa, pues no hay forma de entenderla. Ser abandonada era para ella como caer a un pozo sin fondo, atrapada en un sufrimiento más allá de cualquier posibilidad de racionalización.

Un detalle crucial es que el cliente, en esta vida presente, ha elegido un marido que viaja mucho. Cada vez que el hombre se va, la pareja tiene una terrible discusión, así cada partida tiene un sabor de separación final, y la mujer re–experimenta el ser abandonada. En vez de decirse a si misma “Tenemos una gran pelea porque odio verle partir, pero de todas formas él estará de vuelta en dos meses”, ella se desespera. Y el mismo drama se reproduce dos veces al año.

Esta tendencia que siempre repite el mismo orden es producto directo del dinamismo de los samskaras. La herida emocional del samskara es tan dolorosa que no puede permanecer neutral. Está llorando para ser sanado. La carga emocional asociada con el samskara es tan intensa que mientras no sea tratado tenderá a generar circunstancias que le permitan expresarse por sí mismo. En muchos casos, esto implicará la repetición de circunstancias similares, de una a otra vida.

Después de haber visto que los samskaras tienden a superponer reacciones emocionales, una sobre otra, a la conciencia presente, ahora vamos a introducir un segundo mecanismo importante. Los samskaras tienden a crear circunstancias en la vida mediante las cuales puedan manifestarse. No solo magnifican el dolor presente y las emociones por superposición, sino que además manipulan para crear dificultades en las que las emociones puedan volver a activarse. Actúan como tendencias latentes que influencian duramente el destino.

2.4 Maya, ilusión

Hasta ahora, sólo hemos considerado los grandes animales de la jungla de los samskaras – aquellos traumas importantes creados por circunstancias dramáticas. Si deseamos tener una visión clara de cómo funciona la mente, debemos tener en cuenta muchos otros rastros dejados por experiencias no tan intensas. Aunque esos rastros han persistido y continúan fastidiando la percepción presente del mundo.

Tomemos un ejemplo. Entramos en la cocina de un amigo, y hay un olor particular en el aire. Inmediatamente este olor nos recuerda la cocina en la que pasamos parte de la infancia. En esa cocina hay un gato durmiendo bajo la cocina, y hay una mujer anciana trabajando. Todos estos recuerdos vuelven a la mente. Si nos sentíamos a gusto en aquella cocina, el sentimiento agradable regresará mientras estemos en la cocina del amigo. Así, quizás nos sintamos cómodos y le digamos al amigo “¡Me gusta tu cocina!”.

Ahora bien, supongamos que nos sintiéramos muy a disgusto con la señora anciana porque ella solía obligarnos a comer alcachofas, que odiábamos. Y ese día en particular nuestro amigo está cocinando alcachofas. El disgusto será recordado – la ansiedad en el pecho, la tensión en el vientre. Realmente no sentimos ansiedad y tensión, pero los recuerdos son revividos. A propósito, hemos salido fuera de la cocina del amigo mientras el RECUERDO tenía lugar. Si el amigo ha hablado durante este tiempo, tendremos que pedirle que repita lo que acaba de decir. Hemos sido abducidos por ese episodio del pasado.

Este episodio asume que conscientemente puede recordarse el episodio durante el cual se imprimió el samskara. Supongamos ahora que hubiéramos olvidado completamente todo acerca de la cocina de la mujer mayor. Sería como si ocurriera algo distinto. Entraríamos en la cocina del amigo, la atmósfera y el olor provocarían una conexión inconsciente con el episodio olvidado y sobrevendría un malestar. Habría algún grado de ansiedad en el pecho y tensión en el vientre, sin saber por qué. No recordaríamos ninguno de los detalles de la cocina de la anciana dama, sólo quedaría el malestar. El paquete emocional del pasado se superpone sobre la conciencia presente, mediante la conexión con el olor – pero esto no lo percibimos. Solo somos conscientes de dos cosas: la cocina y el malestar. Así, bien podemos pensar, “¡No me gustan las vibraciones de esta casa!” o “¡No me encuentro cómodo con esta gente!”. Naturalmente, la cocina es exactamente la misma, es sólo la percepción la que ha cambiado. Desde luego, nuestro juicio es completamente irrelevante y absurdo. Aunque todo esto proceda de la mente, muy natural y lógicamente.

Mientras estemos atrapados en este tipo de reacción, podremos pensar que estamos viendo la cocina del amigo. Pero estamos completamente fuera de nosotros mismos. Estamos viendo nuestra cocina, llenos de proyecciones inconscientes de alcachofas–fantasmas, y lo que el amigo está viendo de su cocina es completamente distinto. Nuestra cocina no tiene nada que ver con la cocina real, no es nada más que una construcción de la mente. En ese momento estamos desconectados; viviendo en un mundo imaginario, como en una caja; estamos en cualquier parte pero no en el ‘ahora mismo’. Nuestro juicio está inspirado en un factor irracional, y cualquier decisión importante que tuviéramos que tomar en esta cocina estaría distorsionada y posiblemente nos llevaría por mal camino.

El siguiente paso es ver que tales superposiciones tienen lugar constantemente, no sólo a lo largo del día, sino también ¡durante los sueños! Un ejemplo sencillo de superposición que mucha gente ha experimentado conscientemente consiste en las canciones o piezas de música que solía oír en un cierto período de su vida. Si la misma música se oye años más tarde, entonces el ‘aroma’, la atmósfera y los sentimientos de aquél particular período regresan inmediatamente a la conciencia.

Tanto si se es consciente o no de ello, la situación es tal que recuerdos similares están constantemente nublando la percepción presente del mundo. Con frecuencia, varios samskaras se están disparando simultáneamente, cada superposición tiene su propio paquete de emociones e impresiones, lo cual añade confusión. Imaginemos a nuestro amigo y su cocina, sonando la canción que solíamos escuchar diez años antes, cuando nuestro corazón estaba roto, o quizás cuando recibimos las mejores noticias de nuestra vida... ¡qué embrollo! Muchos samskaras pequeños no están asociados con una emoción concreta, sino apenas con una vaga sensación de malestar o regocijo. Cuando se activan, superponen una pequeña atracción o repulsión, una falta de claridad, sobre la percepción presente.

Si añadimos las influencias de todos los macrosamskaras, los de talla mediana y los microsamskaras, podemos vislumbrar una imagen de lo que significa maya o ilusión. No se necesita negar la realidad física del mundo para llegar a la conclusión que vivimos en una completa maya o ilusión. Si el problema es real o no, no es un problema a este nivel, pues no estamos viviendo en el universo, sino que estamos viviendo en nuestro mundo de samskaras. Nunca vemos la cocina de nuestro amigo, ni la cocina de nadie; únicamente tomamos una mezcla extraña y más bien borrosa de la estancia y de nuestras propias proyecciones. Nunca vemos el árbol a la vuelta de la esquina, porque es como si otro árbol contra el que chocamos hace años, y algunas tensiones, afloraran cada vez que nos aproximemos. Nunca vemos a nuestros amigos en la forma que ellos realmente son, pues su manera de hablar, la forma de vestir, el modo de presentarse a sí mismos, presionan nuestros botones internos y nos hacen proyectar impresiones e imágenes sobre ellos. Dichas impresiones tienen más que ver con nuestra piscina de samskaras que con quiénes son en realidad nuestros amigos. Entre nuestros recuerdos conscientes y nuestras superposiciones inconscientes, no vemos el mundo, lo soñamos.

Los maestros hindúes enfatizan a menudo el carácter dramático de la situación. Pasamos nuestro tiempo enfadándonos con los dramas de nuestra vida, pero todos esos dramas no son nada comparados con la tragedia de estar permanentemente aislado por la nube de ilusión generada por los samskaras, una verdadera jaula. Nunca vemos el mundo real, sólo podemos ver nuestro mundo, el cual está lleno de fantasmas de nuestro pasado. Estamos desconectados, viviendo en una nube, y ni tan siquiera lo sospechamos. Desde el principio debería quedar muy claro que el propósito de un trabajo genuino de regresión es disipar gradualmente la nube de ilusión, y no ser indulgente con las historias de nuestro pasado.

2.5 Gustos y disgustos

Cuando se busca el Ser Superior, siempre es válido ponderar qué sentimos en nosotros mismos como central y esencial – el corazón del ‘yo’ –. En este sentido, es interesante ver las raíces de los gustos y disgustos. De modo generalizado, mucha gente tiende a considerar sus gustos y atracciones como algo central de su personalidad. Algunos tendrán una especial afinidad con un cierto color, por ejemplo, y en consonancia elegirán todas sus ropas. Si caminan por un lugar con ese mismo color en las paredes, inmediatamente sentirán, “Este es mi color, este es un lugar para mí”. Cuando se trata de colores, comida u otra cosa similar, con frecuencia la gente tiende a mirar sus gustos y disgustos, buscando definirse a sí mismos, para comprender qué es su ‘yo’, como opuesto a su ‘no–yo’.

Caso práctico – Hombre de veinticinco años.
¿Cómo te sientes ahora? – Dolor, dolor, dolor... siempre dolor. Nunca termina.
¿Cómo sientes tu cuerpo, grande o pequeño? – Grande. Es un hombre grande. Con hombros anchos [Riéndose:]. Me siento un camarón comparado con él. [En ese momento el dolor va a más y el hombre joven está casi gritando]. ¡Esto nunca terminará, esto nunca terminará!
¿Sientes como si estuvieras dentro de algún sitio o al aire libre? – Dentro. Está oscuro. Es bajo tierra. Es una habitación pequeña y hace frío. Dolor, dolor, dolor... Me están torturando y nunca se acaba.
¿Qué clase de emoción va ligada con todo eso? – Odio. Si solo pudiera moverme de la mesa, les mataría a los tres, nada podría pararme. Pero estoy fuertemente encadenado, y esto sigue y sigue. Uno de ellos recita versos en latín. [Gritando] ¡Me están cortando el pecho!
¿Este odio lo has sentido en tu vida presente? – Sí, inexplicablemente, ¡siempre he odiado el latín! Cuando iba al colegio sentía ese odio apasionado hacia el latín, sin ninguna razón. Y tenía tal desprecio por la profesora de latín, que siempre estaba tratando de serle desagradable... ¡No es el latín, son ellos! Podría matarlos, y el otro hipócrita que está recitando sus versos en latín mientras ellos me torturan. ¡Oh, Señor!, ¡Oh, Señor! Es como si me volviera hacía Dios con todas las fuerzas que me quedan. ¡Oh Señor! ¿Nunca terminará?
[La cualidad de la vibración cambia en la habitación, como si un ángel hubiese aparecido; el cliente difícilmente puede hablar] – Hay como una luz blanca que baja. Es masivo. Estoy fuera. Ya no estoy en mi cuerpo. Puedo ver qué están tratando de hacer con mi cuerpo desde arriba. Ya no importa. Ahora solo hay luz.

Un proceso de regresión invita a reconsiderar muchas de las atracciones y repulsiones, y descubrir si hay correspondencia con las aspiraciones del Ser Superior, o bien si no es nada más que el resultado mecánico de la huella del samskara. A este respecto, la regresión puede ser vista como un camino de des–condicionamiento.

Aunque debe insistirse que esta senda tiene poco o nada que ver con ‘renunciar a los deseos’. Cuando la gente trata de renunciar a sus deseos, en la mayor parte de los casos termina suprimiéndolos. Conceptualmente es un error tratar de condicionarse uno mismo a no tener deseos. Supongamos que el deseo es en sí mismo salir del condicionamiento del samskara; no puede ser satisfactorio tratar de añadir otro condicionante sobre el condicionante previo. El propósito de IST es el des–condicionamiento. La única cosa que IST nos pide es buscar sistemáticamente la fuente de las reacciones, incluyendo las atracciones y repulsiones. Puede ocurrir que algunas atracciones y repulsiones sean, obviamente, resultado de la influencia de los samskaras, en cuyo caso es probable que caigan por sí mismas una vez se libere el samskara. Esto ocurre por sí mismo, y no hay nada doloroso asociado a ello. Es más como librarse de una carga artificial que otra cosa. El resultado final del proceso no es una condición meliflua libre de deseos, sino un estado maduro en el cual se ha desvelado la genuina espontaneidad de uno mismo y se ha encontrado el verdadero propósito, más allá de todo condicionante.

Caso práctico – Mujer de treinta y cuatro años
¿Qué puede percibir ahora? – Van a matarle. Se lo han llevado lejos. Esto está destrozando mi corazón. Yo ni tan siquiera he tenido nunca tiempo de decirle a este hombre cuánto le amo. Y ahora es demasiado tarde. Será ejecutado mañana, y nadie puede hacer nada para evitarlo. Yo nunca más le veré... [Ola de desespero].
¿Hay alguna correspondencia entre este episodio y algún suceso de su vida presente? – Una vez me enamoré locamente de alguien que tenía exactamente los mismos ojos. Fue una situación imposible. Él estaba casado y yo estaba casada. Durante meses no pude apartarle de mi mente. Era el mismo corazón destrozado. Me llevó un año recuperarme.

Es fundamental entender que, cuando hay una conexión de ‘amor a primera vista’ entre dos personas, no debería necesariamente inducirse que ya se conocieron en una vida anterior. Este punto nunca se enfatizará lo suficiente, pues ahorrará enormes errores a algunas almas románticas, así como pretender justificarlos con la práctica de la regresión.

¿Recuerdan el fantástico ordenador de la película Guía del Autoestopista de la Galaxia? Alimentamos el ordenador con la decisión que hemos tomado, e inmediatamente salimos con una lista de brillantes razones que explican por qué solo hay una decisión que tiene sentido. Curiosamente, algunas personas tratan de hacer exactamente lo mismo con la regresión. Ya han tomado la decisión, quieren empezar una nueva relación o romper con su pareja, y mediante la regresión tratan de encontrar en una vida anterior una razón que les conforte en su decisión. Desean creer que el destino está en juego, en vez de tomar sus propias decisiones. Quieren hacer regresiones que muestren que su pareja es un alma gemela con quien ya se han unido en vidas pasadas. Pero, a menos que el conector les siga la corriente, como el ordenador de los autoestopistas galácticos, lo que normalmente terminan encontrando es de una naturaleza bastante diferente.

Las conexiones de vidas pasadas existen, pero no necesariamente se manifiestan en forma de atracciones magnéticas. Realmente, en la mayoría de los casos, cuando tales atracciones tienen lugar no tienen nada que ver con la conexión con una vida anterior. Si tomamos la última regresión, ¿qué encontramos? El cliente ha encontrado un hombre que tenía los ojos similares a aquellos de quien estuvo apasionadamente enamorado en una vida anterior. Esto, junto con otras pequeñas similitudes, ha desatado un gran samskara, el cual reactiva el dolor que sintió cuando perdió al otro hombre, en la vida pasada. Se ha de ser muy cuidadoso con esto. La intensidad de la emoción sólo indica que se dispara un gran samskara, y no es de ninguna manera un signo de conexión con una vida anterior. Normalmente, cuanto más ruidosa sea la emoción en la mente, mayor es la probabilidad de que su fuente sea un samskara.

Puede que sea doloroso darse cuenta que la misma atracción pasional podría ocurrir con cualquier otra persona que, por una u otra razón, disparase el mismo samskara. Aun así, darse cuenta de ello podría ahorrar mucho tiempo y sufrimiento en relaciones basadas en samskaras, que están lejos de ser las más satisfactorias o las más duraderas. El estrato de los samskaras es comparable a un caleidoscopio. Sus polaridades, sus atracciones y repulsiones, se mueven y cambian perpetuamente bajo la influencia de una miríada de micro–factores irracionales.

Dejemos claro que no estamos sugiriendo que la gente únicamente se enamore debido a los samskaras – así como la regresión no implica que todas las ondas afectivas en el ser humano sean debidas a los samskaras. La regresión nos enseña que, cuando se activa un samskara, somos manipulados. Creemos que estamos tomando decisiones desde nuestra propia libre voluntad, pero en realidad no es más que una reacción pregrabada – un condicionante que se dispara y que nos compele a movernos en determinada dirección (a menos que comencemos a darnos cuenta de lo que está pasando). Entonces, más pronto o más tarde, el caleidoscopio girará un poco y la atracción cesará. Seguimos sin entender qué vamos a hacer con la pareja, o con el trabajo, o con cualquier otra situación en que nos hayamos metido bajo el mágico ensalmo de un samskara.

Notas Capítulo 2

¹ El concepto de ilusión mágica de las emociones no solo se encuentra en la filosofía hindú. El místico cristiano Gregorio de Nisa, por ejemplo, empleaba la palabra gotheia, mágico, para describir “las variadas ilusiones” de esta vida, por la cual los hombres son engañados, haciéndoles perder su propia naturaleza y comportarse como animales, como si hubieran bebido un brebaje de Circe la hechicera. También podemos encontrar el mismo concepto en Plotino (Enn. iv, 3,17). Puede consultarse un estudio más detallado en Daniélou, Jean. Platonisme et Théologie Mystique. Ed. Montaigne. París, 1944, p. 126.

² En regresión no es raro descubrir este tipo de patrón, en que una vida ascética es seguida por una vida con actividad sexual promiscua e indulgente en experiencias sexuales.

³ Durante la regresión, no es extraño para los clientes reexperimentar episodios en los que los colores aparecen distintos de lo que normalmente perciben. Puede deberse al hecho de que cada vez que nos encarnamos en un nuevo cuerpo, tenemos una visión ocular ligeramente distinta, lo cual transmite señales de colores distintas a nuestra mente. Otra posibilidad es que la percepción general de los colores de la humanidad entera haya evolucionado con el tiempo. Muchas observaciones me han hecho optar por la segunda posibilidad – aunque la primera puede también jugar algún papel –. En episodios que tengan lugar desde los siglos diecinueve y veinte en adelante los colores y las imágenes aparecen más ‘planos’ y dotados con menos perspectiva y dimensión. Además, episodios que tengan lugar antes del siglo diecinueve a menudo conllevan la sensación de una mayor variedad de colores y matices, y los colores aparecen más ‘vivos’. Es como si algo se hubiese ‘encogido’ en nuestra percepción de los colores alrededor del siglo diecinueve. Si viajamos más allá en el tiempo, antes de la inundación de la Atlántida, descubrimos colores que están más relacionados con la visión periférica presente de noche, y bastante similares a los matices de la luz astral.


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CAPITULO 3

EMOCIONES VERSUS SENTIMIENTOS

3.1 El amor del gato y el amor de Cristo

La palabra ‘amor’ puede emplearse en diversos contextos. Por ejemplo, cuando el gato llega y muestra afecto justo antes de alimentarlo, fácilmente puede decirse que el gato nos ama. Si se es lo suficiente sensible para saber cómo hablar con los gatos, puede incluso oírse al gato susurrar, “te amo. Eres una persona tan agradable. Eres tan inteligente para ser un humano”. Obviamente, el gato nos quiere.

La misma palabra, amor, se usa también para describir lo que emana de Cristo, o de los maestros o guías iluminados, cuando lo dan todo de sí mismos a sus discípulos. Algunos maestros tienen una increíble capacidad para el amor. El amor irradia de ellos como una fuerza imponente; puede sentirse ‘físicamente’. Estar con ellos es como bañarse en un océano de dulzura. Se suaviza todo nuestro dolor, frustración o violencia. Obviamente el guía nos ama.

Evidentemente, el amor de Cristo y el amor del gato son de muy diferente orden. Por ejemplo, si se echa el gato fuera de la casa en vez de alimentarlo en la cena. Instantáneamente el gato ya no nos amará. Bufará. Si se puede hablar con el gato, se oirá algo así como “¡te odio! Antes o después te mataré”. Ahora bien, si echamos a Cristo fuera de la casa, su amor no va a cambiar. Su amor es todo. El amor de Cristo no depende de nuestra respuesta. Es incondicional. Y tiene lugar en un nivel completamente diferente al de las muestras de afecto condicional del gato. Aunque usemos la misma palabra, amor, para ambos, el del gato y el de Cristo.

Del mismo modo, la palabra ‘emoción’ se usa para calificar tendencias psicológicas o fuerzas con esencias completamente diferentes. Esto no solo se aplica al español, sino a todos los idiomas modernos en general. La irascibilidad de un conductor bloqueado en un embotellamiento de tráfico, la lujuria o los celos de un amante, el miedo a la muerte, la ansiedad que precede a un examen, la compasión de un Buda iluminado, la rabieta de un niño pequeño, el sentimiento estético que surge al admirar la belleza de un paisaje, la onda interior exaltada de un santo en comunión con la divinidad – todos están etiquetados con la misma palabra, emoción, sin considerar el hecho de que tienen lugar en muy distintas esferas de nuestro interior. Esto muestra la enorme confusión que se ha generado en el mundo en cuanto a las emociones se refiere.

3.2 Emociones y samskaras

Un gran secreto de la sabiduría es: Para saber algo, hay que encontrar su fuente. Puede aplicarse a una amplia gama de misterios espirituales, incluyendo nuestro presente asunto. Para aprender a discriminar entre varias clases de emociones, es esencial encontrar sus fuentes. Diferentes emociones provienen de distintas partes de uno mismo, lo cual nos da pistas de como tratarlas.

Una de las principales características de los samskaras es que tienden a generar emociones. Una huella o samskara proviene de una experiencia. Cuando tiene lugar una experiencia relacionada, se dispara una emoción. Por ejemplo, si tenemos un grave accidente con el coche en algún lugar en la ciudad. Después, cada vez que circulemos por el mismo lugar, surgirá una emoción en nuestro interior. Las dramáticas circunstancias del accidente se recuerdan una y otra vez, y tiene lugar una reacción. Se re–experimenta miedo, ansiedad o algún nivel de malestar. En una respuesta emocional pueden discernirse tres elementos:

  • el estímulo (conducir por el mismo lugar)
  • el samskara (la huella emocional dejada por el accidente)
  • la reacción emocional (ansiedad, malestar)

Podemos resumir la secuencia:

estímulo → samskara → reacción emocional

El estímulo dispara el samskara, y tiene lugar la reacción emocional. Al final no hay duda alguna de la naturaleza de la emoción, proviene de un condicionante. La emoción es como una rutina estereotipada de la mente; es altamente predecible. Cada vez que circulemos por el mismo lugar, la mente reactiva reproducirá su mensaje pregrabado. No será difícil transportar el análist de este mecanismo a la propia vida y encontrar un rango completo de emociones similares que pueden relacionarse con ciertos eventos traumáticos del pasado.

Esta clase de emociones no fomenta la claridad interior. Es más como una reacción química errónea que tiene lugar cada vez que se dispara el samskara. Hay algo enfermizo alrededor de todo ello. Es como una herida que clama su sanación. Por otra parte, es obvio que no surge espontáneamente del alma; es un condicionante puro. La respuesta emocional no es originaria del verdadero Ser Superior. No es nada más que un mensaje pregrabado que se repite cada vez que se encuentra el estímulo.

El problema es que a menudo no nos damos cuenta de esos mecanismos que trabajan en nuestro interior. El noventa por ciento del tiempo nos los perdemos por completo. Recordemos los ejemplos de los samskaras vistos en los capítulos previos. Fue únicamente tras un proceso de exploración en regresión cuando el cliente pudo ver que sus emociones se originaban en los samskaras. Si se ha perdido la memoria consciente del samskara, es altamente probable que se pierda la conexión. Brotará una emoción en el campo de la conciencia, disparada por un estímulo, y la misma secuencia tendrá lugar:

estímulo → samskara → emoción

Sin embargo, si el samskara ha sido enterrado en las profundidades de la conciencia, ¿qué percibiremos? El estímulo, la emoción y nada más. Por lo que concierne a la percepción, la secuencia se acorta en:

estímulo → emoción

Por ejemplo, alguien dice unas cuantas palabras, y la respuesta viene inmediatamente, en palabras o en pensamientos “me gusta esa persona” o “esta persona es estúpida”, dependiendo del contenido del estímulo. O estamos conduciendo y oímos al conductor de detrás tocando el claxon, y entonces nos oímos respondiendo con un insulto. Pero el elemento del medio – la llave de unión – se ha perdido. No somos conscientes del samskara que nos hace reaccionar al estímulo. Hemos sido engañados. Podemos pensar “Hemos respondido”, pero realmente, no hay nada de nuestro Ser Superior en la respuesta. Solo es otro mensaje pregrabado que ha sonado automáticamente una vez se ha presionado el botón apropiado.

Extendamos este modelo a los millares de samskaras escondidos en la mente: aquellos conocidos y los que ni tan siquiera sospechamos, pero que están todavía activos. Se hace obvio que una gran proporción de emociones, en todos los aspectos de la vida, desde los más pequeños a los más intensos, puede ser relacionada con la secuencia:

estímulo → samskara → emoción

Este patrón es demasiado mecánico – demasiado semejante a una marioneta como para satisfacer la aspiración del Espíritu. Aunque el hecho más amargo es que la mayoría de las emociones son reacciones a un estímulo que ha disparado un samskara de alguna clase.

La mayoría pero no todas. De vez en cuando, surge una luz en el corazón y se experimenta una diferente ‘frecuencia de ser’. Llega una emoción que no es la expresión histérica de una demanda compulsiva y que tampoco proviene de la estimulación mecánica de un samskara.

En una búsqueda genuina de la libertad, parte del trabajo debe ser destinado al des–condicionamiento. Redescubrir la espontaneidad implica que puede separarse el Ser de su fachada, las verdaderas emociones de las condicionadas, y las expresiones del Ser Superior de las reacciones de los samskaras.

3.3 Emociones versus sentimientos

Llegados a este punto, necesitamos introducir dos palabras distintas para definir las emociones: una para las relativas al afecto mostrado por el gato, y la otra para las relacionadas con el amor incondicional de Cristo. Para las condicionales, usaremos el término ‘emociones’. Para las incondicionales, emplearemos el vocablo ‘sentimientos’.

Podrían haberse escogido otras palabras. Sin embargo, la etimología de la palabra ‘emoción’ encaja bastante bien con el uso de lo que aquí se sugiere. Moción significa movimiento. El prefijo ‘e–’ es un apócope de ‘ex–’, indicando un movimiento hacia fuera, como en excretar. Emoción significa ‘movimiento hacia fuera’ y la emoción, precisamente, nos lleva fuera de nosotros mismos. Proviene del estrato de los samskaras y no del Ser Superior. Lo cual nos hace responder de una forma que no involucra nuestro Ser Superior, siendo únicamente una reacción mecánica en el estrato de los samskaras (cuerpo astral). Las e–mociones nos hacen vagar alejados de nuestra naturaleza real.

La palabra ‘sentimiento’ tiene la ventaja de haber sido empleada, tanto por Rudolf Steiner como por los maestros hindúes de Vedanta, con el mismo significado de ‘conocimiento por identidad’ que será desarrollado en el presente libro. Así nuestro vocabulario será consistente con tantas fuentes como sea posible.

3.4 Emoción y reacción

Un criterio esencial para discernir una emoción de un sentimiento es que la emoción es una reacción, mientras que el sentimiento no lo es. Desde esta perspectiva, los términos ‘emoción’ y ‘emoción reactiva’ serán, a partir de ahora, sinónimos.

La palabra ‘reacción’ es extraordinariamente apropiada, pues tiene connotaciones en el campo de la química y de la física, es decir, el funcionamiento mecánico del mundo. Pensemos en una reacción química. Por ejemplo, si introducimos un bloque de sodio metálico en agua, tendremos una explosión. O si mezclamos ácido clorhídrico y amoníaco líquido, se liberará una espectacular nube de humo blanco. Un determinado cóctel de causas físicas siempre crea el mismo efecto.

Incluso aquellas emociones que puedan parecer más complejas debido a la fluidez del campo psicológico, pueden relacionarse con un patrón similar. Un estímulo viene del mundo exterior; este dispara un samskara; y automáticamente le sigue una respuesta emocional. Por ejemplo, en los días de la Guerra Fría, algunas personas se enfadaban cada vez que oían ‘comunismo’. Funcionaba como un hechizo cada vez que la palabra se pronunciada en su presencia. Otras personas se enfadarían cada vez que escucharan ‘anticomunismo’, con la misma contundencia. Aunque no mostraran exteriormente su emoción, podríamos ver que algo estaba reaccionando en su interior. Quizás pensaran de sí mismos que son muy distintos del grupo inicial, pero en términos de samskaras ¿hay alguna diferencia?

Las emociones no solo son mecánicas, sino también ‘psicológicas’ e incluso ‘químicas’. Esto puede ser ilustrado con un experimento sencillo pero impactante – pedir prestado un estetoscopio, y escuchar los intestinos. Situar la parte final y plana sobre la piel, en algún lugar alrededor del ombligo o en la parte derecha de la zona ilíaca. Escuchar el sonido natural que proviene de los movimientos incesantes de los intestinos. Seguidamente, pensar en algo desagradable, como alguien que nos desagrada, o algo que nos asusta o nos hace sentir incómodos. ¡El sonido de los intestinos cambiará de inmediato! A medida que el oído va acostumbrándose a escuchar a través del estetoscopio, nos daremos cuenta que el cambio está lejos de ser menor. El sonido se hace de repente más agudo y basto, increíblemente inarmónico. Obviamente, ese pequeño pensamiento desagradable es suficiente para modificar por completo el funcionamiento de los intestinos, el movimiento de las fibras de sus músculos, y consecuentemente la química de la digestión. Escúchate a ti mismo. ¡Cómo podría tener lugar un proceso de digestión adecuado con tal sonido! Llegaremos fácilmente a la conclusión de que debe haber alguna verdad literal en el dicho ‘envenenado por sus emociones’.

3.5 Las emociones siempre pueden convertirse en su opuesto

El principal inconveniente de las emociones es que su magia es transitoria y cambiante. Si hemos sido atraídos por cierta persona o por determinada ocupación profesional debido al viento de un samskara, es bastante probable que antes o después quedemos desencantados, perdamos interés, y seamos atraídos hacia otro lugar. Otro estímulo disparará otro samskara, y todas las resoluciones anteriores caerán de golpe. Los samskaras operan en la mente como un caleidoscopio. Con solo un pequeño movimiento, aparece una configuración distinta. El mundo era verde, y de repente aparece de rosa. En realidad el mundo no ha cambiado del todo, pero en solo una fracción de segundo lo vemos totalmente diferente cuando miramos a través de las lentes caleidoscópicas de los samskaras.

Una manera adecuada de saber si nuestro amor pertenece a las emociones o a los sentimientos consistiría en preguntarnos qué sucedería si fuésemos rechazados o traicionados. Un amor clasificable como emoción puede fácilmente volverse en su contrario. En un segundo. “Ves a tu amigo como un cerdo cubierto de suciedad, como un carro lleno de diablos”.¹ Si el amor corresponde a los sentimientos, no terminará por una mera respuesta negativa por parte del amado. El criterio es amargo, pero si es aplicado con sinceridad puede ahorrarnos muchas desilusiones y extravíos.

3.6 Las mil máscaras de las emociones

Ira, rabia, frustración, desespero, tristeza, depresión – todas pueden considerarse emociones –. Nadie se quejará de un sistema que permita librarnos de ellas. Más adelante, puede que suceda que nos demos cuenta que estamos más unidos a esas emociones de lo que creíamos al principio, y que realmente las estemos cuidando como si fueran un tesoro.

Aunque, cualesquiera que sean los meandros por los que se tenga que atravesar, al intelecto no le impresiona la idea de apartarse de la ira o de la depresión.

No obstante, si se comienza observando las reacciones de una manera sistemática, será obvio que el patrón ‘estímulo → samskara → emoción’ no solo se aplica a la rabia y la depresión, sino también a muchas de las denominadas ‘emociones positivas’. En muchos casos, cuando mostramos amor, caridad, compasión u otras formas de comportamiento moral, es siguiendo la misma secuencia.

Para simplificarlo, hay que darse cuenta que la mayor parte de las veces nuestro amor es similar al amor del gato. Damos mientras somos alimentados. De acuerdo, no estamos pidiendo las mismas cosas que el gato. Podemos oír o sentir que somos hermosos, o algo equivalente que nos conforta y nos hace sentir seguros. Pero el patrón básico es el mismo – si nos golpean, la emoción es inmediatamente modificada, o incluso puede volverse en su antagónica.

La comprensión de todo esto es verdaderamente desafiante. Clama inequívocamente por una reorientación de los valores. Si las acciones ‘buenas’ pueden surgir desde el nivel de una marioneta de los samskaras, entonces ¿qué es verdaderamente bueno o malo? Emerge un sentido de la obsolescencia de los clichés morales de lo bueno y lo malo Se convierten en inadecuados para aprehender la realidad de las emociones y sentimientos.

Notas Capítulo 3

¹ I–Ching, hexagrama 38, ‘Oposición’, línea mutable sexta


Regresión: Terapia de Vidas Pasadas

para Ser Libre Aquí y Ahora

CAPITULO 4

CAUSALIDAD DE LAS EMOCIONES Y SENTIMIENTOS

4.1 Emociones y procesos de pensamiento

Las distinciones que hemos hecho entre las emociones y los sentimientos también pueden ser aplicadas a diferentes formas de pensamiento. Muchos pensamientos son afines a emociones en el sentido de que aquellos no son más que reacciones. Entendido este punto, nos llevará a una más amplia definición de las emociones.

Intentemos el siguiente experimento. Sentémonos tranquilos y comencemos mirando los pensamientos. No tratemos de pararlos. No interfiramos con ellos de ninguna manera. Limitémonos a permanecer atentos a ellos, tal y como llegan a la mente. Esto, por sí mismo, es una importante técnica de meditación. Al principio no podrá discernirse mucho, pues la mente es muy rápida; los pensamientos siguen uno tras otro ininterrumpidamente, y se termina ‘pensando’ en vez de meditar. Sin embargo, si se continúa practicando, la mente tiende a ralentizarse, y se puede ver cada pensamiento tan pronto como aparece en el campo de conciencia. En este punto puede hacerse una observación esencial. Si se puede mirar el pensamiento sin ninguna forma de reacción, éste se desvanecerá. Si pudiera mantenerse esta actitud, mirando sin reaccionar, la paz de mente se estabilizaría permanentemente, pues los pensamientos son como pájaros volando al fondo de un paisaje.¹ Ya no molestarían mucho y no dejarían ninguna traza en la mente.

Pero eso no es todo. Cada vez que aparece un pensamiento o una percepción, la tendencia de la mente es atraparlo y encadenarlo a otro pensamiento mediante alguna clase de asociación. Por ejemplo, se oye un ruido que proviene del refrigerador, y la mente dice, “La nevera está vacía”. Y sigue otro, “Br?nnhilde vendrá a comer” y “Tengo que ir a comprar”, “Pero antes he de ir al banco”, y así sucesivamente. O bien surge un pensamiento sobre nuestro amigo Víctor, y la mente continúa “No es tan agradable como Zacarías” y entonces “Zacarías me debe dinero”, y “¿Cómo podría recordárselo educadamente?”, y así continúa la danza interminable.

Debería quedar claro que este modus operandi es fundamentalmente similar al patrón que hemos descrito para las emociones.

estímulo → samskara → reacción

En el caso del pensamiento, el estímulo es el primer pensamiento, tal como Víctor, o una percepción sensorial, como el sonido del refrigerador. La reacción es el siguiente pensamiento que la mente atrapa y con el cual conecta. Entonces el segundo pensamiento se vuelve a su vez un estímulo para la siguiente reacción, y así sucesivamente:

pensamiento o percepción → microsamskara → otro pensamiento

Sin embargo, si no existiera un microsamskara que hiciera la asociación entre cada par de pensamientos, la mente sencillamente se pararía y quedaría en silencio. Estos samskaras quizás no estén dotados de tanta carga emocional como los que hemos considerado anteriormente, aunque todavía conservan todas las características fundamentales de los samskaras. Son huellas en la sustancia mental que crean una determinada reacción cuando son desencadenados por el estímulo adecuado.

Este enfoque aporta una nueva luz sobre el incesante flujo de pensamientos que experimentamos cuando cerramos los ojos y observamos nuestra mente. Estos pensamientos no son más que el resultado de la dinámica de los samskaras. Si no tuviéramos ningún samskara, o si pudiéramos desconectar el estrato donde se ubican los samskaras, cuando cerráramos los ojos podríamos dejar de pensar e ir directamente a los niveles superiores de conciencia.

En sánscrito se denominan vṛttis a todos los pensamientos y pequeños movimientos mentales que tienen lugar incesantemente en la mente. La raíz de dicha palabra, vrt, significa ‘volver’. En el texto fundamental del sistema de yoga de Patañjali, Yoga–Sūtras, la primera instrucción es yogaś citta–vṛtti–nirodaḥ(1.2), que quiere decir: “Yoga es la erradicación de los vṛttis de la mente”. El mensaje es claro – en la medida en que los samskaras contaminan la conciencia con emociones y movimientos mentales reactivos incesantes, el estado de yoga, o unidad trascendental, es inalcanzable. En sánscrito se denomina manas al estrato en que tienen lugar dichas reacciones y en el que se hayan embebidos los samskaras (corresponde al cuerpo astral del sistema de cuerpos sutiles utilizado en el trabajo de Clairvision). Manas suele traducirse como ‘mente’ y, como hemos visto, es en este sentido en el que utilizaremos la palabra mente en el presente libro.

No importa si lo que se percibe proveniente de este estrato manas/mente son pensamientos, emociones o una mezcla de ambos. Tanto los pensamientos como las emociones son, fundamentalmente, reacciones provocadas por samskaras. Su naturaleza es afín a las respuestas condicionadas.

Desde este punto de vista, el problema no consiste tanto en discernir entre pensamientos y emociones, sino entre qué es una reacción y qué no lo es, qué proviene de los samskaras y qué no proviene de ellos. En otras palabras, deseamos poder discriminar entre los mecanismos tipo marioneta de los samskaras y la espontaneidad del Ser Superior. A tal fin, así como hemos establecido la distinción entre emociones y sentimientos, asimismo debe efectuarse una clara distinción entre los pensamientos que son originados por samskaras y aquellos que no lo son.

El propósito de este trabajo no consiste en borrar toda forma de pensamiento y convertirnos en vegetales libres de pensamientos. Sin embargo, así como las emociones de la mente reactiva pueden reemplazarse gradualmente por sentimientos espontáneos, asimismo el pensamiento de la mente reactiva puede reemplazarse por el pensamiento vivo de la mente transformada o ‘supermente’ (cuerpo astral transformado). Para tener una visión más clara de estas transformaciones, precisamos entender cual es la naturaleza de los sentimientos.

4.2 Sentimientos

Si no hubiera princesa, ¿quién osaría luchar contra el dragón? Si el propósito únicamente fuera el de alcanzar una cierta tranquilidad emocional, ¿para qué nos embarcaríamos en el largo y difícil proceso de neutralizar la mente/manas? Sería mucho más sencillo aprender a reemplazar emociones negativas por ‘positivas’, como en esos métodos que enseñan a la gente a enviar afirmaciones positivas a las partes subconscientes de la mente. Tales prácticas pueden brindar mejoras definitivas. No obstante, tienen un punto débil desde el punto de vista conceptual – acumulan un condicionante sobre otro condicionante. Las profundidades de la mente están repitiendo “soy feo y enfermizo, soy feo y enfermizo”, y las tapamos con “soy guapo, soy guapo”, esperando que la mente comience a repetir la última incluso más que lo hacía con la primera. Estos métodos pueden ayudarnos a tener más éxito en nuestras rutinas cotidianas, pero no brindan la resolución del problema real subyacente – el eclipsamiento del Ser Superior ocasionado por los samskaras. Las afirmaciones positivas pueden calmar al dragón, pero se olvidan de la princesa. Si el propósito es la libertad metafísica, hemos de salir definitivamente del estrato de los samskaras, y no reemplazar un condicionamiento oscuro por otro de color de rosa.

Es sencillo hablar de emociones, precisamente porque pertenecen a la mente/manas, y porque nuestro lenguaje tiene lugar principalmente en dicho estrato. Hablar de sentimientos no es tan fácil, pues por su naturaleza trascienden dicho estrato. Los sentimientos pertenecen a la ‘no–mente’ (cuerpo astral transformado). Las palabras solo pueden darnos una idea acerca de los sentimientos. Pero una idea mental acerca de lo que está más allá del ámbito de la mente nunca llegará a ser una comprensión real. Se precisa la experiencia directa.

La causalidad de los sentimientos es completamente diferente de la de las emociones. Las emociones a menudo parecen estúpidas, aunque sigan una cierta lógica y sean altamente predecibles. En contraste, los sentimientos están más allá del ámbito de la lógica racional. En nuestro proceso de desarrollo, durante largo tiempo nunca sabremos con anticipación cuándo va tener lugar un sentimiento real. Los sentimientos son como regalos, y la mente/manas no tiene control sobre ellos. Puede bloquearlos hasta cierto punto, pero no puede inventarlos.

Como se ha mencionado con anterioridad, las emociones pueden percibirse como ondas. Los sentimientos también pueden describirse como ondas internas, aunque de una naturaleza completamente distinta. En vez de apartarnos de nuestro centro, los sentimientos revelan más nuestro Ser Superior. Arrojan luz sobre el verdadero núcleo de nuestra personalidad. En lugar de la trepidación superficial de las emociones, un sentimiento es un despertar quieto y profundo. En vez de una e–moción (movimiento hacia fuera), el sentimiento es un ‘estado de no movimiento interno’, una onda silenciosa que origina el contacto con nuestras partes más profundas. La dirección de los sentimientos es definitivamente centrípeta, mientras que la de las emociones es centrífuga. Las emociones nos rompen, dispersan nuestra vida en todas direcciones; los sentimientos nos centran.

Otra característica de los sentimientos es su densidad, o plenitud. Al nivel de la experiencia, las emociones parecen vacías si se comparan con la plenitud y perfección de los sentimientos. Quienes piensen que su vida sería aburrida sin sacudidas emocionales no tienen ni idea de lo que hay en la otra parte de la mente/manas. Las emociones generan una agitación trémula que permanece confinada dentro de un delgado estrato. Un sentimiento, por contra, es un despertar multidimensional mediante el cual se experimenta una plenitud del ser. Somos más mediante el sentimiento, mientras que las emociones nos sustraen parte de nuestro ser.

4.3 Las emociones nos hacen obviar el Ser Superior

La diferencia fundamental entre emociones y sentimientos es que las emociones nos hacen obviar, o sea evitar, el Ser Superior, o Ego Superior, mientras que los sentimientos se asocian con él. Para clarificarlo emplearemos un modelo sencillo de cuerpos sutiles. El ser humano puede considerarse compuesto por:

modelo

1. Cuerpo físico.

2. Cuerpo etérico, o estrato de fuerza vital, o envoltura de prana.

3. Cuerpo astral, que se corresponde con la mente/manas de la tradición hindú, y que es el asiento de las emociones así como de los pensamientos originados en los samskaras. Estrictamente hablando, el cuerpo astral es la estructura, y la mente/manas la función. Ambas no pueden separarse una de la otra, así que el término “cuerpo astral” y “mente/manas” puede considerarse virtualmente sinónimo.²

4. Un estrato de conciencia Superior que denominamos Ego, o Ego Superior, o Ser Superior, o Espíritu.

En este contexto, el significado de la palabra Ego es bastante diferente del empleado por los maestros hindúes o budistas. Para ellos el vocablo ‘ego’ se refiere al ‘pequeño ego’, o ‘ego que sujeta’ – el condicionante producto de los samskaras. Este ‘pequeño ego’ es virtualmente sinónimo de ‘mente/manas’, el estrato de emociones reactivas y condicionamientos, que se corresponde con el cuerpo astral de nuestra clasificación. Para mayor simplicidad, en el contexto del presente libro los términos Ego, Ego Superior, Ser Superior y Espíritu se considerarán sinónimos.

En los términos de dicho modelo de cuatro cuerpos o vehículos, el trabajo de auto–transformación puede describirse como la purificación del cuerpo astral, o mente/manas, tras lo cual podrá experimentarse el Ser Superior en su pureza y totalidad. Volvamos a los Yoga–Sūtras de Patañjali. Como vimos, este manual sobre iluminación comienza con yogas yogaś citta–vṛtti–nirodaḥ, “Yoga es la supresión de las fluctuaciones de chitta” (1.2). Ciertamente no nos desviamos al traducir, “Yoga es la supresión de las fluctuaciones de la mente/manas”, pues chitta no es otra cosa que la ‘sustancia’ de la mente/manas. Una elaboración más adecuada sería por tanto “Yoga es la erradicación de los vṛttis de la sustancia de la mente”. El siguiente verso de los Yoga–Sutras es:

tadā draṣṭuḥ svarūpe 'vasthānam (1.3)

“Entonces el buscador es establecido en su propia naturaleza verdadera.”

De nuevo, el mensaje es diáfano. Hagamos transparente la mente/manas e inmediatamente se revelará el Ser Superior tras la misma. La mente/manas y sus samskaras son un velo que enmascara el Ser Superior.

Si analizamos el funcionamiento de los samskaras en función de este sencillo modelo de cuerpos sutiles, ¿qué encontraremos? Veamos de nuevo el ejemplo del ruido del refrigerador que nos recuerda que Br?nnhilde viene a almorzar. El sonido se recibe primero a través del oído físico. Del cuerpo físico la percepción se transmite al estrato de energía, el cuerpo etérico, y alcanza los estratos de conciencia mental y emociones (cuerpo astral). No obstante, en esta etapa tiene lugar un cortocircuito. En lugar de sentirse desde el Ser Superior, el sonido se recibe en la mente/manas, lo cual crea una asociación, y se genera un pensamiento – todavía en el cuerpo astral. Entonces se activa otro microsamskara y surge otro pensamiento, siempre en el cuerpo astral.

¿Cómo se manifiesta de forma experiencial? Pensamos sin ser conscientes de que estamos pensando. El Ser Superior, estrato de autoconciencia, se deja fuera del proceso del pensamiento. Practicando vigilancia interna podremos observarlo fácilmente. En ocasiones, cuando estamos conscientes y surge un pensamiento en nuestra mente, podemos observarlo y dejarlo ir sin interrumpir el flujo de nuestra conciencia. Otras veces resultamos arrastrados por un tren de pensamientos. Surge un pensamiento, y otro tras el primero, sin ni siquiera darnos cuenta de lo que está pasando. No somos nosotros quienes pensamos, son los pensamientos quienes piensan por sí mismos en nuestra mente. Perdemos nuestra conciencia, sobrepasada por la mente/manas. Solo tras unos minutos (¡u horas!) recordaremos nuestro propósito y restauraremos la conciencia interna.

El mismo proceso de cortocircuitar el Ser Superior tiene lugar, incluso más obviamente, con las emociones. Por ejemplo, un conductor nos sorprende con el claxon cuando menos lo esperamos. El sonido se recibe en el oído (cuerpo físico), se transmite a través del estrato de energía (cuerpo etérico) y alcanza la mente/manas. Una fracción de segundo después, nos encontramos respondiendo con un insulto. El hecho es que estábamos totalmente inconscientes del samskara que ha sido activado y ha reaccionado. Esto indica claramente que el estrato o nivel de autoconciencia ha sido obviado. El estímulo llegó hasta el cuerpo astral, a lo que mecánicamente siguió una respuesta reactiva (las palabras de insulto). El más elevado de los cuatro vehículos, el de la autoconciencia, ha sido obviado.

La relación entre los pensamientos y emociones de la mente/manas y la autoconciencia podría describirse como ‘comer/ser comido’. O reaccionamos o estamos conscientes, ambos son estados opuestos uno del otro. Cuando reaccionamos perdemos la conciencia, como si fuéramos comidos. No es ninguna exageración describir la mente/manas como la devoradora del Ser Superior. Mediante el trabajo de auto–transformación, dicha relación se invierte poco a poco. El estrato de autoconciencia madura en un Ser Superior insondable que puede neutralizar cualquier onda de la mente/manas incluso antes de que surja. Como dice uno de los textos fundamentales del Vedanta, el Ser Superior se convierte en el que ‘come’, el ‘devorador’ de todo (Brahma–Sutra 1.2.9).

4.4 Sentimientos, Ser Superior y unidad

En contraste con las emociones, los sentimientos están dotados con un sentido del Ser Superior. En lo que concierne a los sentimientos, existen muchos grados. Algunos sentimientos apenas tienen un matiz de autoconciencia, poco más que un trasfondo. Otros nos conectan con el nivel más profundo y hacen que nuestro Ser Superior brille como un sol. Sin embargo, el hilo conductor común a todos los sentimientos es que, a diferencia de las emociones, no ocultan el Ser Superior sino que lo revelan. Los sentimientos establecen una conexión experiencial con la ‘pequeña llama’, la presencia eterna del Ser Superior en el corazón – mientras que las emociones tienen lugar en la personalidad superficial, la fachada.

Esto sugiere que las emociones nos mantienen separados de la persona o circunstancias que las activan, pues en una emoción nuestro Ser Superior sencillamente está ausente. Es mantenido aparte de la acción. ¿Cómo podría haber unidad entre el Ser Superior y la situación, si el Ser Superior no está ahí?

Por otro lado, un sentimiento crea unidad entre nosotros y el objeto o persona con que se relaciona. Digamos, por ejemplo, que estamos observando miríadas de estrellas en una noche estrellada, y la belleza del momento genera una onda interna; de repente somos parte del universo. Hay un sentido de unidad, fuerte y tangible, con el cielo estrellado. Eso es un sentimiento. Un momento antes estábamos mirando las constelaciones, que no eran otra cosa que puntitos blancos sobre un fondo oscuro. Quizás estábamos aprendiendo a reconocer sus posiciones, o bien estábamos atrapados por otros pensamientos, apenas conscientes de las estrellas. Mirábamos desde la mente/manas. Por una parte, estábamos nosotros en el suelo, y por otra los puntitos blancos. Pero, de repente, se despierta una parte más profunda de nosotros con un sentimiento íntimo de unidad con el cosmos. Nuestra total percepción se transforma, como si estuviéramos en un espacio diferente. El universo, de repente, tiene sentido para el alma. Está surgiendo un sentimiento.

Tomemos otro ejemplo, algo que sucederá a los terapeutas cada vez con mayor frecuencia en las próximas décadas, y que puede originar una revolución en el arte del diagnóstico. Una persona llegará a vernos con un dolor en alguna parte del cuerpo. Sentiremos una intensa compasión por la persona. Estaremos presentes en nuestro corazón, olvidando por un momento todos nuestros problemas personales, y abriéndonos tanto como nos sea posible. Entonces, sin tener que preguntar nada, repentinamente nos percataremos de que estamos sintiendo dónde está ubicado el dolor. No es que ya sepamos dónde está el dolor, ¡es que lo sentimos! Sentimos su cuerpo como si fuera el nuestro. Hay una onda de unidad entre ambos y como resultado práctico tenemos un destello, no ya de clarividencia o clariaudiencia, sino de ‘clarisentimiento’. Sentimos lo que siente la otra persona tal como si estuviéramos en su cuerpo. Para que tengan lugar estas experiencias necesitaremos ser capaces de olvidar por completo nuestras propias dificultades y emociones, aunque sea por un momento, y estar allí únicamente para la otra persona, abriéndonos a ella desde nuestro corazón sin restricción alguna.

Un aspecto crucial acerca del ‘clarisentimiento’ es que sentimos el dolor y las emociones de la otra persona, aunque para nosotros no hay un sufrimiento asociado con los mismos. La persona experimenta el dolor desde su nivel de las emociones (la mente/manas), pero lo recibimos desde nuestro estrato de los sentimientos. No sufrimos con la otra persona, sino que estamos con ella mientras sufre, lo cual es sustancialmente distinto. Es una cercanía, una apertura de corazón a corazón por la cual sostenemos la intensidad de la otra persona próxima a nuestro Espíritu. Pero no hay nada incómodo ni doloroso para nosotros en dicho estado.

Uno de los principales propósitos de las técnicas de regresión IST consiste en ayudarnos a desarrollar la habilidad de sentir lo que otros experimentan en su cuerpo y mente, desde dicho estado de elevada compasión. Mientras ejerzamos el rol de conector, será cada vez más frecuente que sintamos una sensación o recibamos una imagen justo antes de que nuestro cliente lo mencione. Estos momentos de ‘percepción compartida’ a menudo conllevan un sentido tangible de que nuestro Ser Superior está presente y participando en el proceso.

Sentir es esencialmente una modalidad de conocimiento mediante la unidad. Se relaciona con la sintonización de un objeto o persona, permitiendo que sus cualidades se hagan vívidas dentro de nuestro propio Ser Superior. Más que una mera resonancia con el objeto, es una experiencia de unidad metafísica. Por supuesto, existen grados dentro de dichas experiencias, aunque a medida que crezca la capacidad de sentir dicha percepción de unidad se hará progresivamente más clara.

La unidad asociada con los sentimientos nos proporciona la capacidad de comprender las cosas y los seres desde dentro. Dejamos de mirarlos desde fuera y de asombrarnos por las diferencias entre nosotros y ellos. Si mediante el sentimiento podemos ‘convertirnos en uno’ con lo que ellos son, aunque solo sea por un breve instante, ya no podremos considerarnos como extraños para con ellos. Esta percepción, sin la cual el amor solo puede ser una fachada, implica una profunda aceptación metafísica de las situaciones y de la gente. Podemos discrepar con lo que una persona dice o hace. Podemos trabajar en una dirección diferente y con objetivos antagónicos. Aún así, sentir hace que experimentemos un estado de unión con dicha persona. Haremos lo que debamos hacer, incluso si ello no sirve los intereses de dicha persona; pero participamos en el plan cósmico, puesto que nuestra acción está basada en el reconocimiento de la esencia natural de la persona – no en su negación.

A medida que avancemos en el trabajo comenzaremos a experimentar un rango de sentimientos y sensaciones inesperadamente vasto, dado que nos abriremos a distintas modalidades mucho más allá de los límites usuales de la mente. En el nivel de la mente/manas y sus emociones, solo podremos entender lo que es hasta cierto punto similar a nuestros propios modelos. Si alguien o algo es demasiado extraño a nuestra propia experiencia, se convierte en un completo misterio. La mente ni siquiera puede lograr un sentido aproximado de cómo se sentiría siendo como ese algo o alguien. El sentimiento, por otro lado, no está ligado por dichas rígidas limitaciones y abre nuestro universo interno a toda suerte de nuevas realizaciones.

4.5 El vasto rango de los sentimientos

Este último punto es importante porque corrige una falsa idea que muchas personas tienen implícitamente sobre sí mismas. Tienden a pensar que por una parte hay emociones y, por otra, compasión y amor incondicional – como si estos fueran los únicos sentimientos posibles. Por supuesto, la idea de amor incondicional es muy bonita, pero tratemos de imaginar una vida en la que toda emoción picante fuera reemplazada por amor incondicional y nada más. La meseta sería apabullantemente aburrida – un paraíso insípido en el que todos estarían encerrados en el mismo sentimiento.

En realidad es exactamente al revés. Conforme desarrollemos la capacidad de sentir, seremos capaces de sintonizar con toda suerte de personas y sabremos en nuestro interior lo que experimentan. Entonces, el descubrimiento impactante consistirá precisamente en que todo el mundo parece más o menos encerrado en un cierto rango de emociones que apenas varía de una persona a otra. Da la impresión de una docena escasa de notas musicales que repiten interminablemente millones y millones de personas que son prisioneras de sus emociones, como en una jaula, e incapaces de abrirse a nada más.

En contraste, los sentimientos aparecen como un rango vasto y fluido de estados y experiencias. Siendo una modalidad de conocimiento a través de la identidad, los sentimientos nos permiten resonar con diversas frecuencias nuevas, más allá de las usuales limitaciones de la mente. Esto no solo se aplica a la sintonización con otras personas, sino también a todo lo que nos rodea – animales, plantas y objetos inanimados. Esta habilidad para sentir derivará en una lluvia de dones, tales como una creciente sensibilidad y creatividad artística, mayor tolerancia y comprensión de los demás. Paradójicamente los seres humanos adquieren mucha más originalidad cuando se abren a la esfera de los sentimientos, pues comienzan a experimentar modalidades de ser más variadas y refinadas.

4.6 El estrato de los sentimientos y la alquimia del cuerpo astral

Hemos descrito cómo las emociones pertenecen a la mente/manas, que se corresponde con el estrato del cuerpo astral. Examinemos el estrato en que tienen lugar los sentimientos.

A pesar de tener una conexión directa con el Ser Superior o Ego, los sentimientos pertenecen a un estrato distinto. Si empleamos la analogía de una lámpara eléctrica, la propia lámpara sería el Ser Superior, mientras que los sentimientos serían afines a la luz que irradia de la misma. Los sentimientos pertenecen a una esfera en la que el Ser Superior encuentra expresión, tiene cognición del mundo y responde al mismo.³

En el sistema de Rudolf Steiner el Espíritu–Ser Superior se corresponde con el estrato de sentimientos. Desafortunadamente, al seguir la terminología teosófica Steiner en ocasiones empleó el término manas como sinónimo de Espíritu–Ser Superior. Esto conduce a confusiones, puesto que en sánscrito manas significa precisamente lo contrario – el estrato del pensamiento reactivo y de las emociones.

Resumiendo, así como el cuerpo astral es el estrato de las emociones y del pensamiento (reactivo), el Espíritu–Ser Superior o vijñana–maya–kosa está compuesto por sentimientos. El comienzo de la iluminación consiste en reemplazar el cuerpo astral por este nuevo estrato, que actualmente no está muy desarrollado en la mayoría de seres humanos.

Desde el punto de vista de la alquimia interior, esto significa la construcción de un vehículo nuevo, el ‘cuerpo astral transformado’, asiento de los sentimientos. El térmico ‘cuerpo astral transformado’ puede llevar a confusión, puesto que da la idea de que el nuevo estrato se hará a partir del viejo cuerpo astral tras algún proceso de transformación, lo cual es incorrecto. El nuevo estrato está compuesto por la propia sustancia del Ser Superior (Ego), secretada desde el Ser Superior del mismo modo que una araña secreta la telaraña, retomando un ejemplo frecuentemente desarrollado en la tradición hindú. Así pues, en lugar de cuerpo astral transformado, sería más apropiado emplear el término ‘cuerpo astral transustanciado’.

Puede trazarse un paralelismo con la búsqueda del oro de los alquimistas. En el simbolismo astrológico y alquímico, el oro es el Sol, que no es otra cosa que el Espíritu, o Ser Superior, o Ego. Continuando con dicha analogía, los metales base pueden relacionarse con las pasiones, emociones y reacciones del cuerpo astral. La conversión de los metales base en oro se correspondería con la transformación mediante la cual el cuerpo astral es reemplazado por el Espíritu–Ser Superior, o ‘cuerpo astral transustanciado’.

Dado que está hecho del oro del Espíritu, el ‘cuerpo astral transustanciado’ (estrato de los sentimientos) será intocable por las fluctuaciones emocionales y podrá mantener su integridad a través del proceso de la muerte. Por consiguiente, es adecuado considerarlo un vehículo de inmortalidad, o cuerpo de inmortalidad. No es todavía la inmortalidad física, para la cual aún habría que transformar varios estratos más. Aún así, el ‘cuerpo astral transustanciado’ es un vehículo mediante el que la transición de la muerte puede llevarse a cabo con plena conciencia, y la conciencia y experiencias de esta vida pueden mantenerse y transferirse a la siguiente vida sin sufrir la desintegración astral que generalmente tiene lugar con la muerte.

La perspectiva de las técnicas de Clairvision es resueltamente alquímica. Un propósito central de IST es ayudar a discernir entre emociones y sentimientos, de modo que comencemos a trabajar en la transmutación del cuerpo astral en el oro alquímico, el ‘cuerpo astral transustanciado’.

Previamente a tratar dicho punto, yendo un paso adelante hacia los mecanismos de la mente, resumiremos el capítulo de emociones y sentimientos en la forma de una tabla.

EmocionesSentimientos
• Rabia, celos, amor apasionado• Amor más elevado, compasión, calidez del alma, entusiasmo, sentimientos estéticos
• Son reactivas• Son incondicionales
• Pueden rápidamente transformarse en su opuesta• Son estables independientemente de la respuesta
• Provienen de la activación de un samskara• Surgen independientemente de los samskaras
• Generan más samskaras• No crean más samskaras
• Están basadas en la sujeción de la mente• Están basadas en dejarse llevar, fluir
• Oscurecen al Ser Superior y refuerzan la atadura con el cuerpo astral• Resuenan con el Ser Superior y refuerzan la conexión con el mismo
• Favorecen y son favorecidas por la falta de conciencia• Benefician y se benefician de la conciencia
• Descentran. Tienen una dirección centrífuga (aparte del Ser Superior)• Centran. Tienen una dirección centrípeta (hacia el Ser Superior)
• Nos separan del entorno• Establecen unidad con el objeto
• Ocasionan una percepción distorsionada de la realidad debido a la interferencia de los samskaras• Objetividad redescubierta en la subjetividad más profunda
• Nos hacen vivir en ‘nuestro’ mundo• Nos permiten vivir en ‘el’ mundo)

También emplearemos una tabla para resumir los paralelismos con otros sistemas.

EmocionesSentimientos
ClairvisionCuerpo astral
Etapa personal
Cuerpo astral transformado
Etapa transpersonal
Sánscritomano–maya–kosa,
envoltura de manas
vijñana–maya–kosa,
envoltura de buddhi
GriegoDianoia, la
mente discursiva
Nous, equivalente griego de buddhi
Latín escolásticoratiointellectus
CábalaNefesh y ruahNeshamah
Rudolf SteinerCuerpo astralEspíritu–Ser Superior

Notas Capítulo 4

¹ Analogía tomada de Sri Aurobindo

² El cuerpo astral no solo comprende la mente consciente, sino también las partes subconsciente e inconsciente de la mente. Bajo circunstancias normales, una vasta mayoría de seres humanos no se dan cuenta ni son conscientes de la mayoría del material almacenado en su cuerpo astral.

³ En el sistema del Vedanta, este estrato de los sentimientos se corresponde al vijñana–maya–kosa. Kosa significa ‘envoltura’, maya quiere decir ‘hecha de’ y vijñana es una de esas palabras sánscritas que no deberían traducirse demasiado a la ligera, ya que en realidad no tiene ningún equivalente en los lenguajes europeos modernos. Así pues, la traducción usual de vijñana como ‘discernimiento’ o ‘conocimiento que discierne’ es bastante inapropiada y confusa. Lo que usualmente se quiere significar por discernimiento se corresponde con una cualidad de la mente/manas, y no a vijñana. Un equivalente occidental más apropiado para vijñana sería el vocablo griego gnosis. Gnosis se refiere a una forma de conocimiento basado en la experiencia directa de las realidades espirituales, trascendiendo las limitaciones del dogma y la pantalla de la mente racional. La gnosis ha sido con frecuencia descrita como un ‘conocimiento del corazón’, y se corresponde con el conocimiento mediante la identidad que acabamos de describir. En la terminología empleada en el presente libro, gnosis y sentimientos son una y la misma cosa.


Regresión: Terapia de Vidas Pasadas

para Ser Libre Aquí y Ahora

CAPITULO 5

SAMSKARAS Y MEDITACIÓN

5.1 La conexión del mono

Érase una vez un hombre que vivía en India que se convirtió en un entusiasta de la búsqueda del Ser Superior, y que decidió encontrar un maestro y alcanzar la iluminación. Recabó información de todos los gurús del estado, hasta que le hablaron de uno que era renombrado, considerado el más sabio y más iluminado de su tiempo. Allí que se fue hacia el ashram del hombre santo. Tan pronto como llegó, el gurú le formuló la pregunta tradicional,


“¿Qué has venido a buscar aquí?”
El hombre fue muy directo. “Guruji, he oído que eres un gran sabio. ¿Me darás la iluminación?”
El gurú sonrió. “Ciertamente, hijo, te daré la iluminación.”
El nuevo discípulo fue arrebatado por la alegría. “¡Eso es maravilloso Guruji! Gracias, muchas gracias.
¿Y qué he de hacer para convertirme en iluminado?”
“Basta con que tomes asiento bajo ese árbol y medites.”
“¿Y qué tengo que hacer para meditar?”
“Nada, hijo. Solo siéntate bajo el árbol con los ojos cerrados. Pero hagas lo que hagas no pienses en monos. Eso es todo. Y alcanzaras la iluminación.”

Nuestro hombre estaba tan deleitado con la noticia de su inminente iluminación que se olvidó de su equipaje y fue inmediatamente a sentarse bajo el árbol. Y comenzó su proceso de meditación.

Sin embargo, a los diez segundos de sentarse en una bella posición de loto y cerrar los ojos, se le apareció el primer mono en la meditación. Inmediatamente lo apartó de su mente, pero diez segundos después irrumpió dentro otro mono; y otro; y otro... Para su mayor embarazo, tras media hora el hombre había visto todos los monos de India. Y entonces su mente comenzó a enviarle, incesantemente, imágenes de monos africanos. Tras otra media hora y unos cuantos miles de monos más, el nuevo discípulo decidió que su caso era desesperado y se volvió hacia el maestro.

“¡Guruji, tienes que contarme más cosas acerca de la naturaleza de la mente!”

Tras lo cual el gurú comenzó a instruirle en el conocimiento de los samskaras.

5.2 Cogito ergo non sum, pienso luego no existo

Hacer que la mente esté en completo silencio no es en absoluto imposible, pero requiere elevarse a un estado diferente de conciencia. En la medida en que permanecemos en el estrato usual de la mente/manas, tratar de bloquear el flujo de pensamientos es una empresa notablemente inútil. Cuanto más intentemos combatirlos, más se revelará la mente enviándonos pensamientos a la conciencia. Si nunca se ha experimentado personalmente, trátese de estar sentado algunos minutos con el firme propósito de no pensar, como el discípulo principiante de nuestra historia. Pronto nos convenceremos que tratar de parar la mente mientras estamos operando desde la mente es una vana pérdida de tiempo.

Como vimos previamente, estas fluctuaciones mentales continuas se denominan vrttis en sánscrito. La raíz vrt significa girar, y el sufijo “–ti” se emplea para generar nombres transitivos. Por consiguiente, vrtti es la acción de girar, el hecho de girar. El vocablo es bastante apropiado, puesto que cada una de estas pequeñas fluctuaciones, o vrttis, tiende a girar la mente hacia una dirección ligeramente distinta. Viene un vrtti, y otro, y otro... y si no estamos vigilantes, unos minutos después estaremos en un estado de mente completamente diferente.

En la medida en que la conciencia tiene lugar en la mente/manas, la razón por la que es imposible parar los vrttis es bastante simple – la mente/manas está hecha de vrttis. Este estrato de emociones y pensamientos obra como un velo que esconde el Ser Superior, como se apuntaba en los primeros versos de los Yoga–Sutras de Patañjali: “Haz que caiga el velo de los vrttis, e inmediatamente se revelará tu naturaleza real.” Mientras la mente/manas perpetúe su danza interminable, permaneceremos asimilados con los vrttis. Lo cual significa que nuestra conciencia ha sido infestada por los vrttis durante tanto tiempo que no podemos siquiera imaginar nuestra existencia más allá de ellos. Llegamos a creer que pensar significa ser, mientras que es precisamente cuando estamos en la mente/manas que estamos desconectados del Ser Superior.

Tres siglos y medio después ha llegado el momento de darnos un nuevo comienzo con la proposición contraria, cogito ergo non sum, “pienso luego no existo”. Lo siento, Monsieur Descartes, pero es precisamente cuando paramos de pensar que comenzamos a ser. Si hay un estrato que pueda decirse que es, es el del Ser Superior. Tan pronto como somos atrapados en las fluctuaciones mentales de la mente/manas, quedamos desconectados del Ser Superior.

Una vez más, esto no quiere decir que el propósito del trabajo sea erradicar toda forma de pensamiento, sino más bien reemplazar los pensamientos mecánicos e incesantes de la mente reactiva por el pensamiento luminoso del cuerpo astral transformado (o transustanciado). Estas dos formas de pensar son tan radicalmente distintas que emplear la misma palabra para ambas conduce a confusión, del mismo modo que ‘emoción’ no puede emplearse tanto para el amor del gato como para el de Cristo. Una de las características del pensamiento del cuerpo astral transformado es que puede desconectarse a voluntad. A diferencia del pensamiento de la mente/manas, no sucede involuntaria y mecánicamente, sino que es un acto de voluntad plenamente consciente.

5.3 Neutralización de los principales samskaras para la pacificación de la mente

Los vrttis son del mayor interés para nuestro estudio de los mecanismos de la mente relacionados con la regresión, pues son un indicador directo de la presencia y dinamismo de los samskaras. Hemos descrito la mente/manas como hecha de reacciones: pensamientos reactivos y emociones reactivas. La mente/manas está llena de ondas de reacciones, y los vrttis son dichas ondas. Así como en el océano hay grandes olas y mar ligeramente rizada, en la mente/manas también hay importantes reacciones ocasionadas por grandes samskaras e interminables rizos causados por miríadas de microsamskaras.

Resulta clave la comprensión de que el cuerpo astral está hecho de samskaras. Su propia naturaleza es la sujeción y la reacción, y su sustancia es como un mar de samskaras, algunos grandes, otros pequeños, unos más vinculados a emociones, otros más ligados a pensamientos. Pese a que el cuerpo astral adolece de falta de unidad y consiste en un puñado de parches heterogéneo y mal ajustado, todas sus partes están interrelacionadas estrechamente. Por ejemplo, supongamos que estamos afectados por una emoción fuerte tras pelearnos con alguien de nuestra familia. Si inmediatamente después del episodio nos sentamos e intentamos meditar, nuestra mente estará mucho más agitada con pensamientos de lo normal. Muchos de estos pensamientos no tendrán ninguna conexión con la situación presente. Serán vrttis regulares, aunque más rápidos e intensos de lo normal.

¿Qué sucede? La emoción está afectando a todo el estrato de la mente reactiva, provocando una actividad aumentada de los vrttis. El mar está profundamente agitado, y por tanto toda su superficie está cubierta de olas. Otra forma de explicarlo es que se ha activado una carga emocional intensa que alimenta a todos los demás samskaras. Es como si hubiera sido aumentada la tensión de la mente reactiva, haciendo que esté disponible un mayor voltaje e intensidad para los demás samskaras. El resultado es una actividad aumentada de los diversos tipos de vrttis.

Esta observación es significativa; proporciona una pista para lograr el silencio mental durante la meditación. Está claro que deseamos librarnos de los vrttis para poder descubrir al Ser Superior, que está oculto tras ellos. Hemos localizado la fuente de nuestro pensamiento perpetuo, que han resultado ser nuestros incontables microsamskaras, que a su vez son la sustancia de la que está tejida la mente. Pero si tuviéramos que erradicar todos y cada uno de los microsamskaras para poder alcanzar la paz mental, la tarea sería interminable, simplemente porque no podemos pretender vaciar un océano con una cucharita de té. La situación es bastante distinta. No es el ilimitado número de samskaras lo que hace que la mente sea incontrolable, sino el hecho de que dichos microsamskaras están alimentados por las cargas emocionales de un número limitado de samskaras grandes.

Si no podemos aquietar la mente, no es tanto porque está hecha de microsamskaras. Por sí mismos dichos microsamskaras no serían lo suficientemente fuertes como para mantener la mente frenética. Ciertamente producirían ondas en la conciencia, pero podríamos limitarnos a observarlas y dejar que se atenuaran sin perder el hilo de la autoconciencia. Si no tenemos paz mental es porque en nuestra mente reactiva hay unas cuantas tormentas constantemente en marcha, debido a las cargas emocionales asociadas con un número limitado de samskaras inmensos. Puede que no los veamos, que no seamos conscientes de su presencia porque han operado en la mente casi incesantemente desde antes que podamos recordarlo. Sin embargo es su energía la que alimenta todos los otros microsamskaras y hace que la mente reactiva sea incontrolable debido a un voltaje excesivo. Más del noventa y nueve por ciento de la entropía mental se debe a menos del uno por ciento de los samskaras y la intensidad viciosa que diseminan.

Lo cual sugiere que no necesariamente es meditando prolongadamente como alcanzaremos un estado de meditación propiamente dicho – más allá de la mente/manas – sino observando este uno por ciento de samskaras nocivamente intensos y neutralizándolos. Si hemos meditado durante años sin ningún resultado decisivo, deberíamos ponderar sobre este punto, pues podría ahorrarnos otros veinte años de meditación que no nos conducirían a ninguna parte.

5.4 ¿Hasta qué punto puede la meditación neutralizar los samskaras?

La pregunta que sigue lógicamente es: ¿no es suficiente meditar para neutralizar los samskaras, sean estos grandes o pequeños? Es una cuestión clave, pues permite comprender el importante papel que puede jugar la regresión en el camino espiritual.

En teoría sí, un sistema de meditación apropiado se supone que permitirá limpiar la mente en su totalidad. Algunos signos indican que está teniendo lugar una liberación; por ejemplo cuando comenzamos a movernos o agitarnos, o cuando hay ciertas actividades mentales o emocionales en marcha mientras meditamos, puede significar que estamos liberándonos de algunos samskaras. Por supuesto, no deberíamos ser demasiado optimistas respecto a este último punto. Desafortunadamente no es suficiente tener la mente agitada con pensamientos para estar seguros de que estemos liberando samskaras. Aún así, por encima de todo, e incluso sin tener agitación ni una actividad mental especial, la dirección general de la meditación consiste en liberar tensión, sujeción y samskaras. Cada vez que nos sentamos a meditar se liberan y neutralizan algunos samskaras.

No obstante, en la práctica la situación está lejos de ser tan simple, debido a varios factores importantes. En primer lugar, solemos meditar solo una o dos veces al día. Incluso si meditamos dos horas dos veces al día, que ya es bastante respetable, para la mente es bastante fácil esconder los samskaras importantes durante el tiempo de meditación y soltarlos durante las veinte horas restantes. Este es un aviso educado para quienes crean que es suficiente con meditar dos veces al día para lograr una gran transformación espiritual, sin tener que mantener ninguna conciencia en particular durante el resto del tiempo. La mente/manas es escandalosamente inteligente y si le ofrecemos la oportunidad de engañarnos, podemos estar seguros que lo hará. Nada más fácil para ella que hacer un trato como “yo te daré un espacio de meditación estupendo dos veces al día, y tú me dejarás seguir mis juegos durante el resto del tiempo”. No podemos encontrar mejor fundamento que este para explicar el tipo de práctica espiritual que se prolonga durante veinte años sin ningún avance significativo. Puede haber mejoras de la memoria, la calidad del sueño y la presión sanguínea – pero dichos resultados también podrían obtenerse con unas cuantas posturas de Hatha–Yoga y un poco de relajación. Los grandes cambios espirituales no suceden nunca, sencillamente porque los grandes samskaras permanecen indemnes durante el proceso.

La situación es bastante diferente si, además de la meditación diaria, nos dedicamos a permanecer conscientes y observar la mente reaccionando desde la mañana a la noche. Entonces, para la mente reactiva es mucho más difícil manipularnos con samskaras sin enterarnos de lo que está pasando.

Incluso si pudiéramos permanecer constantemente conscientes, o bien si pudiéramos meditar de la mañana a la noche, el caso es que los samskaras importantes son excelentes encapsulándose y protegiéndose. Si una experiencia ha sido lo suficientemente traumática como para dejar una huella samskárica importante, la mente reactiva empleará todo posible truco para enterrar la huella y hacerla inaccesible a la conciencia. La naturaleza de la mente/manas es tal que haría cualquier cosa con tal de evitar sus propias contradicciones. A tal fin emplea todo un arsenal de mecanismos de protección. La paradoja es que en muchos casos los propios mecanismos de protección acaban siendo notablemente más dolorosos, consumiendo más energía de la que se requeriría para encontrar la fuente del problema y ‘digerirlo’ en el nivel de autoconciencia. Así pues, cada vez que estemos cerca de ver el samskara, la mente desviará nuestra conciencia. Si no se hace algo drástico, esta situación puede perpetuarse durante años y años de meditación. Desde luego que se liberan samskaras en meditación, aunque generalmente son los menores. Los importantes permanecen ocultos.

Las técnicas de meditación fundamentalmente buscan el desarrollo de la autoconciencia y, en determinados casos, fortalecer los cuerpos sutiles. Sin embargo no están específicamente diseñadas para ponernos en contacto con samskaras. Para ilustrar este punto emplearé el ejemplo de un bote y la fuerza que se precisa para moverlo. Podemos pasar remando una hora diaria; si el bote está anclado, tras veinte años estaremos en el mismo sitio. La meditación es un proceso que nos hace mover hacia la luz en un sentido general, sin concentrarse específicamente en los lazos que nos mantienen atrás. El ejemplo del bote muestra que la solución no solo consiste en remar, sino en además librarnos del ancla.

Claro que podríamos pensar en otra solución. Tiramos del bote con tanta fuerza que la cuerda del ancla se rompe. Esto significaría que incrementaríamos el poder de nuestra meditación a tal extremo que incluso los samskaras importantes no podrían resistirlo y explotarían en nuestra conciencia. El problema es que para alcanzar tal intensidad de meditación, primero tendríamos que librarnos de nuestros samskaras importantes, puesto que son el principal factor limitante. Obviamente es un círculo vicioso.

Incluso si nos convirtiéramos en un asceta a tiempo completo y no hiciéramos nada más que meditar de la mañana a la noche durante meses – lo que posiblemente nos permitiría alcanzar la intensidad requerida – todavía habría algo conceptualmente erróneo en el hecho de agotar nuestra energía tratando de tirar del bote mientras está anclado. ¿Por qué no levar el ancla primero y después ir hacia donde queramos? Tan pronto como hayamos neutralizado un puñado de samskaras altamente cargados emocionalmente, la mente de repente se quedará incomparablemente más tranquila, permitiendo mucha mayor profundidad de meditación.

Otro punto que debería entenderse con claridad es que la influencia de los samskaras se ha hecho mucho más fuerte de lo que solía ser hace algunas generaciones. En los términos de nuestro ejemplo, no solo hay una cuerda, sino docenas, o cientos de cuerdas que nos mantienen anclados cerca de la orilla, y además las cuerdas se han hecho más sólidas. En concreto, las técnicas de meditación importadas por la mayoría de maestros orientales estaban diseñadas para discípulos cuyas emociones ciertamente no eran tan ásperas y violentas como son las nuestras en Occidente. Hace siglos en India un asceta probablemente podía comenzar la práctica espiritual sin tener que preocuparse por si sus bloqueos emocionales iban a suprimir la intensidad de su meditación. Sin embargo los tiempos han cambiado. El nivel generalizado de neurosis ha aumentado en tales proporciones que no es realista denigrar la dimensión psicológica en el camino espiritual, así como tratar de alcanzar la iluminación sin un trabajo sistemático en la erradicación de patrones emocionales erróneos.

De todos modos no estoy sugiriendo que la regresión deba reemplazar a la meditación, sino que combinándolas podremos ahorrar un tiempo y esfuerzo inmensos en el camino espiritual. La condición presente del cuerpo astral humano es tal que si no tratamos los samskaras específicamente, nos situamos en la posición de quien trata de remar en un bote sin levar el ancla.

5.5 Manifestación de samskaras en meditación

Los samskaras se manifiestan de muchos modos mientras meditamos, ya que toda reacción de la mente/manas tiene su origen en samskaras. Aparte de los pensamientos en meditación, me voy a permitir atraer la atención hacia dos mecanismos en particular.

Una de las formas habituales que tienen los samskaras de manifestarse en meditación es mediante el dolor en diversas partes del cuerpo. Si nos hemos dedicado a meditar durante largos períodos, cinco o más horas al día durante una semana por lo menos, habremos observado que surgen numerosas molestias corporales, en ocasiones en las zonas más insospechadas del cuerpo. Partes del cuerpo en las que normalmente nunca sentimos ninguna molestia, de repente se convierten en terriblemente dolorosas.

Estas molestias en la meditación poseen varias características inusuales. En primer lugar, solo aparecen durante la meditación y generalmente cesan tan pronto como salimos del estado meditativo. En segundo lugar, son con frecuencia ilógicas. Por ejemplo, podemos sentir de repente una molestia en nuestro hombro izquierdo mientras nos sentamos en una posición que no debería tener ningún efecto directo sobre dicha parte del cuerpo. En tercer lugar, dichas molestias son extremadamente pertinaces. Si seguimos un curso prolongado de meditación, podemos sentir la misma molestia en el mismo sitio todos los días, durante todo el tiempo que meditemos, durante días y días, sin ningún alivio. En cuarto lugar, la principal característica de las molestias es que se acrecientan con la energía de la meditación. Cuanto más profunda sea la meditación y mayor la conexión con la energía, peor se hace la molestia o dolor. En cuanto dejamos de meditar, la molestia o dolor cesa.

Estas molestias en meditación vienen directamente de los samskaras. Indican que la meditación ha sido lo suficientemente profunda como para contactar uno de los samskaras importantes, y que hay una ‘lucha’ entre el samskaras y la luz. Volviendo a nuestro ejemplo, nosotros somos el bote; la luz de la conciencia más elevada tira de nosotros, pero el samskara se resiste con obstinación, como el ancla que nos tira hacia atrás. En muchos casos esto puede llegar a durar años. Cada vez que elevamos la energía de meditación reaparece la molestia. Cada vez que liberamos la presión de la energía – por ejemplo si paramos la meditación o si nos movemos nerviosamente en vez de permanecer conectados – la molestia disminuye o cesa. El patrón se hace especialmente drástico cuando tratamos de meditar de la mañana a la noche durante unas semanas o meses; la intensidad de la molestia o dolor puede tomar proporciones que son sencillamente irracionales. A menos que pasemos por dicha experiencia, no podremos saber cuánto dolor se puede llegar a sentir en el cuerpo. En este nivel podremos generalmente darnos cuenta que el dolor no es solo físico, sino que está acompañado por una presión emocional. Aunque en la mayoría de los casos careceremos de suficiente energía dinámica para liberarlo, sencillamente porque nuestra meditación se ha diseñado para tirar de nosotros hacia la luz, y no para tratar con samskaras.

Al comienzo de una sesión de IST, antes de entrar en el estado de regresión, es bastante común que los clientes experimenten molestias de este tipo en diversas partes del cuerpo. El término empleado por Clairvision para estas áreas con molestias es ‘lugar’. Estos ‘lugares’ son manifestaciones directas de los samskaras – los mecanismos tras ellos son idénticos a los que hay tras las molestias o dolores que surgen en meditación profunda.

Sin embargo, la energía de IST opera de modo distinto a la de meditación. No actúa como un elevador generalizado sino que está dotada con un dinamismo especial, diseñado para revelar los samskaras y neutralizar su poder. En otras palabras, es una energía que no se dedica a remar el bote, sino que está especializada en tratar con anclas. Así, la experiencia será completamente distinta; en lugar de sentir la molestia y nada más, la molestia rápidamente se transformará en una emoción. Por ejemplo, sentiríamos una intensa tristeza, o rabia. Reconectaríamos con la carga emocional anexa al samskara.

En este punto, una experiencia generalizada consiste en que la molestia desaparece por completo, lo cual puede ser bastante desconcertante para el principiante. ¿Cómo podía sentir un dolor tan intenso hace tan solo unos segundos, que se ha desvanecido en cuanto se hizo consciente de la emoción? La desaparición del dolor indica que el estrato que encapsulaba el samskara se ha removido. Hemos reconectado con la emoción y todas las circunstancias relacionadas con el episodio traumático comienzan a volver a la conciencia. En consecuencia ya no existe necesidad alguna de mecanismos de protección. Se han reunido las condiciones para la liberación de la carga emocional asociada con el samskara.

De esta manera, meditación y regresión pueden trabajar conjuntamente. Mediante la meditación se revelan los ‘lugares’ (samskaras latentes) y con la regresión se liberan. Estas liberaciones posibilitan una calidad de meditación más profunda, en la que se contactarán samskaras más profundos, y así sucesivamente.

Por supuesto, no se precisa meditar para entrar en contacto con los samskaras. Basta con andar por la vida normal, observar las reacciones, y las circunstancias de la vida brindarán muchas emociones que se relacionan con samskaras. No obstante, debe aclararse que con la práctica regular de la meditación se entra en contacto con asuntos mucho más profundos. Es por este motivo que quienes hayan hecho mucha meditación pueden tener resultados muy rápidos cuando sigan un proceso de regresión. Su meditación no solo les permite tratar algunos asuntos menores, sino que también les pone en contacto con los verdaderos monstruos de las profundidades, los ‘samskaras capitales’. Les falta la energía dinámica especializada para tratarlos, pero ya los han contactado, lo cual es un paso crucial en el proceso.

Al contrario, quienes hayan efectuado numerosas regresiones se sorprenderán al descubrir samskaras completamente nuevos, así como asuntos capitales insospechados cuando experimenten la meditación en profundidad. Así como la regresión puede ser un poderoso complemento de la meditación, también la meditación ampliará en gran medida la profundidad de la regresión.

5.6 Ondas

A continuación examinaremos otro mecanismo mediante el que los samskaras se manifiestan durante la meditación. La experiencia que vamos a describir es de importancia crítica. Dependiendo de cómo se maneje podrá conducir a grandes progresos o a errores de bulto. El mecanismo tiene que ver con las enormes ondas emocionales que de repente barren la conciencia cuando se alcanza una cierta profundidad en la meditación.

La clase de estado meditativo de la que hablamos no puede conseguirse al meditar unas cuantas horas diarias, independientemente de la técnica seguida. Para que aparezcan dichas ondas, generalmente se precisa un retiro total de toda actividad, no haciendo nada más que meditar por lo menos durante unas semanas. La experiencia requiere total aislamiento, o por lo menos que no se hable durante dicho período. No debería haber nada que pudiera distraer la mente, ni actividades alrededor, ni teléfono, ni correo – solo meditación, comer y dormir. En algunas prácticas iniciáticas, esto se lleva a cabo en criptas subterráneas, bajo una absoluta oscuridad; la roca circundante proporciona aislamiento de cualquier vibración del mundo.

Los principios tras esta práctica son nítidos; hasta cierto punto, somos producto de nuestro entorno. Una vasta parte de las emociones y patrones de pensamiento provienen de las huellas que padres, amigos y parejas han dejado en nosotros, además de todas las impresiones sensoriales recolectadas desde el nacimiento. Uno se maravilla, por tanto, de lo que pueda existir más allá de esta acumulación de impresiones y huellas. ¿Qué es exactamente lo que queda de nosotros si las quitamos? ¿Qué es eterno en nuestro interior y qué es un mero producto del entorno?

Por supuesto, un período de meditación tan intenso no debería emprenderse sin suficiente preparación. Solo si se ha seguido de forma sostenida el trabajo sobre uno mismo y se ha conseguido un grado adecuado de estabilidad emocional, es cuando deberían intentarse dichos largos períodos de meditación a tiempo completo. Asimismo, aunque estamos llegando a una época de auto–iniciación, todavía recomendaría que se buscara el consejo y protección de un guía competente antes de tratar con prácticas explosivas de esta naturaleza.

¿Qué ocurre tras unas semanas de aislamiento y meditación a tiempo completo? Se descubren modalidades completamente nuevas de uno mismo. De cuando en cuando tienen lugar aperturas de conciencia, y uno se da cuenta que hasta entonces siempre ha existido dentro de un cierto marco, sin ni siquiera cruzar sus límites. La atmósfera, aroma y rutinas estereotipadas de nuestra cabeza siempre han sido las mismas; pero ni siquiera nos hemos percatado de ellas, sencillamente porque nos faltaban referencias. No habiendo nunca experimentado nada, pensábamos que era todo lo que podíamos ser. Entonces, de repente nos damos cuenta que podemos ser completamente diferentes. Para tomar una analogía muy querida por los maestros hindúes, hasta entonces solo habíamos visto el mundo con cristales verdes. Ahora descubrimos que también puede verse con cristales amarillos, azules, ¡o incluso sin ningún cristal!

Simultáneamente con dichas aperturas es probable que suceda otra experiencia – ondas de deseos o emociones inesperadas, repentinas y absolutamente violentas. Por ejemplo, uno es subrepticiamente arrebatado por un deseo irresistible de volver al mundo y estudiar taoísmo. En un minuto esto se convierte en la cosa más importante de la vida – la cosa que realmente se desea y que parece tener la clave de la realización completa. Es como si se hubiera alcanzado una certeza interior absoluta con respecto a qué dirección seguir en la vida. Mientras se supone que uno está meditando, la mente comienza a arreglar frenéticamente todos los detalles: qué libros leer primero, cómo inscribirse en el próximo curso de chino en la universidad, dónde comprar ropas de estilo chino, y cómo encontrar un maestro taoísta.

Así, unas cuantas horas después, sucede algo muy sorprendente; emerge otra onda, completamente distinta de la primera. De repente se siente la necesidad irresistible de tomar el primer avión a Nueva York, reunirse con una amistad que no se había visto durante quince años y casarse. El taoísmo ha desaparecido por completo de la mente y la certeza anterior ha sido reemplazada por una nueva: la única cosa que podrá llenar la vida es ir y casarse con aquella persona – que nunca había sido una amistad cercana y a la que no se ha visto desde hace más de quince años. Nuestra meditación cambia. La mente se pone hiperactiva arreglando todos los detalles del viaje: la agencia de viajes donde compraremos el billete de avión, lo que nos pondremos para la boda, los nombres de nuestros hijos, y así sucesivamente.

Si podemos resistir estos violentos ataques emocionales y seguir en nuestro retiro de meditación en lugar de tomar el primer avión a Nueva York, ¿qué sucede? Unas horas, o tal vez un día más tarde, otro maremoto barrerá nuestra conciencia y querremos comenzar una compañía editorial, o tomar clases de arte dramático, o convertirnos en un ministro metodista, o en un político.

Lo más sorprendente de estas ondas es su intensidad. Parece que no vengan de ninguna parte, y surgen cuando menos lo esperamos. Su violencia nos empuja hasta el límite de lo soportable. Tenemos que recurrir a nuestros recursos más profundos para seguir meditando en lugar de ser arrastrados por ellas. La mayoría de las personas tienden a creer que han recibido un signo inequívoco del destino cuando en realidad están siendo golpeadas por una de dichas ondas. Creen que han encontrado el verdadero propósito de su vida.

Podría tomar toda una vida llegar a cumplir uno de estos deseos. Esta es una de las razones por las que hay que estar completamente preparado antes de seguir este tipo de prácticas de meditación intensiva y prolongada. Si uno se aferra a la primera onda y termina en Shanghai, lo cual puede ocurrir terriblemente rápido bajo tales circunstancias, probablemente no va a acabar nada bien. La decisión de volar a China no ha sido tomada desde un espacio de libre albedrío, sino dictada por la presión de un samskara. Más pronto que tarde, otro samskara nos llevaría en otra dirección. Si permitimos que nuestra vida sea regida por el caleidoscopio de la mente/manas, el resultado global solo puede ser el caos. Incluso si sucediera que tuviéramos éxito en China, sería un ‘éxito del samskara’. Nuestro hilo espiritual se perdería y podríamos tardar veinte años en volverlo a encontrar.

Si, por otro lado, podemos resistir las primeras oleadas y mantenernos firmes en la meditación, las siguientes tendrán menos poder sobre nosotros. Seremos capaces de compararlas con las primeras y convencernos de que está pasando algo inusual. No obstante por muy bien preparados que podamos estar, probablemente quedaremos sorprendidos por la intensidad cataclísmica de las urgencias. Esta es la clase de deseos que normalmente se sienten una vez cada veinte años, y que pueden hacernos cambiarlo todo. Pero en meditación profunda nos puede golpear una onda cada día, o incluso cada pocas horas. Habiendo tenido que soportar una docena en una semana, sabremos que son producto de samskaras, y por consiguiente fundamentalmente falsas. Todavía requerirá toda nuestra determinación y la ayuda de Dios no ceder a la decimotercera. Finalmente, tras un tiempo que depende mucho de cada individuo, las ondas pararán y descubriremos que nos hemos convertido en una persona diferente.

La forma en que dichas ondas nos sujetan y nos hacen frenéticos durante un rato antes de desaparecer en un anticlímax, dando paso a otra, nos deja sin dudas respecto a su fuente y naturaleza reales – estas ondas proceden de los samskaras más profundos e intensos. La mayoría de la gente apenas contacta con dichos samskaras capitales en toda su vida. La presión de la meditación hace que los samskaras exploten en nuestra conciencia uno tras otro. En los términos de nuestro ejemplo, la fuerza que tira del bote se ha hecho tan intensa que no hay cuerda que se le resista. Lo que la mayoría de seres humanos no pueden lograr en varias vidas se completa en unas cuantas semanas.

5.7 Ninguna decisión importante durante una meditación intensiva

Para ser capaces de tratar con dichas ondas sin ser arrastrados, precisaremos haber hecho ya un trabajo significativo sobre nuestros samskaras. Cuanto más hayamos observado los samskaras, mirado las reacciones propias en situaciones cotidianas y buscado las fuentes de nuestra conducta condicionada, menor posibilidad habrá de que seamos distraídos por las Sirenas¹ cuando llegue la ‘hora de Dios’. A este respecto, el trabajo de regresión es una de las mejores preparaciones posibles para resistir la intensidad espiritual de los momentos de gran despertar, y para evitar la primera bomba trampa de los samskaras.

Dada la naturaleza de estas ondas samskáricas, es sensato no tomar ninguna decisión vital importante cuandoquiera que sigamos un retiro de meditación, o bien un proceso de regresión intenso. Aunque a una escala mucho menor, pueden desencadenarse similares ondas de deseos. Si fuéramos a ceder a una onda y tomar decisiones importantes en ese momento, podríamos muy bien lamentarlo más tarde. Una vez más, tales decisiones no estarían basadas en el libre albedrío y en las aspiraciones reales del Ser Superior, sino en la tiranía de los samskaras. La sabiduría recomienda acabar primero el retiro de meditación o el intensivo de regresión, y entonces dejar pasar unas semanas antes de tomar cualquier decisión importante.

5.8 Una nota acerca de las rodillas

Las rodillas son una excepción al patrón de molestias o dolores profundos que ocurren en meditación debido a la emergencia de samskaras.

Si un lugar del hombro, la espalda o cualquier otra parte del cuerpo excepto las rodillas se hace doloroso bajo la presión de la meditación profunda, la mejor actitud es permanecer inmóvil y observar el lugar. Solo permanecer consciente del mismo; si nos moviéramos agitadamente disminuiríamos la presión de la energía y evitaríamos el samskara. Sencillamente observaremos el lugar y dejaremos que madure mediante nuestra inmovilidad y conciencia. Si no desaparece, ¡regresión! En cualquier caso, no dañaremos el cuerpo por el mero hecho de permanecer inmóviles y aguantar la intensidad creada por el samskara.

Sin embargo, si estamos sentados en la postura del loto, semiloto o cualquier otra posición con las piernas cruzadas, la situación es bastante diferente en lo que concierne a las rodillas. Echemos una ojeada a alguien que esté en la postura del loto. ¿Qué ocurre cuando ponen el talón cerca de la ingle? No es la articulación de la rodilla la que gira, sino la de la cadera. Al contrario de lo que se podría pensar, la posición del loto se consigue gracias a la flexibilidad de las caderas – no las rodillas. La articulación de la rodilla está compuesta por menudos ligamentos que no pueden estirarse mucho sin dañarse.

Si tras meditar un rato comenzamos a sentir dolor en las rodillas, es porque la cadera se ha contraído. La cadera ha girado hacia dentro, lo que provoca más tensión en los ligamentos de la rodilla. Estos pequeños filamentos son frágiles y no es sensato tratar de tirar de ellos más allá de sus límites. Si se daña uno de ellos, podría llevar meses antes de que pudiéramos sentarnos de nuevo con las piernas cruzadas.

La conclusión es que siempre debería respetarse un dolor en las rodillas. Si las rodillas comienzan a doler mientras meditamos con las piernas cruzadas, cambiemos la posición. Sentémonos en una silla si es preciso. Aguantar estoicamente el dolor para así permanecer inmóvil es probable que ocasione más daño que bien.


Notas Capítulo 5

¹ Esta experiencia presenta similitudes obvias con el encuentro de Ulises con las Sirenas, cuando su tripulación tuvo que atarle a la nave para impedirle que saltara al agua en respuesta a la tentadora llamada de las Sirenas.


Regresión: Terapia de Vidas Pasadas

para Ser Libre Aquí y Ahora

CAPITULO 6

SAMSKARAS Y DESÓRDENES FÍSICOS

6.1 Ejemplo de dolor físico ocasionado por samskaras

Caso práctico – Lenka era una mujer de negocios de cuarenta y seis años que vino a consultarme tras años de pesada depresión. Entre sus dolencias somáticas había terribles dolores de cabeza, en la frente, que nada parecía aliviar, y fuertes dolores de cólico. Antes de visitarme y tratar la técnica IST de regresión, Lenka había intentado infructuosamente encontrar ayuda en diversos terapeutas.
A poco de comenzar la primera sesión se localizó un lugar atrozmente doloroso en el área izquierda de la caja torácica. Conforme Lenka conectó más profundamente con la energía, dicho lugar provocó repentinamente su habitual dolor de cabeza y dolor intestinal con extrema violencia. Debo insistir en que en ningún momento de la sesión toqué la cabeza ni el abdomen de Lenka; y que en ninguna ocasión anterior a esta sesión IST Lenka había experimentado incomodidad alguna en la parte izquierda de su caja torácica.
Tras un momento de dolor agónico, trabajando en el lugar, la calidad de la vibración en la sala cambió de repente y Lenka empezó a re–experimentar un episodio con una intensidad particularmente vívida.
¿Qué siente?¹ – Estoy fría, estoy muy fría. [Lenka está tiritando bajo un montón de mantas.] Algo muy grande ha caído sobre mí y me ha enterrado. Es una roca. Mi cabeza duele. Y hay un fuego. Montones de personas están muriendo... escenas de devastación. Ha habido un terremoto y ahora hay un incendio, pero como estoy enterrada bajo la roca no me estoy quemando. Ahora viene agua. Se ha acabado el incendio. No puedo moverme porque estoy enterrada bajo la roca, y hay agua corriendo sobre mí. ¡Oh! Es terriblemente frío [Lenka está tiritando más que nunca.] Está absolutamente helado, frío helado. [Gritando:] ¡El bebé! ¡El bebé está muriendo! Soy yo quien está bajo la roca, pero estoy preñada de un bebé. ¡Oh! Dolor... Es como sentir al mismo tiempo todos mis dolores habituales de estómago.
¿Quiere decir que son los mismos que sus dolores intestinales? – Los mismos. ¡El bebé se muere! [Mar de lágrimas.] El bebé está saliendo y no hay nadie para ayudar. ¡Oh! Desearía estar muerta. Y duele, duele dar a luz el bebé. [Sollozando:] Está muerto. Sabía que el bebé estaba muerto. ¡Oh! Me ha vuelto otra vez el espantoso dolor de cabeza. [Gritando:] ¡Duele! ¡Duele! Mi cabeza está abierta, totalmente abierta. ¡Duele! ¡Es horrible! ¡Mi cerebro se está saliendo! ¡Está aquí! [Indicando el lugar en su frente donde habitualmente tiene dolores de cabeza:] Mi cabeza está totalmente abierta aquí... La roca... la roca ha aplastado mi cabeza. Ojalá estuviera muerta. Siento como si debiera estar muerta, pero por alguna razón no lo estoy. ¡Oh Dios! ¡Duele tanto!
Tras la sesión, Lenka me dijo que siempre le había aterrorizado tener un bebé, lo que de repente comenzó a tener sentido tras re–experimentar este episodio. Había estado embarazada en cinco ocasiones. Dos de los embarazos fueron interrumpidos, mientras los restantes tres acabaron espontáneamente en aborto.
Los resultados de la regresión fueron espectaculares. En unos cuantos días tanto el dolor de cabeza como los dolores intestinales disminuyeron a menos de la mitad. Tras unas semanas y unas cuantas sesiones adicionales, los dolores de cabeza casi habían desaparecido por completo. La depresión empezó a mejorar y Lenka se libró de todos los analgésicos, tranquilizantes y somníferos.

6.2 Los samskaras no solo se manifiestan en la mente

En el presente capítulo veremos cómo algunos samskaras no solo se manifiestan mediante emociones y reacciones mentales, sino también mediante desórdenes en el cuerpo físico.

En el último capítulo vimos que en meditación profunda los samskaras frecuentemente originan dolor físico en diversas partes del cuerpo, y que en IST se experimentan puntos – lugares – dolorosos similares. Pero en IST la situación es distinta. En lugar de sentir el dolor sin ni siquiera percatarnos de lo que hay tras el mismo, se activa una energía dinámica que revela el samskara que hay tras el lugar donde notamos el dolor. En la mayoría de casos el dolor cesa en cuanto el cliente conecta con la emoción y las circunstancias relacionadas con el samskara. Esta reconexión permite que el cliente neutralice el samskara mediante la liberación de su carga emocional.

Estas experiencias son de gran interés, pues permiten que los clientes perciban por sí mismos cuánto pueden sujetar los samskaras al cuerpo físico. En algunas regresiones, la intensidad de las manifestaciones físicas es tal que los clientes a duras penas pueden poner en tela de juicio la interconexión entre los samskaras y el cuerpo físico. En el ejemplo anterior, Lenka sencillamente no podía creerse que, por el mero hecho de poner energía en un punto de su pecho, pudiera ocasionar que se le reprodujeran exactamente los dolores de cabeza y de estómago. Fue una clara demostración de que lo que le ocasionaba los problemas era algo distinto a los meros factores físicos.

El concepto de enfermedad psicosomática, esto es, la posibilidad de que los complejos mentales originen desórdenes físicos, no es nuevo. Lo que aporta la regresión en la exploración psicosomática es ofrecer una vía directa para encontrar la fuente real del desorden, a menudo más allá de los traumas de la más tierna infancia. Como consecuencia, permite una profunda liberación y sanación. La esencia de la regresión es volver a las fuentes. Como veremos, nunca podremos considerar que una curación sea completa hasta que no hayamos tratado la fuente de la enfermedad, independientemente de la terapia adoptada.

Antes de enfrentarnos con la difícil cuestión de determinar la proporción de enfermedades debidas a samskaras, primero examinaremos los mecanismos por los que un samskara origina un desorden físico. Si atendemos al patrón que emerge de la regresión de Lenka, veremos que es bastante semejante al de las emociones relacionadas con samskaras que ya estudiamos con anterioridad. Por su naturaleza los samskaras tienden a repetir interminablemente el mismo ‘mensaje’. Su naturaleza es afín al condicionamiento. Si hemos sido abandonados y estamos a punto de fallecer a causa de ello, el samskara tiende a ponernos en situaciones donde se repita, una y otra vez, el mismo drama de rechazo. Si en una vida anterior nos hemos sentido excesivamente alienados debido al hecho de estar lisiados, nuestros samskaras nos harán sentir alienados ahora mismo, sin que haya en el presente ninguna razón lógica para ello. Muchos bloqueos samskáricos actúan como roles pregrabados. Mientras no los eliminemos permaneceremos cautivos de la interminable repetición de dichos roles.

Si analizamos el caso de Lenka podremos ver que sigue exactamente el mismo patrón. En mi práctica de la regresión con frecuencia he observado que la pérdida de un bebé, especialmente en torno al momento del parto, posiblemente deja uno de los samskaras más profundos. Dicho samskara se manifestaba en el miedo a tener descendencia que tenía Lenka en la vida actual. Asimismo, el tiempo tan emocionalmente oscuro que pasó atrapada bajo la roca derivó en una pesada depresión que nada parecía aliviar hasta que siguió el proceso de regresión.

Sin embargo, el episodio traumático inicial no solo consistía en angustia emocional; iba acompañado por un dolor físico terrible. Su cráneo estaba roto por la roca, y soportó los dolores del parto bajo las condiciones más terribles. En la vida presente, cuando se reactivaron esos samskaras, comenzó la depresión de Lenka. No era únicamente el dolor emocional lo que se llevaba a la superficie, sino también los desordenes físicos. Lenka empezó a repetir su trauma en la cabeza mediante dolores de cabeza, y su dolor de parto con un cólico intestinal. El esquema es idéntico al descrito para los patrones emocionales, pero con una dimensión física añadida. El sufrimiento del pasado se superpone sobre el presente. Aunque Lenka ya no lo pueda percibir a menos que siga un proceso IST, sus desórdenes físicos no eran más que una repetición de circunstancias pasadas.

Desde un punto de vista médico, es fundamental comprender que el origen de la enfermedad de Lenka tenía poco o nada que ver con sus intestinos. Estaremos mucho más próximos a la verdad si al problema de Lenka lo denominamos ‘dolor de tripas’, en vez de desorden intestinal. Sucedió que, en su caso, para el samskara la forma más directa de reproducir el dolor del parto fue distorsionar la química de los intestinos. Pero el samskara también podría haberse expresado creando el mismo dolor en otro órgano, como por ejemplo originando un desorden en la esfera ginecológica, desde tensión premenstrual a endometriosis, o incluso cáncer. Esta es la típica situación en que la actitud rígida de un médico que se centra en un único órgano, sea el intestino, el útero u otro, no entiende la situación en absoluto y demuestra incapacidad para brindar una mejora duradera.

6.3 ¿Los accidentes, ocurren por accidente?

En el caso que acabamos de examinar, hemos visto un cliente que sentía casi exactamente el mismo dolor que en el episodio que originó el samskara, aunque expresándolo mediante un órgano diferente y bajo diferentes circunstancias vitales. No obstante, en algunos casos el paralelismo entre las circunstancias relacionadas con el samskara y las de la dolencia física en esta vida presente son todavía más obvios. En concreto, tras seguir el proceso de regresión se percibe de modo distinto la importancia de muchos accidentes. A continuación se acompaña un breve ejemplo de entre muchos otros similares que me he encontrado en mi práctica.

Caso práctico – Lucie, de cuarenta y cuatro años, había padecido una sensación incómoda en la ingle izquierda desde que tenía uso de razón. Era una sensación pesada, a medio camino entre dolor y tirantez. Ningún médico pudo encontrarle algo patológicamente erróneo, pese a que ella sentía que allí había algo. La regresión que sigue sucedió mientras le trabajaba la ingle izquierda.
¿Cómo sientes tu cuerpo, grande o pequeño? – Me siento muy grande; y muy fuerte. Un hombre GRANDE. Está muy enfurecido. Está en medio de una batalla, como si fueran los tiempos medievales. Hay personas y cuerpos por todas partes. Está luchando con algo muy pesado, una especie de maza, o puede que una espada. Es extraordinariamente pesada. Está lleno de furia. Ruge y se mueve como un loco. Siente que nada puede pararle, ¡va a matarlos a todos!
[Entonces el cliente grita de repente, como con dolor.] ¡Ah! Algo le ha golpeado en la ingle. El dolor es terrible. Cae sobre sus rodillas. Puedo verle tumbado sobre la espalda. No puede moverse. Hay algo clavado en su ingle, como una pieza de metal. Podría ser una flecha.
¿Qué pasa a su alrededor? – Se siente muy alejado. La batalla continúa, pero puedo oírla como desde la distancia. Estoy tumbado de espaldas, inmovilizado por esa cosa en mi ingle². Ahora se ha terminado la batalla. Puedo ver cuerpos por todas partes. Es de noche. Está bloqueado, no puede seguir. Está medio dentro y medio fuera de su cuerpo, como si estuviera clavado por la flecha de su ingle.
¿Se queda ahí mucho tiempo? – Parece como mucho tiempo. Sabe que está muerto y no le parece correcto seguir allí. Su cuerpo comienza a corromperse. Pero no puede moverse. La ingle le mantiene allí.
Como una coincidencia, Lucie había tenido un accidente cuanto estaba en la treintena (como quince años después de comenzar a sentir el dolor sordo en la ingle, por lo que el accidente no podía ser responsable de la incomodidad en dicha área). Fue golpeada por un coche en su cadera izquierda, sufriendo múltiples fracturas. Es razonable establecer una conexión entre este trauma y la herida del guerrero medieval. Lucie hizo por sí misma la conexión en cuanto concluyó esta sesión IST, “El dolor en su ingle se siente exactamente como el que tuve cuando ocurrió el accidente”.

Desde que comencé la práctica de la regresión, me ha impactado la cantidad de ocasiones en que los accidentes coinciden con un trauma semejante al que los clientes descubren mientras repiten un episodio de una vida anterior. Sabiendo que al cáncer le cuesta años forjar el campo apropiado para su desarrollo en el cuerpo, no es difícil concebir cómo juega su papel la mente/manas. Pero en un accidente de coche, cuando alguien se rompe la cadera en una fracción de segundo, ¡no es tan fácil concebir que la mente pueda estar implicada! Aún así, cualquiera que sea el mecanismo de sincronicidad que pueda estar envuelto, docenas de casos semejantes nos sugieren que no es por casualidad que algunas personas se rompan el brazo izquierdo en vez de la pierna derecha, o bien su nariz en lugar del sacro. Por el contrario, muchos accidentes parece que acaezcan como si el trauma estuviera pregrabado, y como si la persona estuviera inconscientemente – aunque con bastante precisión – atrayendo el golpe. En estos casos, el samskara no cesa de atraer problemas hasta tanto no se neutralice, del mismo modo que una lámpara atrae palomitas por la noche.

6.4 Dolores diferentes, mismo meridiano

En la presente sección veremos cómo diferentes desórdenes físicos pueden reaparecer de vida en vida a lo largo de la línea del mismo meridiano de acupuntura.

Caso práctico – Sophia tiene cuarenta y un años y sufre de un serio dolor de ciática en la pierna derecha (meridiano zu–shao–yang). Los cirujanos le dieron un severo aviso – si no se operaba, podría acabar en una silla de ruedas. No obstante, rechazó sufrir ninguna clase de cirugía y decidió curarse por otros medios. A continuación sigue un pasaje de una regresión clave que cambió el curso de su enfermedad.
¿Qué siente ahora? – Siento frío, mucho frío. [A pesar de ser un cálido día de verano en Sydney, Sophia está tiritando de frío y pidiendo más mantas.] Estaba en el agua, pero ahora he alcanzado la orilla. No hay nadie ahí. Estoy completamente a solas. Estoy asustada, y helada. Es un sitio enorme. La playa parece que sea interminable. Puedo ver el cielo.
¿Puede oír algún sonido? – Sí, las olas.
¿Algún dolor? – No, solo entumecimiento. No puedo caminar. Estoy sentada con mis piernas estiradas pero no puedo levantarme. Mi pierna derecha está completamente entumecida. Me siento agitada. Primero pensé que era miedo, pero ahora es más como sentirme impotente. ¡No sé qué hacer! No puedo permanecer ahí, no me lleva a ninguna parte. Pero al mismo tiempo tampoco puedo moverme, por culpa de mi pierna. Me gustaría estar con los demás. Es un marinero; y está bastante bloqueado. No puede mover su pierna derecha.
¿Esta sensación en la pierna es semejante a la que siente ahora [en esta vida australiana del siglo veinte]? – Sí. El entumecimiento de la playa es exactamente en la misma área donde siento ahora el dolor de ciática [meridiano zu–shao–yang].
¿Es idéntico? – No es el mismo dolor, pero la sensación tras de ambos es exactamente la misma.
¿Cuándo tiene el dolor de ciática, tiene también algún sentimiento semejante al del hombre de la playa? – Sí, desesperación. Porque mi dolor parece que nunca vaya a irse. También se sentía desesperado porque no tenía forma de escapar de aquel lugar. El sentimiento es el mismo.
¿Cuándo siente desesperación en esta vida [presente], es la suya o la de él? – Parece más la de él. En realidad, es completamente suya.

En este ejemplo vemos que el violento dolor actual del cliente no era parte del episodio original. Todo lo que sentía el marinero era entumecimiento en la pierna. Aún así la ubicación del dolor de Sophia sigue siendo la misma (la línea del meridiano zu–shao–yang en el lado externo del muslo y la pierna). Y lo mismo la emoción que acompaña, esto es, la desesperación impotente.

Aunque el cliente no presentaba los mismos síntomas que los del marinero varado, tenía la sensación de un ‘sabor’ común que vinculaba ambos. Lo cual es bastante característico de los dolores físicos que persisten de una a otra vida. En semejantes casos, los clientes suelen hacer comentarios como, “no es el mismo dolor, pero el sentimiento tras él es el mismo” o “es la misma vibración”. En regresión, dichas incidencias son un signo extraordinariamente favorable; indican que hay grandes posibilidades de mejora. Muestran que el cliente ha contactado un samskara que yace bajo un problema físico. Por tanto, es probable que tan pronto se libere dicho samskara haya una mejora.

Tras esta regresión el dolor de ciática comenzó a decrecer de forma significativa, pero no totalmente. Todavía hubo que descubrir algunos episodios más relacionados con el mismo samskara, antes de poder lograr la curación definitiva. A continuación se transcribe una de las regresiones siguientes.

Caso práctico Al comienzo de la regresión, parecía que Sophia estuviera pasando mucho dolor. Tenía espasmos y saltaba como si estuviera luchando con enemigos invisibles.
¿Qué pasa ahora? – Puedo ver gente sentada en torno a un fuego. Alguien ha cogido un palo ardiente. Lo utiliza para quemarme ahí. [Sophia indica un lugar en el lateral de su pie derecho.] Estoy sentada y me sujetan. Es el mismo sentimiento desesperado. Trato de defenderme, y luego dejo de luchar. [Sophia se queda quieta de nuevo.]
¿Por qué? – Sé que no lo están haciendo para herirme. Sé que tengo que pasar por ello. Por tanto intento quedarme quieta. Parece como un cigarro... ahora ya no siento más el dolor. El cigarro todavía está ahí pero el dolor se ha hecho mucho menor. Me lo hicieron como un tratamiento porque estaba herido. El hombre del cigarro era una especie de doctor.
¿Hay alguna similitud entre este dolor y el de tu ciática? – ¡Oh, sí, es absolutamente igual! Pero entonces era en el pie, no en la pierna. [En esta vida actual,] nunca siento dolor en el pie.
¿Qué apariencia tiene esa gente? – NO son grandes. Pelo oscuro y corto. Viven en el desierto. Hay algunas mujeres con ellos. Se ríen de mí amablemente y me dan algo de beber. Dicen que he tenido mucha suerte de que me encontraran y me dieran tratamiento. Fue un accidente. Algo me ha golpeado la cadera. Un camello. Fui golpeado por un camello, y estaba tumbado en medio del desierto, completamente desesperado, incapaz de moverme. Siempre es el mismo sentimiento – No puedo moverme, como si fuera a morirme ahí. Es pura desesperación.

En esta regresión había un elemento significativo; el lugar indicado en el pie por el cliente era el punto de acupuntura zu–shao–yang 41. En el episodio, el dolor en el pie se sentía con bastante precisión en la línea de dicho meridiano. El dolor de ciática que Sophia había sentido durante años era en el mismo meridiano, pero en el muslo y la pierna, no en el pie. Se establece una continuidad interesante entre los distintos episodios – todos discurren a lo largo del mismo meridiano de acupuntura., aunque en diferentes partes del mismo y bajo distintas modalidades. Este patrón no es infrecuente; lo he observado en numerosos clientes. Algunos parece que repitan dolencias a lo largo del mismo meridiano de una a otra vida.

Esta sesión brindó mejoras adicionales, aunque solo fue tras unas cuantas regresiones más que se alcanzó una curación definitiva. A continuación, otro episodio importante que experimento Sophia.

Caso práctico ¿Dónde está ahora? – Estoy andando, ¡estoy andando! Les he dejado y me voy por mi misma.
¿Quiénes son ellos? – La tribu. Querían que me quedara con ellos, pero no me parecía correcto. Soy yo, pero en el futuro, no el de esta vida. He dudado durante largo tiempo, y estaban presionándome para que me quedara con ellos. Como presión social, el peso de los hábitos y la tradición. Tenía que quedarme con ellos y ser como ellos, pero entonces osé dejarles. ¡Me siento tan libre! Estoy andando, estoy corriendo por las colinas y por un valle. Ahora que he tomado la decisión mi pierna se siente completamente libre. No tengo que ser como ellos. Puedo ser yo mismo lisa y llanamente, piensen lo que piensen. Sé que nunca volveré.

Al final de este proceso IST, el dolor de ciática de Sophia había desaparecido por completo, sin ningún tipo de tratamiento médico, y nunca reapareció. No solo podía andar durante horas por el bosque, sino también acarrear troncos y participar en obras de construcción. Aún así los cirujanos habían identificado previamente tal daño en las radiografías que le habían dado un pronóstico nada halag?eño, incluso con cirugía. Este ejemplo nos muestra lo equivocado que es creer que IST solo puede mejorar condiciones de tipo psicosomático, y no desórdenes físicos.

6.5 Ninguna correspondencia directa entre el samskara y el desorden físico.

Hasta el momento solo hemos examinado casos con una conexión obvia entre el samskara y el desorden físico. Pero es importante comprender que en muchas ocasiones lo que está superpuesto al samskara es bastante diferente a la huella original. En otras palabras, el dolor o problema actual generado por el samskara puede ser de una naturaleza distinta de la experimentada cuando se contrajo el samskara.

Caso práctico – David, un paciente con SIDA de treinta y cuatro años.
¿Qué siente? – Me caigo por el espacio. No tengo cuerpo, solo estoy en un espacio oscuro, cayéndome.
¿Adónde te lleva eso? – A un espacio extraño. Se va ahí antes de nacer. Desde allí se puede ver lo que sucede en la Tierra. Puedo ver cómo voy a tener que ir a un útero y todo ese caos. Sencillamente no quiero ir. Solo quiero quedarme ahí, en el espacio, pero realmente no hay elección. Tengo que irme pero no quiero. No quiero irme al caos. No quiero nacer.
¿Ha sentido a veces esa misma cosa, durante su vida? – Diría que el sentimiento de no querer estar aquí siempre ha estado conmigo, en el trasfondo.
Dígame, ¿cuál es la diferencia entre ese sentimiento y desear la muerte? – ¡No creo que haya mucha diferencia! Dentro de mí sé que la única manera de salir de aquí es morir.
¿Quiere decir que ha estado viviendo todos estos años con un deseo de morir en el trasfondo de su mente? – Mm, sí, creo que sí. [David se ríe y luego se queda en completo silencio durante un minuto.]
El siguiente paso del proceso de regresión hubiera sido encontrar la fuente del deseo de no estar en la Tierra, en otras palabras la huella traumática de donde se originó el deseo de morir. Sin embargo, esta iba a ser la primera y última regresión de David. Tuvo que ser hospitalizado antes de nuestra próxima cita, y falleció unos días más tarde.

El síndrome de ‘yo–no–quiero–estar–en–la–Tierra’ no es nada raro. La regresión nos muestra que muchas personas llevan consigo dichos patrones samskáricos, y encarnan en el útero materno con la máxima renuencia. No obstante, en muchos casos dichos patrones no se manifiestan como un deseo de morir y no originan ninguna enfermedad importante – únicamente falta de motivación y renuencia a involucrarse en las ocupaciones mundanas.

Quiero dejarlo bien claro, ¡no estoy sugiriendo que la regresión pueda curar el SIDA! Si tuviera que extraer alguna conclusión de este caso práctico, sería que si un paciente, cualquiera que sea su enfermedad, posee un fuerte deseo de morir, no veo cómo podría llegarse a una solución definitiva a su problema sin tratarle dicho deseo de morir, independientemente de que siga o no otros tratamientos. Una vez la enfermedad aparece en el cuerpo físico, puede que no baste con borrar el condicionamiento mental negativo para lograr la sanación. Por consiguiente, es bastante sensato emplear terapias que mejoren el estado físico. ¿Pero sería suficiente un tratamiento físico por sí mismo? ¿Es razonable confiar en la curación de la enfermedad sin tratar su causa? E incluso si dicha curación fuera posible, ¿sería duradera o solo una medida paliativa antes de que el problema real reapareciera en cualquier otro lugar?

6.6 ¿Puede curarse una enfermedad sin tratar su causa?

Primum non nocere, “Primero, no empeorar las cosas”, era un principio esencial de la medicina hipocrática. En la actualidad, desafortunadamente parece que se haya olvidado. La medicina moderna convencional está dirigida a librarse de los síntomas de los pacientes. Se le da poca o ninguna consideración al hecho de que el cuerpo pueda emplear algunos de los síntomas en un intento de corregir desórdenes más profundos. Cuando ese sea el caso, la supresión del síntoma no necesariamente ayudará al paciente. Si no se trata la causa real (que puede que no tenga nada que ver con el síntoma aparente), ¿qué le sucede al paciente una vez se ha ‘curado’ el síntoma? Esta pregunta es particularmente importante en lo que respecta a enfermedades que están relacionadas con samskaras.

Supongamos que un desorden físico se debe a un samskara. La carga emocional del samskara encuentra salida temporal mediante un síntoma físico. Supongamos que al paciente se le administran píldoras que eliminen los síntomas sin tratar el samskara. ¿Qué pasará? El samskara tendrá que encontrar otra salida para expresar la carga emocional. Lo cual se manifestará mediante otros síntomas, bien mentales o bien físicos, ¡que pueden acabar siendo peores que el problema original! Antes o después aparecerán nuevos desórdenes, posiblemente de mucha mayor intensidad, puesto que se ha bloqueado la liberación natural de la carga emocional. Esto implica que no necesariamente se ayuda a los pacientes librándolos de síntomas, si no se les da opción de contactar los samskaras tras los mismos. El siguiente caso es típico de una historia médica que podría haber continuado indefinidamente si no se hubiera neutralizado el samskara que había detrás.

Caso práctico – Alexander tiene veintisiete años y siempre ha estado bastante saludable, aparte de una acumulación de problemas concentrados en la misma área: el lado derecho del abdomen. A los ocho años de edad comenzó a sufrir dolor recurrente en el área ilíaca derecha. Un día el dolor, de repente, se hizo agudamente peor y un cirujano determinó que probablemente era un caso de apendicitis. Alexander sufrió una operación para nada, pues el apéndice estaba completamente normal. Entonces, cinco días después de la operación la cicatriz se abrió de nuevo y se precisó una segunda operación. El resultado fue una gran cicatriz que empeoró los problemas de circulación de energía en dicha área. Cinco años después reapareció exactamente el mismo dolor, pero mucho más intenso. Esta vez todos los cirujanos coincidieron en que realmente parecía apendicitis – aparte del hecho de que el apéndice ya había sido extraído. Se efectuaron diversas pruebas para tratar de encontrar una causa, aunque sin resultado. A los veinticuatro años de edad, el joven sufrió violentos ataques de cólico renal, siempre en el lado derecho. Incluso acabó eliminando una piedra, confirmando el diagnóstico de litiasis. Pese a que los diagnósticos de los cirujanos habían ido cambiando con el tiempo, el joven siempre había sentido que era el mismo dolor el que volvía una y otra vez. La intensidad era unas veces mayor, otras menor, pero el ‘sabor’ del dolor era exactamente el mismo. El mismo ‘sabor’ que identificó inmediatamente cuando volvió a experimentar el haber sido herido mortalmente.
¿Qué siente? – Desesperación. Esta vez no voy a luchar. Estoy preparado para morir. Puedo ver como vienen. Es tan fácil, solo espero un pequeño segundo en vez de disparar. Ellos tiran primero. Siento como si ya estuviera fuera de mi cuerpo, mirando la situación desde encima. Puedo ver al hombre que dispara, y la bala que viaja increíblemente despacio, y alcanza mi cuerpo. El dolor es en mi lado derecho, es mi viejo dolor, exactamente el mismo. Tira de mí hacia dentro del cuerpo, durante un segundo. Todo se hace negro. No puedo ver nada tras eso.
Después de cuatro regresiones más sobre el mismo episodio, los dolores desaparecieron y nunca regresaron.

6.7 Los samskaras y la génesis de la enfermedad

En el presente capítulo hemos examinado algunos ejemplos de desórdenes físicos ocasionados por samskaras. Obviamente esto nos conduce a cuestionarnos “¿todas las enfermedades son debido a samskaras?” y “¿qué enfermedades pueden curarse con la regresión?”

Nuestro cuerpo físico es un instrumento extraordinariamente bien construido y duradero, considerando que no lo cuidamos demasiado y que generalmente para estropearlo tardamos más de medio siglo. En términos de robustez, no pueden competir muchos de nuestros logros tecnológicos. El cuerpo también es capaz de muchos ajustes. Por ejemplo, podemos vivir muy bien con solo el diez por ciento de un riñón, y con un solo pulmón nos sobra para una próspera existencia. Para que haya una enfermedad normalmente se precisa, más que un único factor, una acumulación de causas, unas internas y otras externas.

Denigrar la importancia de los factores externos en la génesis de la enfermedad no sería nada razonable, además de una simpleza dogmática. Si el cuerpo absorbe por encima de una cierta cantidad de radiación, sea de una fuente nuclear manufacturada o debido al debilitamiento de la capa de ozono, es bastante probable que se manifieste un cáncer. Si ingerimos determinadas toxinas, se origina un daño irreversible en los tejidos corporales, y así sucesivamente. Sin embargo, puede que algunos factores externos nos alcancen porque los atraemos. Por ejemplo, hemos visto cómo es posible que los accidentes no ocurran completamente por casualidad. También sabemos que cuando hay una epidemia algunas personas no caen enfermas, pese a estar expuestas al germen. Está claro que la sensibilidad a las causas externas de la enfermedad es notablemente alterada por determinados factores individuales.

Sería extremadamente difícil tratar de determinar de manera científica la parte que juegan los samskaras en el origen de las enfermedades. Afrontemos el hecho de que, hoy en día, en las esferas de la biología y la psicología, para que algo sea considerado científico debe funcionar con ratas y poder producir estadísticas. Las ratas tienen samskaras, dicho sea de paso. Y probablemente podrían hacerse estadísticas de las regresiones. Pero existe la evidente necesidad de nuevos modelos de interpretación en el campo de las ciencias de la vida, para entender por qué distintos individuos pueden reaccionar de modo tan diferente a condiciones externas similares. El material que emerge de la regresión brinda ciertamente muchos elementos que responden a dicha cuestión. A partir de lo que hemos visto de los samskaras, podemos extraer las siguientes conclusiones:

1. Algunos samskaras originan desórdenes físicos, y no solo de los ‘funcionales’. La influencia de los samskaras puede derivar en todo tipo de dolencias, desde simples dolores de cabeza hasta cáncer.
2. Una vez un samskara ha generado un desorden físico, este coge su propio impulso y no desaparecerá necesariamente por el mero hecho de tratar el samskara. Por lo tanto, parece lógico implementar cualquier tratamiento físico que se pueda requerir. Pero tratar desórdenes físicos sin tratar los samskaras tras los mismos no resolverá los problemas del paciente; puede incluso hacerlos todavía peores.


3. En la mayoría de los casos a una enfermedad le cuesta mucho tiempo desarrollarse a partir de un samskara. Durante años el desorden es puramente funcional, o solamente hay una ‘sensación incómoda’ en alguna parte del cuerpo, sin ningún síntoma adicional. Cuanto antes se trate el problema, más opciones habrá de que el desorden físico sea solucionado por la mera liberación del samskara, sin la necesidad de más tratamientos.
4) ¡Sentir un ‘lugar’ en alguna parte del cuerpo no indica que algún día vaya a surgir una enfermedad en dicha área! En primer lugar, la mayoría de los samskaras nunca generan enfermedades ni desórdenes físicos. En segundo lugar, si originan algún tipo de dolencia, el ‘lugar’ donde se sienta un samskara en regresión o meditación a menudo se localiza en un área distinta a la del desorden físico.

La acumulación de samskaras en el cuerpo astral ha alcanzado tal nivel que fácilmente podría denominarse ‘neurosis colectiva’. Nuestra sociedad está enferma de samskaras, y al borde del desastre. Con la erradicación sistemática de los samskaras mediante la regresión podrán evitarse incalculables problemas – tanto mentales como físicos – en el futuro.

¿Qué tipos de enfermedades pueden curarse con la regresión? Como sucede con muchas formas de sanación, la eficiencia no depende tanto del tipo de enfermedad, como de la clase de paciente. La regresión no precisa que se crea en vidas pasadas, sino que requiere una mente abierta y una cierta determinación para afrontar problemas en vez de intentar escapar de los mismos. Muchas personas eligen caer enfermas como vía para evitar mirar la fuente de sus conflictos internos. Si este es el caso, el éxito únicamente llegará si el paciente está preparado para reconocer y dominar los conflictos – y no todo el mundo está preparado para hacerlo.

He visto como la regresión brinda resultados espectaculares en un amplio abanico de desórdenes físicos, desde problemas cutáneos a tumores abdominales, desde incontinencia urinaria hasta ciertas formas de parálist. He sido testigo de muchas mejoras que asombraron a mis colegas médicos o les hicieron pretender que no había pasado nada porque los resultados eran irreconciliables con su actual comprensión de la enfermedad. Sin embargo, ciertamente no presentaría la regresión como una panacea. Pues también he visto que es ineficaz para brindar alivio físico a muchos otros pacientes que sufrían exactamente las mismas enfermedades.

Para concluir el presente capítulo, puede ser interesante ponderar sobre un sencillo hecho que he observado a lo largo de los años. Cuando trabajo con IST, los clientes que parecen obtener las sanaciones más espectaculares normalmente son los que no emplean la técnica con el propósito de la sanación, sino para conocerse a sí mismos.

Notas Capítulo 6

¹ Como anteriormente, las preguntas al principio de los párrafos son formuladas por el conector. Las respuestas corresponden al cliente.

² Obsérvese cómo los clientes tienden a alternar entre primera y tercera persona cuando se describen a sí mismos en un episodio de una vida anterior.


Regresión: Terapia de Vidas Pasadas

para Ser Libre Aquí y Ahora

CAPITULO 7

EL FINAL DE LOS SAMSKARAS

7.1 Convirtiendo serpientes en cuerdas

Un resultado significativo de IST consiste en hacernos conscientes de la presencia y acción de los samskaras. Al entender el mecanismo de los samskaras y analizar nuestra conducta emocional, identificaremos ciertos patrones. Entonces, mediante IST se revelarán nuevos samskaras, absolutamente insospechados. Algunas huellas traumáticas del pasado volverán a nuestra conciencia de nuevo, e inmediatamente seremos capaces de hacer conexiones con las emociones actuales y la conducta condicionada. El mero hecho de ver como opera en la mente un mecanismo erróneo, ya hace la mitad del trabajo para neutralizarlo. El samskara todavía sigue ahí, superponiendo sus emociones en nuestra conciencia – pero podemos ver como sucede, y por consiguiente se convierte en un problema mucho menor.

Existen muchos motivos para que las cosas sean así. Cuando no puede reconocerse la fuente de un dolor, el dolor tiende a magnificarse automáticamente. Supongamos que estamos en una playa y nos ponemos la camisa después de nadar. De repente sentimos un dolor lacerante en el lado izquierdo del pecho. Es tan intenso que nos quedamos sin aliento y hemos de sentarnos. Inmediatamente pensamos en un ataque al corazón u otra terrible enfermedad, a lo cual sigue una cadena de asociaciones – hospital, seguro médico, y así sucesivamente. ¡La desesperación nos embarga! Pero un minuto después nos damos cuenta, subrepticiamente, que en nuestra camisa se había atrapado una avispa, y que el dolor venía de la picadura que nos había infligido. ¡Lo cual nos proporciona un súbito desahogo! El ‘daño’ es exactamente el mismo, pero el sufrimiento disminuye más de la mitad. El motivo es sencillo; hace unos segundos teníamos un ataque al corazón, y ahora solo hemos sido picados por un insecto. A pesar de que la causa del dolor físico es exactamente la misma, el sufrimiento disminuye notablemente.

Un ejemplo clásico de la tradición hindú ilustra dicho patrón. Es una historia que cuentan muchos maestros, procedente de un texto de la tradición Vedanta denominado Astavakra–Gita. Este Gita recibe su nombre del gran sabio Astavakra, quien era ocho veces deforme (asta = ocho, vakra = torcido) y aún así fue uno de los grandes maestros de la felicidad eterna de su tiempo. Astavakra empleaba el ejemplo de una serpiente que origina un gran revuelo en una reunión. Cuando se descubre la serpiente, la muchedumbre es presa del pánico; todos empiezan a gritar y a correr en todas direcciones. Entonces, de repente, alguien se da cuenta que la serpiente no es tal serpiente, sino ¡una cuerda enrollada! La agitación cesa inmediatamente. Todo vuelve a la normalidad y la gente comienza a reírse de sus propias reacciones.

Cada vez que nos aflige una emoción, el hecho de ver el samskara tras ella nos cambia la perspectiva por completo, como cuando la serpiente se convierte en una cuerda, o cuando el ataque al corazón se vuelve una picadura de insecto. No es el jefe o la pareja quien está siendo cruel, no que es el mundo esté tratando de herirnos deliberadamente. Tan solo es un simple mecanismo interno que está poniendo su mensaje pregrabado. Es un samskara y nada más.

Sin embargo, la mera comprensión intelectual de dichos procesos no será de gran ayuda. Una persona que trate de aplicar estos principios sin poseer la experiencia directa de la regresión (u otra forma de exploración metafísica consciente de las huellas samskáricas profundamente enraizadas) sería igual que un hombre que, cuando vea una serpiente, trate de convencerse que “no es una serpiente, es una cuerda”. La empresa se volvería una completa farsa. Lo que precisamos es ser capaces de ver los samskaras y reconectar con ellos conscientemente, que es exactamente lo que IST nos permite hacer. Pues la magia (maya) de los samskaras es tal que uno puede engañarse a sí mismo, pero no puede engañarles a ellos. Mientras no veamos que la serpiente es una cuerda, la cuerda nos morderá tan violentamente como lo haría la serpiente. Al practicar una técnica como IST y observar las reacciones durante las actividades diarias, nos moveremos hacia la libertad, lo cual no lograremos por el mero hecho de leer libros sobre el tema.

El ejemplo de la serpiente y la cuerda también nos permite entender por qué los niños pequeños son tan vulnerables a las emociones. Su mente lógica no está desarrollada. Cuando algo les ocurre, no tienen forma de racionalizarlo – no hay barreras protectoras; por tanto, confunden la cuerda con una serpiente todas las veces, no hay manera de hacerles ver el motivo. La situación puede ser inofensiva, pero para ellos es como si su vida estuviera amenazada. Solo pueden asustarse, como nos pasaría a nosotros si fuéramos atacados por alguna bestia desconocida en medio de la noche y no hubiera forma de escapar o defendernos. Esta es la razón de que circunstancias nimias puedan crear samskaras importantes a los niños pequeños.

7.2 Los samskaras son ridículamente pequeños

Existe otro motivo por el que el hecho de ver los samskaras neutraliza automáticamente una gran cantidad de sufrimiento; independientemente de que las emociones que surjan de ellos sean enormes, los propios samskaras no son más que semillas diminutas, ridículamente pequeños comparados con los trastornos que generan en la conciencia. Los impulsos que surgen de los samskaras se amplifican artificialmente por el cuerpo astral, como cuando una imagen es reflejada indefinidamente por un conjunto de espejos. Si no fuera por dicho mecanismo, los trastornos emocionales sencillamente no podrían acaecer, o al menos nunca alcanzarían la misma intensidad.

Las técnicas IST persiguen alcanzar la percepción directa de los samskaras como semillas en el cuerpo astral. Antes de ser agitados por la ira o por cualquier otra emoción, ha de surgir una onda de un samskara. Refirámonos a la secuencia que describimos previamente:

estímulo → samskara → reacción/emoción

El núcleo de nuestro método de regresión es la habilidad de percibir las ondas de emociones saliendo de las semillas o samskaras. Lo cual requiere el desarrollo de cualidades nuevas. Para empezar, hay que aprender a percibir cómo se hacen sentir los samskaras en el cuerpo de energía. Este es uno de los primeros resultados de la práctica de IST – se sienten claramente los samskaras como ‘lugares’ en diversas partes del cuerpo de energía. No es una percepción vaga ni etérea, sino tangible como la del calor que se siente cuando se acerca la mano al fuego. Los samskaras dejan de repente de ser teóricos, podemos sentirlos nosotros mismos.

Otra cualidad esencial que debe desarrollarse es una cierta conciencia durante las actividades cotidianas. Cualquiera que sea el método de desarrollo espiritual, sin el cultivo del hecho de estar conscientes, nunca sucederá nada decisivo. Si tratamos de trabajar los samskaras sin observarlos cuando nos manipulan, la lucha está perdida antes de empezar. Una fase clave del proceso consiste en observar nuestras reacciones en diversas situaciones de la vida.

Lo cual no significa que tengamos que suprimir las emociones. Este método no nos pide dejar de enfadarnos, gritar a nuestros amigos o romper platos. Pero mientras pasamos por las rutinas cotidianas, lo que tenemos que hacer es estar conscientes, lo que significa observarnos cómo nos ponemos emocionales y sentir el samskara tras la emoción. Se requiere una vigilancia persistente durante las actividades cotidianas. En este trabajo de ser conscientes no precisamos ver por qué y cómo se originó el samskara. No necesitamos volver a experimentar el episodio durante el cual se grabó. Lo único que se necesita es sentir la semilla del samskara en el cuerpo de energía – el lugar – y sentir la onda emocional que sale de él.

Es un proceso que no requiere dotes especiales ni percepción sobrenatural, aunque sí precisa una fuerte perseverancia. Lo que implica que hora tras hora, minuto tras minuto, observemos nuestras reacciones a personas y situaciones. Si persistimos en esta dirección, seremos gradualmente capaces de ver las ondas emocionales en fases cada vez más tempranas de su emergencia de los samskaras – un gran logro. Entonces descubriremos que entre la activación del samskara iracundo y el momento en que empezamos a romper platos, hay todo un camino que recorrer. El problema es que si no hemos hecho el trabajo de hacernos conscientes, todas las reacciones que llevan de la activación del samskara a romper la vajilla tendrían lugar con extraordinaria rapidez, sin percatarnos de nada. La observación sistemática de nuestras reacciones nos hace conscientes de diversas etapas intermedias en las que la emoción se amplifica artificialmente.

Un gran descubrimiento consistirá en que la onda emocional, si podemos ver cómo sale del samskara, es sorprendentemente diminuta. Es solo una pequeña vibración, apenas tiene sabor emocional adscrito. Entonces toma toda la magia (maya) del cuerpo astral para amplificar de más dicha micro vibración hasta convertirla en una verdadera emoción, y hacernos reaccionar y hacer toda clase de cosas que nunca elegiríamos hacer si únicamente nos moviera nuestro libre albedrío. Por otra parte, gran parte de la amplificación ni siquiera se debe a lo que se relaciona con el propio samskara, sino que se debe a una clase de hábito del cuerpo astral. El cuerpo astral magnifica las vibraciones emocionales; es la forma en que ha sido condicionado a operar. Además, todo sucede tan rápido que ni siquiera nos damos cuenta que está pasando.

La situación cambia radicalmente si se practica sistemáticamente el estar consciente. Cada vez que tiene lugar una emoción, podremos verla evolucionar fase tras fase. Incluso podremos anticipar cada fase mientras esté sucediendo el proceso: “siento el lugar del samskara, luego sé que pronto voy a sentir la vibración que sale del mismo. Ahora siento la vibración, y sé que va a crecer. Ahora ya ha crecido la vibración, por lo que sé que voy a comenzar a sentir la emoción. Ya está, en mi mente está apareciendo el primer matiz de ira. Ahora crece, puedo sentir cómo alcanza la sangre la vibración de ira y como fluye por ella; solo un poco más y comenzaré a gritar. Ya está, estoy gritando y temblando. Pronto voy a empezar a arrojar los platos.”

Por supuesto, una vez nuestro estado de conciencia se haya hecho tan refinado, resulta altamente improbable que alcancemos la fase de lanzamiento de platos tan fácilmente. Bajo observación constante, muchos patrones emocionales repetitivos se hacen tan insoportables que acabamos por abandonarlos. Nos vemos reaccionando siempre igual: “Ahora voy a sentir eso otra vez. Y luego voy a decir las mismas palabras, una vez más. Y luego voy a hacer eso otra vez”, y así sucesivamente. Si siempre nos damos cuenta que hemos sido arrastrados por emociones destructivas cuando ya han sucedido, no hay mucho que podamos hacer para evitarlo. Si estamos conscientes mientras suceden, la situación es radicalmente distinta.

Otra ventaja importante de ser consciente es que determinados mecanismos de amplificación del cuerpo astral, sencillamente no pueden tener lugar. Veamos de nuevo el diagrama de la representación de los cuerpos sutiles que introdujimos en el Capítulo 4.

modelo

Los sentidos del cuerpo físico reciben el estímulo, que es transmitido por el cuerpo etérico, y alcanza el cuerpo astral. Entonces la acción del samskara consiste en hacer que el impulso evite el estrato de autoconciencia. En el cuerpo astral tiene lugar una cadena de reacciones, la cual se corresponde con los mecanismos de amplificación que acabamos de describir. No obstante, si no se evita el estrato de autoconciencia, el esquema se hace totalmente distinto. El cuerpo astral pierde su supremacía y la luz del Ego Superior neutraliza automáticamente gran parte de su ‘química’. Lo cual significa que si nuestra autoconciencia es lo suficientemente fuerte, las reacciones mecánicas del cuerpo astral automáticamente dejarán de surtir el efecto deseado. El punto débil del cuerpo astral es que solo puede operar libremente si no estamos conscientes. Cuanto más autoconscientes seamos, es decir, cuanto más involucremos al vehículo en la cúspide del diagrama, menos posibilidad tendrá el cuerpo astral de manipularnos como marionetas cuando recibamos sensaciones y percepciones del mundo. Despega el liderazgo del Ser Superior y decae el poder del condicionamiento.

Debe recalcarse otra vez que en este proceso no se implementa ninguna supresión. Si dejan de aparecer algunas emociones no es porque hagamos nada para bloquearlas. Es porque su maya se ha caído. En cualquier caso, ¿cuál es el valor de una emoción que se desvanece en cuanto nos hacemos conscientes de ella? Si una emoción desaparece con solo mirarla, no puede ser muy real. Es otra forma de entender la diferencia entre emociones y sentimientos. Cuando un sentimiento nace en nuestro interior, cuanto más conscientes seamos de él, más fuerte se hace. Cuando surge una emoción, cuanto más conscientes seamos, más rápido tiende a desvanecerse. Si podemos experimentarlo una y otra vez, se hará tan evidente la naturaleza ilusoria y artificial de las emociones reactivas que cambiará por completo nuestra opinión de lo que es real o irreal en nuestra psique.

Trataremos de comprender con mayor precisión, en lo que concierne a las ondas emocionales, la diferencia entre visión clara – en inglés clair vision – y supresión. Cuando una emoción surge de un samskara, es bastante diminuta e inofensiva. Cuanto más fuerte sea la conciencia del Ser Superior, menor es la posibilidad de que esta diminuta vibración florezca hasta convertirse en una importante reacción con descarga de adrenalina, etc. Permanecerá tal cual es, y se desvanecerá. En lugar de convertirse en un elefante, permanecerá con el tamaño de una cucaracha. La supresión se corresponde con un mecanismo bastante diferente: la vibración florece haciéndose una emoción, por ejemplo ira, y luego escondemos la ira en vez de expresarla. El principal problema es que la energía de la ira es probable que obre en nuestro interior la clase de estragos que los maestros védicos compararían con los que ocasionaría un elefante furioso en el patio de una casa.

7.3 Reacción versus conciencia

Del esquema que acabamos de describir se deduce que en cualquier etapa del desarrollo de una onda emocional podremos reaccionar o permanecer conscientes, pero no ambas cosas. A veces, cuando no estamos conscientes, las reacciones siguen mecánicamente su curso. Pero cuando somos conscientes cesa la reacción en cadena. La vibración original que surge del samskara no florece en una emoción completamente madura, sino que se disipa suavemente. Por supuesto, al principio la situación no tiene los bordes tan delimitados. En determinados casos somos conscientes de que estamos reaccionando, pero aunque seamos conscientes la reacción en cadena hasta cierto punto aún sigue su curso, y todavía tienen lugar las emociones reactivas.

En este proceso hay un conflicto entre dos partes nuestras diferentes: por un lado la autoconciencia, y por el otro el cuerpo astral y sus respuestas automáticas. Cuanta más luz del Ser Superior brille en nuestra autoconciencia, más neutralizará las reacciones químicas erróneas generadas por el cuerpo astral. Aún así, todavía hay un círculo vicioso, ¡pues son precisamente los samskaras los que impiden que brille la luz del Ser Superior! Así pues, el proceso de liberación tiene dos ramales: por un lado, reforzar la conciencia del Ser Superior, y por el otro, disminuir el poder de la mente reactiva mediante la neutralización de tantos samskaras como sea posible. La primera parte corresponde a los diversos procesos de meditación, iniciación, rituales y similares, mientras la segunda puede trabajarse con IST.

De una forma muy simplificada podríamos decir que al principio del trabajo la conciencia solo consiste en las reacciones del cuerpo astral, sin ninguna autoconciencia. Al final del trabajo la autoconciencia del Ser Superior irradia sin impedimentos, puesto que se han erradicado las reacciones del cuerpo astral, siendo reemplazadas por sentimientos. Mientras se avanza en el trabajo, estarán presentes e interaccionarán diversas proporciones de autoconciencia y reacciones.

7.4 Liberación de cargas emocionales

Para debilitar la sujeción de la mente reactiva, hay una cosa que demostrará ser especialmente poderosa – la liberación de las cargas emocionales asociadas a un número limitado de samskaras excepcionalmente potentes. Algunos samskaras están dotados de energías devastadoramente emotivas, bien porque se grabaron bajo circunstancias dramáticas – si hemos sido torturados, por ejemplo, o si hemos visto a nuestros hijos morir enfrente nuestro – o bien porque nos han golpeado circunstancias traumáticas cuando éramos especialmente vulnerables, como es el caso de un niño pequeño que no posee la protección de una mente racional y magnifica algunos sucesos de forma desproporcionada a su naturaleza real. Dichos samskaras capitales se alojan con enormes cargas emocionales que elevan el nivel de tensión de todo el estrato astral.

Si examinamos la forma en que opera la mente reactiva, veremos que todo en ella responde a la ley de polaridades. Un aspecto común a todas las emociones consiste en que, o bien nos atraen hacia algo, o bien nos repelen de algo. La emoción nunca es neutral; siempre posee una polaridad que nos empuja en una dirección o tira de nosotros hacia otra. Esta podría ser una buena definición de la emoción: una polaridad astral que compele o repele. Desde el punto de vista del cuerpo astral no es la dirección lo que importa, sino el hecho de que haya una polaridad, una carga. Dicho sencillamente, al cuerpo astral fundamentalmente no le importa si amamos/deseamos u odiamos/despreciamos a alguien. Lo que le importa es la intensidad con la que se siente la carga interna, y cuán irresistiblemente se nos arroja hacia el amor o el odio.

Esto nos conduce al discernimiento de dos razones distintas por las que una emoción puede absorbernos. Por supuesto, está el samskara en particular, que se activa y reacciona mediante la emoción; y tras dicho samskara hay cierto episodio de la infancia, de vidas pasadas, o de ambos. Sin embargo, otra razón fundamental también es el ‘voltaje’ general del cuerpo astral. Cuantos más samskaras capitales tengamos, más alimentarán sus cargas emocionales a todos los demás samskaras y harán que reaccionen violentamente. En consecuencia, en cuanto comencemos a liberar los samskaras capitales, nuestra vida emocional se hará considerablemente más sencilla y mucho menos fuera de control. Y esto porque la tensión general, el ‘voltaje’ del cuerpo astral, disminuye de forma significativa.

Una consecuencia adicional será que un problema emocional nunca podrá considerarse independiente del estrato emocional. Si gritamos a nuestra pareja, probablemente no sea solo debido al samskara que en particular está asociado a esta emoción iracunda, sino también a varios monstruos de las profundidades. Son las cargas de estos megasamskaras las que alimentan la ira. Por consiguiente, solo una perspectiva global, que trate la mente reactiva como un todo, podrá proporcionar una mejora real.

A medida que se expanda nuestra visión nos percataremos que la situación es aún más complicada, debido a las interacciones con el entorno. El voltaje del cuerpo astral se mantiene artificialmente alto debido, además de a las cargas emocionales de los samskaras capitales, a las de la gente con quienes vivimos y trabajamos. No debería exagerarse esta influencia, pues solo es activa dentro de ciertos límites. Además, no es saludable echar la culpa a los vecinos de los estados de ánimo propios. La historia espiritual está llena de gente que alcanzó la libertad espiritual en las más adversas circunstancias. Sin embargo, el cuerpo astral no es un estrato tan separado como el cuerpo físico, recibiendo impulsos y energías emocionales del entorno. Una vez más, este nivel de comprensión no debería emplearse como excusa, pues cada uno debe ser responsable del modo en que se comporte. Pues si nuestro cuerpo astral estuviera completamente transformado, no sería afectado por ondas astrales colectivas desestructuradas. Aún así, esto nos puede dar pistas en cuanto a la causa de que, de repente, cuando ocurren ciertos sucesos globales que ocasionan aflicción por todas partes, nos sintamos deprimidos o ‘pesados’.

7.5 El cambio espiritual

Habiendo visto la necesidad de limpiar el cuerpo astral y sus numerosos samskaras para alcanzar la libertad, ahora es el momento de enfatizar la afirmación inversa. Si el trabajo únicamente versa sobre samskaras, acabaremos dando círculos. Si solo nos enfocamos en las emociones sin que nunca experimentemos estados más elevados de conciencia, muy bien podríamos acabar trabajando las emociones interminablemente. Por supuesto, esto no solo es aplicable a la regresión, sino a cualquier forma de psicoterapia o exploración psicológica.

Hemos visto como, si meditamos sin tratar los samskaras de modo sistemático, existe un riesgo importante de alcanzar un cierto techo sin que nunca seamos capaces de traspasarlo, pues los samskaras nos atan como un bote a su ancla. Pero si hacemos lo opuesto, si solo nos fijamos en los samskaras sin meditar ni desarrollar estados más elevados de conciencia, entonces alcanzamos una cierta profundidad emocional y nos estancamos. Se eliminan algunos bloqueos emocionales, se resuelven algunos asuntos, y se llega a un punto muerto porque a la conciencia le falta una luz más elevada para poder trabajar con mayor profundidad. Existe una correspondencia entre lo alto que se puede ascender y lo profundo que se podrá descender. En la medida que no estemos en contacto con las cualidades más elevadas de la conciencia, será extraordinariamente difícil alcanzar los estratos más profundos del cuerpo astral y sus samskaras capitales.

Es un problema insidioso, pues podemos estar completamente bloqueados en nuestra progresión y todavía tener muchas liberaciones emocionales, lo cual puede dar la falsa impresión de que estemos avanzando. Probablemente conoceremos a gente en dicha situación. Quedan atrapados en algún tipo de terapia emocional y parece que nunca puedan salir de ella. Se hacen cada vez mejores en lo que respecta a la expresión de emociones, lloran cada vez más, gritan cada vez más alto. No dejan de asistir a talleres en los que se ‘limpian un montón’. Pero diez años después aún siguen trabajándose bloqueos emocionales similares, asistiendo a talleres de terapias y ‘limpiándose un montón’ – no ha cambiado nada básico en su vida. Lo cual significa que su trabajo es meramente horizontal. Cada vez exploran más asuntos relativos al mismo nivel de su mente, no siendo nunca capaces de llegar a mayor profundidad.

Cuando se trabaja con samskaras hay un hecho que nunca debe olvidarse – ¡los samskaras son interminables! No se llega a ninguna parte limpiando cada vez más samskaras, sino limpiando samskaras cada vez más profundos, hasta alcanzar la misma fuente de todas las sujeciones de la mente reactiva. Lo cual nunca podrá ocurrir sin acceder con regularidad a estados más elevados de conciencia del Ser Superior, lo que generalmente implica alguna forma de meditación. Esto no solo es aplicable a la regresión, sino a cualquier forma de psicoterapia o exploración psicológica. Si no tiene lugar en algún momento una apertura metafísica, el proceso continuará indefinidamente sin que nunca se alcance una resolución definitiva de los problemas. Fundamentalmente, los problemas emocionales no pueden resolverse en el nivel emocional, sino mediante una apertura metafísica.

En consecuencia, para que tenga lugar una transformación real de la psique es insuficiente un esquema de trabajo estrictamente psicológico. Cuanto más se incorpore la dimensión metafísica en el trabajo, más opciones habrá de lograr un avance real. Un aspecto clave de las técnicas IST es que nos introducen en diversas experiencias de expansión de la conciencia, de las cuales volver a experimentar vidas pasadas no es sino un subproducto. Por ejemplo, las técnicas IST posibilitan que viajemos muy adentro del espacio interno y que echemos una ojeada a los mundos intermedios, en los que hemos viajado entre la muerte y el nacimiento. También nos permiten entrar en contacto con ángeles, así como reconocer la influencia de diversos seres no físicos. Todo lo cual origina el despertar de la visión espiritual. Para entender lo que hace que la gente cambie durante el proceso IST, es importante darse cuenta que despertar la visión interior es por lo menos tan importante como neutralizar samskaras. La visión más elevada nos permite continuar el proceso de exploración psicológica de modo vertical. En vez de vagar indefinidamente alrededor de la misma clase de asuntos, posibilita que nos sumerjamos en los estratos más profundos del cuerpo astral y alcancemos las experiencias metafísicas del Ser Superior.

Por supuesto, cuantas más cargas emocionales podamos neutralizar, mejor. Eliminar samskaras brindará mejoras definitivas en todos los aspectos de la vida: físico, mental/emocional y espiritual. Sin embargo, la limpieza de samskaras es insuficiente en sí misma. Si deseamos derivar el máximo beneficio de las técnicas de regresión IST, debería quedar claro que su propósito es mucho más ambicioso que limitarse a tratar con samskaras. IST nos conducirá a numerosos viajes a lo largo de nuestra ‘línea temporal’, y a diversos mundos y planos de conciencia. De estas experiencias resultará una maduración profunda de nuestro ser espiritual y de la visión interior. Proporcionarán tanto cambio como la limpieza mecánica de algunos samskaras, si no más.

En lo que respecta a la transformación espiritual, no hay causalidad directa. Cuando tratamos con tareas materiales cotidianas, podemos confeccionar listas de problemas y resolverlos uno a uno. A resultas de ello nuestra empresa progresa. Podemos ver por adelantado lo que nos ayudará a avanzar la resolución de cada problema en concreto. Sin embargo, en el mundo espiritual el progreso está lejos de ser tan mecánico. Hay problemas que intentamos resolver, pero los cambios reales no parece que lleguen como consecuencia directa de ningún proceso en particular. Realizamos diversas prácticas y, en algún momento, nos damos cuenta que nos hemos vuelto diferentes, y que han desaparecido numerosos problemas del pasado. Con frecuencia es imposible fijar con exactitud cuándo, cómo y por qué han desaparecido. Hemos atravesado una maduración profunda y poco a poco nos hemos hecho distintos. Hemos cambiado a una diferente cualidad de ser, y en esta nueva condición los problemas de ayer sencillamente ya no pueden encontrarse más. Nos percatamos de que los problemas que solíamos tener eran, más que nada, consecuencia de cómo éramos. Habiéndonos hecho distintos, dichos problemas ya no están más con nosotros.

7.6 El fin de los samskaras

¿Qué les sucede a los samskaras cuando ya los hemos neutralizado mediante la práctica de la meditación y estando conscientes? No desaparecen, sino que permanecen como semillas. Lo cual ya supone una mejora importante – había veinticuatro elefantes en el comedor y se han convertido en veinticuatro cucarachas. La vida va a ser mucho más fácil. Aún así, aunque neutralizadas, las semillas están ahí; e incluso si desaparecieran por completo, aparecerían otras. Los samskaras son como las olas del mar. ‘Destruyamos’ una ola y emergerá otra, y así sucesiva e indefinidamente. Los samskaras son inagotables y, como hemos visto, es por un motivo muy sencillo – la propia naturaleza de la mente/manas es estar ‘samskarizada’. La propia sustancia del cuerpo astral está compuesta de samskaras. No tendría sentido pasarse la vida explorando un samskara tras otro.

La solución es de diferente naturaleza – cambiar de una vez por todas a un estrato de conciencia distinto. No se puede vaciar un océano. Quizás se pueda hacerlo menos turbio erradicando las principales fuentes de contaminación. No obstante, la respuesta real al problema es distinta – salgamos del agua turbia y comencemos la existencia al aire libre. Esto implica un cambio de conciencia, de emociones a sentimientos, o en otras palabras de manas a buddhi, de la conciencia inconsciente del cuerpo astral a la conciencia del cuerpo astral transformado (el Espíritu–Ser Superior de la terminología de Steiner), en que el Ser Superior irradia como un Sol. Asimismo, se corresponde a la transformación alquímica mediante la que el cuerpo astral se reemplaza por el cuerpo astral transustanciado.

Dicha transformación es gradual y durante un largo período la mente reactiva y sus samskaras todavía están ahí, aunque cada vez sean menos importantes. La mente reactiva pierde progresivamente la capacidad de sujetarnos con sus rutinas mecanicistas. La autoconciencia crece en intensidad y presencia, hasta el punto en que, no siendo obstaculizada por la mente reactiva, la autoconciencia se convierte en la conciencia del Ser Superior.

A medida que tiene lugar la transformación perdemos gradualmente la capacidad de sufrir. Un bello don que podemos facilitar a lo niños es ayudarles a aprender la diferencia entre dolor y sufrimiento. En la presente condición humana, el dolor es inevitable. En la medida en que habitamos un cuerpo físico, hemos de experimentar dolor de vez en cuando. El sufrimiento es de una naturaleza distinta. Es una reacción de la mente/manas que magnifica el dolor y le añade diversos adornos y estremecimientos emocionales. En muchos casos el dolor solo es transitorio; pero si uno lo desea, siempre puede añadirle algo y sufrir más – no hay límites. Este conocimiento puede comunicarse fácilmente a niños pequeños. Por ejemplo, cuando se hacen pequeñas heridas, imitando un sufrimiento terrible. Rodando sobre la alfombra por diversión, gritando en voz alta, diciendo “sufro, sufro” empleando todos los recursos melodramáticos – los niños captarán el mensaje. Por supuesto, la ironía es que los adultos hacen eso mismo todo el tiempo, a otro nivel, cuando siguen magnificando vibraciones insignificantes hasta convertirlas en enormes emociones.

Una de las lecciones de IST es que aunque el dolor es inevitable, el sufrimiento no lo es; puede erradicarse por completo. No es un remoto ideal metafísico, sino un objetivo alcanzable que podemos proponernos razonablemente, si estamos preparados para poner el método en práctica con perseverancia. Si se combina IST con la observación sistemática de las reacciones, no pasará mucho tiempo hasta que decaiga una parte sustancial del propio sufrimiento, al haber quedado expuesto como una innecesaria sujeción de la mente.


Regresión: Terapia de Vidas Pasadas

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CAPITULO 8

RECORDANDO VIDAS PASADAS

8.1 ¿Por qué no recordamos nuestras vidas pasadas?

Antes de analizar los mecanismos que nos permiten recordar vidas pasadas, veamos por qué la mayoría de las personas son incapaces de recordarlas en circunstancias normales.

En primer lugar, somos incapaces de recordar la mayoría de los sueños. Si ni siquiera somos capaces de recordar lo sueños, ¿cómo podemos pretender recordar vidas pasadas? Las razones fundamentales por las que no podemos recordar vidas pasadas son las mismas que nos impiden recordar los sueños. Para entender por completo esta situación, recapitularemos algunos detalles de anatomía sutil, es decir, el conocimiento de los cuerpos sutiles que constituyen la totalidad del ser humano.

1. Todos estamos familiarizados con el cuerpo físico – el que los cirujanos pueden abrir y cortar. Como está compuesto por los nutrientes que comemos, la tradición védica lo ha denominado anna–maya–kosa, la ‘envoltura hecha de comida’¹.

2. Más allá del físico está el cuerpo etérico, compuesto por energía vital, que es el Qi de la medicina china tradicional y el prana de la literatura sánscrita. De ahí el nombre prana–maya–kosa, ‘envoltura hecha de prana’ dado a este estrato en la tradición Vedanta. Así como el agua permea la esponja, la envoltura de prana, o cuerpo etérico, penetra la totalidad del cuerpo físico². También se extiende algo más allá de los límites del cuerpo físico.

modelo

En la medida en que estamos vivos, nuestros cuerpos físico y etérico nunca se separan. Por consiguiente podemos considerarlos como una estructura individualizada, que para nuestro propósito denominaremos ‘complejo inferior’.

3. Más allá de los cuerpos físico y etérico está el cuerpo astral, estrato de la mente/manas, o mente reactiva, en el que tienen lugar las emociones y la mayoría de nuestros pensamientos. Como se vio con anterioridad, los samskaras tienen su asiento en el cuerpo astral.

4. El Ego está en el centro de todos los demás cuerpos. En una etapa ulterior, cuando tratemos con procesos alquímicos más avanzados, se hará una clara distinción entre Ego, Ser Superior y Espíritu. Pero en el contexto del presente libro dichas distinciones no serían de ninguna aplicación práctica. Así pues, en aras de simplificar, podemos considerar que los términos Ego (o Ego Superior), Ser Superior y Espíritu son equivalentes o sinónimos, y se refieren a la llama inmortal que es el núcleo de los seres humanos.

Es importante hacer constar que el cuerpo astral y el Ego están estrechamente unidos. Incluso podríamos decir que el Ego está enredado en la telaraña del cuerpo astral. Esta es la razón por la que cuando cerramos los ojos, a menos que hayamos seguido un camino de autotransformación, no seamos capaces de discriminar qué es lo que en nuestra conciencia proviene de la mente, y qué pertenece al Ser Superior. Intelectualmente podemos saber que tenemos un Ser Superior, y que dicho Ser Superior está en el trasfondo de la conciencia, como una pantalla blanca en la que se proyecten diversas películas. Pero en la práctica el Ser Superior está oculto por la mente reactiva, por lo que nos resulta imposible conectar directamente con su luz. Por tanto el primer propósito de un camino espiritual consiste en separar el Ser Superior del cuerpo astral.

En la medida en que dicha separación no haya acontecido, para citar una analogía con frecuencia encontrada en la literatura sánscrita, ambos permanecen como agua y leche en el mismo vaso. El cuerpo astral y el Ego están mezclados juntos. En consecuencia podemos simplificar nuestra estructura de cuatro niveles dividiéndolo en dos:

  • Complejo superior, compuesto por el cuerpo astral y el Ser Superior, que no se separan mientras no hayamos ‘encontrado nuestro Ser Superior’.
  • Complejo inferior, formado por los cuerpos físico y etérico, que no se separan mientras estamos vivos.

8.2 Lleno de agujeros como un colador, o el queso gruyere

¿Qué pasa cuando dormimos? El complejo inferior (cuerpo físico + cuerpo etérico) se queda en la cama, mientras el complejo superior (cuerpo astral + Ego) parte y vaga por las diferentes esferas. Ambos complejos permanecen vinculados por lo que algunos esotericistas denominan el cordón plateado. Así pues, los estados de vigilia y de reposo se corresponden con dos direcciones distintas que toma el cuerpo astral. Durante el día el cuerpo astral tiene cognición del mundo físico mediante los sentidos físicos del cuerpo físico. Por la noche se retira del cuerpo físico y dirige su actividad hacia los diversos mundos astrales, lo que se traduce en sueños y otros estados más profundos de conciencia. Cuando llega el momento de despertar, el cuerpo astral abandona la esfera astral y se reincorpora al cuerpo físico.

El motivo por el que no recordamos la mayoría de los sueños ni las demás actividades astrales nocturnas es que en el presente estado de desarrollo humano, el cuerpo astral gotea como un colador. Está lleno de agujeros, como el queso gruyere. Además, los puentes de comunicación entre el complejo inferior (cuerpo físico+cuerpo etérico) y el cuerpo astral no están adecuadamente desarrollados. Así, incluso si el cuerpo astral puede retener algunas de las experiencias de la noche, las memorias correspondientes tienen escasas opciones de pasar y alcanzar la conciencia de vigilia.

En su condición presente el cuerpo astral adolece gravemente de falta de estructura, y todavía más de falta de unidad. Parece un manojo de parches desalineados. Podríamos compararlo a un rompecabezas cuyas piezas no encajaran unas con otras. Cada pieza del puzzle tiene sus propios samskaras y emociones, deseos, atracciones y repulsiones. Cada pieza se corresponde con una faceta diferente de la personalidad. En términos de vidas pasadas, cada una de estas piezas ha sido forjada en un período distinto de nuestro pasado, bajo la influencia de diversas experiencias vitales.

En la práctica ello implica que, siendo seres psicológicos, estamos compuestos por partes, cada una con su sabor, su propio pasado y sus propios deseos. Por ejemplo, una parte puede amar la lectura de libros de espiritualidad, mientras a otra le interesa apostar a los caballos, y a otra distinta viajar alrededor del mundo. Cada una de las partes es uno de los múltiples ‘caracteres’ que constituyen la personalidad. La palabra carácter es bastante apropiada, pues en griego antiguo quería decir marca impresa, grabada o estampada, como en las monedas o sellos – lo cual se ajusta muy bien a los mecanismos que hemos descrito para los samskaras. En este contexto podríamos definir un carácter como un puñado de samskaras grabados sobre una de las piezas del cuerpo astral, que trabaja para satisfacer sus propios deseos de acuerdo con su propio pasado.

El drama de la vida es que cada uno de estos caracteres trabaja para sí mismo y no le importa lo que quieren las otras partes. Por ejemplo, a la parte que ama apostar le trae sin cuidado la sabiduría descrita en los libros que acumula el carácter espiritual. En consecuencia, la interacción de los caracteres con frecuencia nos sitúa en situaciones dolorosamente contradictorias. Cada carácter es como un dictador en potencia que pretende hacerse cargo de nuestra vida y transformarla de acuerdo con sus propias preferencias y aversiones. Por ejemplo, al ‘lector’ que llevamos dentro no le importaría transformar la casa en una librería gigantesca, mientras al ‘apostador’ le encantaría vernos trabajar como periodista deportivo. El único interés común que comparten los caracteres consiste en alienar al Ser Superior lo máximo posible, puesto que si el Ser Superior empezara a mandar significaría para ellos el fin de cualquier supremacía posible. En consecuencia la realidad de la vida para la mayoría de la gente es que el Ser Superior está anestesiado y se mantiene latente en el trasfondo, mientras los diversos caracteres luchan por el mando.

8.3 El mosaico estalla

modelo

¿Qué ocurre si morimos? El complejo superior (cuerpo astral+Ego) se separa del inferior (cuerpo físico+cuerpo etérico), como cuando nos dormimos. Pero esta vez el cordón plateado se rompe, abandonándose el complejo inferior. El cuerpo físico empieza a corromperse y el cuerpo etérico se desintegra, volviendo a formar parte del estrato etérico global del planeta. Sería inexacto creer que el complejo superior se marchará y viajará por los mundos espirituales, y volverá justo a tiempo para una nueva encarnación, tras quizá un poco de limpieza y unas cuantas mejoras efectuadas por los ángeles. La realidad de la situación es dramáticamente distinta. Cuando se fallece, el cuerpo astral de la mayor parte de la gente se vuelve un caos, debido a la falta de unidad que se describió con anterioridad. La multiplicidad de caracteres no solo es funcional; refleja el hecho de que la propia estructura del cuerpo astral es un mosaico, parches que se mantienen juntos artificialmente en la medida en que estamos vivos. Cuando llega el momento de la muerte, esta ilusión de unidad se disipa. Cae la fachada de la personalidad y el cuerpo astral se experimenta tal cual en realidad es – un mosaico que ha estallado.

En la práctica esto quiere decir que, al poco tiempo de romperse el cordón plateado, la mayoría de las partículas astrales se esparcirán, cada una en su propia dirección, como pájaros que al abrirles la jaula se escapan.

Para la persona que acaba de morir es una experiencia bastante dramática. Imagínese muerto, flotando en el espacio astral púrpura. Verá su carácter ‘lector’ que se separa en una dirección, el ‘apostador’ hacia otra, la parte que podía hablar japonés hacia otra... Somos literalmente desnudados, desmembrados. Las partes más relacionadas con la diversión, sexualidad e instintos se mueven hacia los mundos vitales, mientras que las partes mentales salen hacia los mundos mentales – ¿y qué queda? El Ego, o Ser Superior, con unos cuantos jirones remanentes del cuerpo astral. Entonces el Ego desnudo puede comenzar su viaje a los mundos del Espíritu.

Lo cual explica lo que quería decir Gurdjieff cuando mencionó que para la gran mayoría de seres humanos no tiene ningún sentido hablar de la reencarnación, sencillamente porque no tienen un cuerpo astral. Más del noventa y nueve por ciento de los seres humanos tienen un cuerpo astral que no es nada más que un puñado de mariposas. Por supuesto que estas personas reencarnarán, ¿pero qué es lo que reencarnará exactamente? Su Ser Superior, que precisamente es la parte que nunca estuvo consciente durante su vida y que no tomó virtualmente parte en sus actividades. Casi todo lo que solían considerar como ‘ellos mismos’ se desintegrará y volverá a ser polvo astral. No hay que extrañarse de que no sean capaces de recordar gran cosa en su vida posterior, ya que han perdido la mayor parte de la sustancia astral en la que se habían grabado las impresiones de esta vida. Gurdjieff resumió agudamente esta situación diciendo, “El polvo vuelve al polvo”.

8.4 Blanco es el verdadero color de luto

Desafortunadamente no todas las partes astrales se reintegran al polvo astral. Muchas de ellas tienden a permanecer como son y se adhieren a los seres humanos para tratar de perpetuar su actividad.

La explosión del cuerpo astral es el motivo de la costumbre hindú tradicional de vestirse solo de blanco y ayunar a medias, evitando proteínas principalmente, durante las semanas que siguen al fallecimiento de un familiar. Los hindúes consideran que algunas de las partes vitales inferiores del fallecido pueden intentar adherirse, como parásitos, a otros miembros de la familia. Vestir de blanco, color de la pureza, y evitar la carne y los cereales se consideran medidas protectoras para disminuir la posibilidad de dicha ‘infección’³. Esta costumbre todavía se observa, incluso en las partes más modernas y educadas de India.

En el acervo de la medicina china tradicional puede encontrase una teoría muy similar. El Po, que corresponde a las partes vitales inferiores del ser humano, se dice que permanece en la Tierra tras la muerte, mientras el Hun, compuesto por las partes más espiritualizadas, asciende al cielo. El Po puede incluso aparecerse a miembros de la familia o amigos como una réplica aterradora del fallecido, en las horas o días que siguen al óbito. Es obvio el paralelismo con numerosas historias de fantasmas. Un análist detallado de dichos mecanismos podrá encontrarse en mi libro Entes, Parásitos del Cuerpo de Energía.

8.5 Olvido debido a la falta de presencia

Pongamos nuestro enfoque en la parte que no se aniquila. El Ser Superior, o Ego, al ser la llama eterna del ser humano, permanece indemne durante la transición de la muerte. La cuestión es, por supuesto, ¿qué es lo que persiste? ¿Cuáles son los mecanismos por los que se pierden algunas partes astrales, mientras otras permanecen adheridas al Ser Superior y le siguen en su viaje entre la muerte y el próximo nacimiento?

Es una materia importante, pues las partes astrales que persisten y acompañan al Ser Superior constituirán el núcleo de la personalidad en la siguiente vida. Tras la muerte, el Ego atraviesa diversos estratos astrales, y luego parte a los mundos del Espíritu. Tras estar en dichos mundos, regresa a la Tierra vía los mundos astrales. Es mientras pasa por los estratos astrales en su camino hacia la Tierra cuando el Ego recoge la materia de su futuro cuerpo astral. Las partes astrales que el Ego había mantenido junto a sí actúan como un núcleo que aglutina sustancia astral de acuerdo con sus propias disposiciones – lo cual resultará en atracciones y aversiones, así como potencial mental y emocional en la próxima vida. Así pues, sea lo que sea lo que permanezca adherido al Ego tras la muerte, condicionará lo que seamos en nuestra próxima vida.

Previamente a tratar de comprender cómo pueden mantenerse algunas memorias en el núcleo central astral junto al Ego, veamos primero como se pierde la mayoría. Las personas estamos totalmente inconscientes mientras ejecutamos la gran mayoría de las acciones de nuestra vida. Tendemos a llevar a cabo mecánicamente nuestras actividades cotidianas. Hablamos sin propósito real. Hacemos cosas sin ni siquiera darnos cuenta que las hacemos. No estamos realmente presentes en lo que hacemos. Incluso si practicamos el estar conscientes, pueden pasar porciones completas de nuestros días antes de que recuperemos el hilo de la conciencia. En definitiva, no vivimos la vida, la dormimos.

En términos de cuerpos sutiles, esto quiere decir que el Ego no toma parte alguna en dichas acciones. Las percepciones sensoriales se perciben en el cuerpo astral, en las piezas del puzzle astral. Entonces, dichas piezas reaccionan mecánicamente de acuerdo con sus propias presencias y aversiones, lo que es lo mismo que sus propios samskaras. Se realizan acciones reactivas más o menos mecánicamente, y se evita el Ego. Todo se queda en la periferia del estrato astral. Nada se graba cercano al Ego, sencillamente porque el Ego está ausente del episodio. ¿Cómo podrá el Ego recordar el episodio si no está involucrado en el mismo? Aquí subyace la principal razón para el olvido del Espíritu: la falta de conciencia. En términos de huella astral, no hay nada más que polvo, que más adelante volverá al polvo.

8.6 Recuerdo tipo 1 – intensidad

Hay unas cuantas situaciones en que no es aplicable el esquema del olvido. Supongamos que estamos tumbados a la orilla de un río y subrepticiamente aparece un cocodrilo, corriendo hacia nosotros. Es bastante probable que vayamos a estar muy conscientes durante ese momento. Imaginemos... todo nuestro ser se involucra en la situación, estamos totalmente presentes. Cualquier emoción que podamos sentir, junto con las sensaciones y percepciones, se imprimen en los estratos más profundos del cuerpo astral. El clímax de conciencia indica que nuestro Ego emerge de su sopor durante un rato. El Ego avanza hasta el mundo físico y, simultáneamente, la información avanza hasta los estratos astrales más profundos. Todo un paquete de percepciones, sensaciones y emociones se almacena cercano al núcleo de nuestra arquitectura interna. La huella que deja en el cuerpo astral dicho ‘paquete emocional’ puede considerarse verdaderamente un samskara importante. Debido a lo profundo de la huella, se reúnen todas las condiciones para que se mantenga con el Ego el fragmento astral correspondiente, incluso tras el desguace astral de la muerte, y que lo traigamos de vuelta en nuestra próxima vida.

Por consiguiente, la primera categoría de recuerdos de vidas pasadas está compuesta por diversas experiencias que comparten una característica común – intensidad. Las experiencias extremadamente dolorosas pueden considerarse de esta categoría. Cuandoquiera que experimentemos un clímax de dolor físico o emocional, automáticamente nos haremos agudamente conscientes. Sin embargo, no se precisa dolor para que haya intensidad. Por ejemplo, si vemos que aparece tierra en la distancia tras atravesar el Pacífico en una balsa, o si de repente tenemos éxito en lograr lo que deseamos tras años de esfuerzo, la intensa euforia del momento asegurará una profunda huella, fuente de posibles recuerdos futuros. Por supuesto, esta es la causa de que muchas regresiones a vidas pasadas desvelen episodios intensos.

8.7 Recuerdo tipo 2 – aperturas espontáneas

De vez en cuando, sin originarse por causas del mundo externo, el Ser Superior avanza y se abre camino hasta la superficie. Tiene lugar un despertar espontáneo y temporal. Puede experimentarse como una revelación interna, uno de esos raros momentos de lucidez cuando uno puede ver indefinidamente. Uno se sienta en un cruce temporal, con un sentimiento intuitivo de su propia naturaleza eterna y vastedad. Aunque la experiencia no tiene por qué ser grandiosa, puede ser sencillamente un momento mágico, unos segundos durante los cuales el corazón estalla de alegría sin motivo aparente. Luego el santuario se cierra de nuevo, porque toda nuestra estructura no está preparada para mantener la conexión.

Durante un momento de apertura se ha establecido un vínculo entre la superficie y lo más profundo, entre la conciencia del mundo físico y la conciencia del Ser Superior. Se cumplen las condiciones necesarias para dejar una huella lo suficientemente profunda como para durar más allá de la rotura en pedazos del astral tras la muerte. Las circunstancias, sentimientos, sensaciones y percepciones de tal momento se memorizan más allá del tiempo.

8.8. Recuerdo tipo 3 – el cuerpo de inmortalidad

La práctica constante de la conciencia vigilante, que es la base de muchos caminos de auto–transformación, tiende a multiplicar las ocasiones en que el Ser Superior se involucra en la vida cotidiana. Lo cual redunda en la multiplicación de semillas para el recuerdo futuro.

En capítulos previos hemos descrito la transformación que lleva de emociones a sentimientos, de manas a buddhi, de reacción y condicionamiento a la espontaneidad del Ego. Esta metamorfosis gradual lleva consigo el desarrollo de un nuevo estrato, el ‘cuerpo astral transformado’ denominado Espíritu–Ser Superior por Steiner, que se corresponde con el vijñana–maya–kosa de la tradición védica. El cuerpo astral, asiento de los samskaras, pierde la preponderancia y se reemplaza progresivamente por este nuevo estrato en que el Ego se expresa directamente a sí mismo. En paralelo con el reemplazo de emociones por sentimientos emerge un nuevo modo de pensar, que ya no está desconectado del Ego sino que irradia de él. El desarrollo del cuerpo astral transformado se corresponde con el florecimiento de una nueva conciencia interna, directamente conectada con el Ser Superior.

Otra diferencia importante entre el cuerpo astral y el cuerpo astral transformado es que el cuerpo astral está hecho de partes separadas que constantemente están tratando de escapar del mando del Ego. Por el contrario, el cuerpo astral transformado está unido en torno al Ego, completamente permeado por su luz y su vida. No puede separarse del Ego, ya que no es otra cosa que la radiación del Ego. El cuerpo astral está hecho de polvo astral coagulado, mientras que en la materia del cuerpo astral transformado está vivo el Espíritu mismo. La sustancia del cuerpo astral transformado puede considerarse virtualmente un estado del Ser Superior. El Ser Superior la genera análogamente a como una araña segrega su telaraña.

En consecuencia, el cuerpo astral transformado permanece intacto tras la muerte, mientras que el cuerpo astral se rompe en pedazos. Por consiguiente, las memorias guardadas en el cuerpo astral transformado se mantienen eternamente. Así, desde el punto de vista de la estructura, podemos discernir dos tipos diferentes de material de vidas pasadas: los samskaras que fueron impresos tan profundamente en el cuerpo astral que se quedaron colgando junto al Ser Superior de vida en vida; y las memorias del cuerpo astral transformado, que persisten en la sustancia imperecedera del cuerpo de inmortalidad.

Aún así, la situación no tiene los contornos tan definidos, dado que hay un prolongado período de transición durante el que la conciencia opera parcialmente en el cuerpo astral y parcialmente en el cuerpo astral transformado, cuyas proporciones dependen del nivel de desarrollo. Estructuralmente esto resulta en una telaraña astral hecha de parches enmarañados de ambos vehículos. Algunas memorias se almacenan tanto en el cuerpo astral como en el cuerpo astral transformado, o incluso mitad en uno y mitad en el otro.

Que nadie se confunda; En lo que concierne a la inmensa mayoría de seres humanos, el cuerpo astral transformado no es más que un remoto ideal. No son aplicables los mecanismos de recuerdo de vidas pasadas mediante el cuerpo de inmortalidad, sencillamente porque no se ha construido el cuerpo astral transformado. Únicamente habrán adquirido rudimentos del cuerpo astral transformado quienes en esta vida, o en anteriores, hayan seguido un largo proceso de desarrollo personal. En la gran mayoría de los casos, cuando tiene lugar la experiencia de una vida anterior, es mediante las huellas dejadas por los samskaras, como se describió en la sección ‘Recuerdo tipo 1 – intensidad’.

Notas Capítulo 8

¹ Anna = comida; maya = hecho de, kosa = envoltura

² Las sustancias más duras del cuerpo físico, principalmente los huesos, no están tan penetradas por el etérico como los tejidos blandos.

³ El blanco aparece como blanco a nuestros ojos porque refleja todas las frecuencias del espectro visible. Al no quedarse nada y reflejarlo todo, al blanco se le ha atribuido universalmente un simbolismo de pureza. El negro, al no reflejar nada y quedárselo todo, es el color absorbente por excelencia, y por tanto el peor color posible para llevar en situaciones como funerales, donde existe un elevado riesgo de coger energías negativas.


Regresión: Terapia de Vidas Pasadas

para Ser Libre Aquí y Ahora

CAPITULO 9

CÓMO RECUPERAR MEMORIAS

9.1 Penetrando memorias de vidas pasadas

Habiendo analizado las modalidades en que algunas memorias se mantienen de una vida a la siguiente, examinaremos ahora el problema desde la otra vertiente; ¿mediante qué mecanismos podemos recobrar algunas de estas memorias? ¿Cómo podemos recordar elementos de vidas pasadas?

Si hay un santuario interno donde podamos encontrar las memorias de nuestro pasado remoto, dicho lugar estará más allá de nuestra conciencia cotidiana de vigilia.

La vida consciente de la mayoría de las personas se confina en la ‘mente parlante’, los estratos más superficiales del cuerpo astral. Recordemos el camino que sigue el Ego tras la muerte: habiéndose desprendido de la mayoría de los parches del cuerpo astral, viaja a través de diversos estratos astrales, y luego por los mundos del Espíritu. Luego, el Ego retorna a los mundos astrales, reuniendo materia astral a su alrededor. El núcleo astral que persiste tras el estallido del cuerpo astral juega un papel clave en el tipo de materia astral que se recogerá. El cuerpo astral transformado, o incluso el inicio del mismo, podría jugar un papel incluso mayor en la estructuración de un cuerpo astral armonioso. Lamentablemente, en la vasta mayoría de seres humanos el cuerpo astral transformado está escasamente desarrollado y apenas juega un papel insignificante. Por tanto es el núcleo duro de los samskaras de existencias anteriores el que juega el papel dominante en la atracción de la materia astral de nuestro próximo cuerpo astral. Dicho núcleo duro es verdaderamente muy diminuto, y está rodeado por diversos estratos o capas.

Tras nacer, gradualmente aprendemos a utilizar la mente, es decir, experimentamos pensamientos y emociones en el cuerpo astral. Aunque esto principalmente ocurre mediante estimulación externa. Los estratos superficiales del cuerpo astral se moldean desde fuera por la educación y todo lo que recibimos de los padres y de la cultura. En los estratos superficiales del cuerpo astral operamos con los elementos recibidos del mundo exterior. Lo cual resulta en una polaridad del cuerpo astral, una tensión entre los impulsos profundos provenientes de las impresiones traídas de vidas pasadas y las impresiones recolectadas en esta vida. Gran parte de nuestras habilidades mentales, sensibilidad artística, estabilidad emocional y otras cualidades depende de cuán armonioso sea el maridaje que tiene lugar entre los impulsos internos y externos, esto es, entre el material que trajimos y el que acumulamos en la presente vida.

El estrato superficial, o sea la mente consciente, está influenciado constantemente por emociones y diversas reacciones que provienen de los samskaras de las profundidades. Pero nunca ve dichos samskaras, pues la zona intermedia es demasiado espesa.

Si deseamos recordar nuestras vidas pasadas necesitaremos sumergirnos en los estratos más profundos de la mente inconsciente. Lo cual requiere una energía que nos permita penetrar y alcanzar las partes del cuerpo astral cercanas al núcleo central del Ser Superior – las partes en que están inscritas las memorias de vidas pasadas. Dicha energía penetrante es la que hace toda la diferencia entre la regresión y otras técnicas de psicoterapia. ¿Por qué el psicoanálist no conduce a regresiones de vidas pasadas? Sencillamente porque los psicoanalistas carecen de dicha energía penetrante. ¿Por qué tantos iniciados, cristianos gnósticos, hindúes y budistas recuerdan sus vidas pasadas? Porque habiendo encontrado su Ser Superior pueden acceder a la energía penetrante y al material inscrito cerca del Ser Superior. ¿Por qué la regresión es mucho más fácil de lograr ahora que hace una generación, y por qué se difunde tan rápidamente? Porque, debido a un despertar de la conciencia colectiva, es mucho más fácil de acceder la energía penetrante de lo que solía serlo.

El hecho de que el estado de regresión provenga de dicha energía explica el que, una vez nos familiaricemos con las técnicas IST, tengamos muy poco que hacer para ‘regresar’ un cliente; la energía hace el trabajo a través nuestro. Por el mismo motivo, precisamos saber muy poco para ser un buen conector. Lo que necesitamos es ser capaces de sintonizar y permitir que la fuerza actúe a través nuestro. Si sabemos mucho, entonces tendremos mucho que olvidar. Toda la información que se requiere para conducir una buena regresión se contiene en la energía, y si tratamos de aplicar lo que sabemos en vez de lo que dicte la energía, los resultados serán mediocres y con frecuencia pasaremos por alto los problemas más importantes.

También explica el que, tras haber seguido numerosas sesiones de IST, los clientes a menudo comienzan la regresión antes incluso de que empecemos a implementar las técnicas. La energía fluye por nosotros como una corriente viva, no le importan las técnicas.

¿Quiénes son buenos sujetos para la regresión? Quienes puedan conectar con dicha energía, quienes puedan abrirse y recibirla, tanto jóvenes como ancianos, saludables o enfermos. No importa si creen o no en vidas pasadas, siempre y cuando puedan abrirse. Algunos grandes descreídos demuestran ser capaces de conectar inmediatamente, mientras que algunos de los que creen demasiado en la reencarnación tienden a construir expectativas que bloquean el flujo de la energía. Sus preconcepciones no dejan espacio para que trabaje la energía.

9.2 El flash de astralidad

Dado que los samskaras se almacenan en áreas del cuerpo astral que se extienden más allá del campo usual de nuestra conciencia de vigilia, se deduce que para que tenga lugar el recuerdo de una vida anterior, deberá establecerse un vínculo entre la mente consciente y dichos estratos profundos del cuerpo astral.

Ciertos signos indican que se ha hecho dicha conexión. Por ejemplo, se eleva un sentimiento especial en la sala. La ‘atmósfera’ cambia por completo, como si un destello de energía astral se hubiera depositado a nuestro alrededor. Si se han practicado las técnicas indicadas en mi libro Cómo Despertar el Tercer Ojo, estaremos familiarizados con algunos de los restantes signos. En particular, de repente parece que la sala sea más oscura a nuestro ojo. En este espacio más oscuro, los colores parecen más luminosos, como si cada color estuviera realmente compuesto por miles de diminutos puntos brillantes. Por supuesto, no es la sala la que se oscurece, sino que nuestra percepción se abre a la ‘penumbra visible’ superpuesta a la luz de la sala. A veces también podemos sentir una sensación característica en los riñones, debida a la intensa conexión de estos órganos con el cuerpo astral.

Aún si no estamos familiarizados con dichos signos, podremos aprender a reconocer con facilidad el ‘flash de astralidad’ que acompaña el estado de regresión. La energía de la sala de repente se hace ‘más densa’; y el ‘sabor de conciencia’ se hace de alguna manera como el del estado del sueño. (Recordemos como nos sentimos cuando despertamos justo tras un sueño.) ¡Lo cual no significa que la regresión y los sueños sean similares! Ambos estados son bastante distintos. Aún así ambos implican un re–direccionamiento de la conciencia hacia estratos astrales, lo cual explica que sus ‘sabores’ estén relacionados.

9.3 Contenido de las memorias de vidas pasadas

A partir de los mecanismos de recuerdo de vidas pasadas que analizamos en el capítulo precedente, podemos extraer algunas conclusiones relativas al contenido de las memorias de vidas pasadas. Por supuesto, debemos tener en consideración que estamos tratando con un campo que está más allá de los aspectos ordinarios de la existencia, y en el que por tanto no se debería generalizar con excesiva rapidez. ¡Con la regresión, cualquier cosa es virtualmente posible! Por consiguiente, no presupongamos que todas las regresiones a vidas pasadas seguirán necesariamente los patrones que se indican más abajo. Aún así, una clara comprensión de determinados mecanismos permitirá que los conectores sean más útiles a sus clientes. La ignorancia de dichos principios puede conducir a errores de bulto que provocarán que el estado de regresión aborte en los primeros minutos de la experiencia.

Volvamos al ejemplo del cocodrilo feroz que repentinamente corre hacia nosotros en una vida anterior. ¿Qué es lo que exactamente se guardará en el cuerpo astral? El contenido de la mente en ese momento, comenzando con el miedo, por supuesto, y toda la atmósfera emocional que nos envuelve – podríamos decir el ‘sabor’ de la situación – los pensamientos que nos venían, y todas las percepciones y sensaciones del instante: los colores del paisaje, los olores del marjal, la sensación de calor, el contacto con las ropas y el viento en la piel... una grabación como de película de dichos instantes con los más ínfimos detalles, fuera y dentro nuestro.

Ahora bien, ¿qué es lo que no se ha grabado? Todos los elementos de nuestra vida que no estaban en la mente en ese preciso momento. Nuestra dirección, por ejemplo, o la fecha, el nombre del país, incluso nuestro propio nombre. Pues el primer reflejo cuando nos enfrentamos a un cocodrilo no es decir, “Es 1854, estoy en África, mi nombre es Wolfgang y soy un explorador”.

Otra cosa que no se guarda son los juicios que podamos haber hecho después, como, “¡Qué valiente he sido!” o “¡Qué estúpido fui!” o “Podía haberlo hecho de otra manera”. Todos estos comentarios sentenciosos no podrían grabarse en la ‘película’, puesto que llegaron más tarde. El proceso de grabación podría compararse con la caja negra de un avión, la cual registra todos los parámetros en el momento crítico.

9.4 El arte de ayudar a nacer

Así pues, el recuerdo de una vida anterior suele ser muy sencillo. Es un paquete de emociones, sensaciones, sentimientos e imágenes relacionadas con un momento en concreto – el momento en que la presión de las emociones hizo que el Ser Superior se ‘reabriera’. Se ha grabado y guardado todo con precisión, y el cliente re–experimenta la escena exactamente como si el cocodrilo estuviera enfrente. Su cuerpo puede que incluso adopte la misma actitud que en la escena, y todas las emociones y sensaciones se recuerdan como si ocurrieran ahora mismo.

A pesar de todo, reexperimentar el episodio está lejos de ser traumático, pues el cliente permanece perfectamente consciente de quien es él ahora, de la sala en que se conduce la sesión, de la colchoneta sobre la que yace, de la voz del conector, y así sucesivamente. A lo que hay que añadir que siempre que se alcance el estado IST tendrá lugar cierta apertura metafísica, la cual añadirá un trasfondo de gran serenidad a la experiencia, independientemente de lo intenso que llegue a ser el episodio. Para el cliente, además, la carga emocional del samskara era una pesada carga, y por consiguiente re–experimentar el trauma pasado se acompañará de un gran sentimiento de desahogo, como si se estuviera eliminando veneno.

Volvamos a la manera en que el cliente entra en la experiencia de la regresión. En algunos casos extremos, en un segundo tendrá un ‘flashback’ (analepsis) de toda la escena, con todo lujo de detalles. Pero en la mayoría de casos no llegan todos los componentes de la escena al mismo tiempo. El principio de la experiencia es gradual, con solo unos cuantos detalles surgiendo de la conciencia del cliente. Por ejemplo, el cliente vislumbra una emoción y dice al conector, “Tengo miedo” u “Odio a esa persona”. O puede que la experiencia empiece con una sensación tal como sentir frío, y el cliente comience a sentir escalofríos, incluso en un tórrido día estival. O el cliente dice, “Me están golpeando en las costillas” o “Hay un peso enorme sobre mis hombros”. Estas primeras impresiones con frecuencia son apenas perceptibles. Son el primer hilo, que hay que seguir con cuidado para gradualmente recobrar más y más elementos de la escena, hasta que se desvele todo el retablo.

El conector encara una tarea delicada; la incomprensión de los mecanismos del recuerdo puede conducirle a preguntar a los clientes las cuestiones erróneas, lo que posiblemente llevará a perder el hilo en lugar de introducirse en el estado de regresión con más solidez. En esta etapa los clientes derivan entre dos estados de conciencia: el estado de vigilia normal, y el estado de regresión. Solo perciben unas cuantas sensaciones o detalles de la escena. Necesitan algo de ayuda para entrar en el estado de regresión con mayor profundidad, y es función del conector proveer dicha ayuda, mediante la formulación de ciertas preguntas. Aunque las cuestiones deberán seleccionarse con cuidado.

Supongamos que el conector pregunta, “¿Cómo se llama?” o “¿En qué país está?” Los clientes solo pueden confundirse, pues en esta etapa no tienen la más mínima memoria de dichos detalles. Todavía no ven ni siquiera el diez por ciento de la escena. ¿Así como podrían saber en qué país estaban? Como se vio con anterioridad, cuando a uno le ataca un cocodrilo normalmente no pondera acerca de consideraciones geográficas. En el estado en que están, los clientes sencillamente no pueden responder tales preguntas – dichos detalles están más allá de su alcance. Entonces, ¿qué pasaría? Con el fin de encontrar una respuesta, los clientes tendrían que pensar, lo cual implicaría volver a la conciencia mental normal. En un segundo estarían fuera del estado de regresión y se perdería la experiencia. Por la misma razón, en este frágil estado, si los clientes no pueden contestar una de las preguntas, no hay que insistir; formúlese otra. Más adelante, cuando los clientes estén firmemente establecidos en el estado de regresión, la situación será bastante distinta; si no se responde una cuestión, será más probable que se deba a un mecanismo de resistencia, y el conector deberá insistir.

En los primeros diez minutos de una regresión, las preguntas apropiadas son las que brindan respuestas inmediatas y sin esfuerzo. Se referirán a elementos que estén al alcance del cliente, aún cuando no sea todavía consciente de los mismos. Por ejemplo, “¿Cómo siente su cuerpo, grande o pequeño?” o “¿Cómo se siente alrededor suyo, cálido o frío?” Para contestar, el cliente no tiene que pensar, solo sentir. De esta manera le permitiremos adentrarse de la escena mediante la incorporación gradual de nuevos elementos, hasta que se sumerja por completo en la re–experimentación del episodio. En su conjunto, el proceso no es tan distinto al de dar a luz.

9.5 Ejemplos de inmersión con éxito

Estos mecanismos no solo se aplican al recuerdo de episodios de vidas pasadas, sino también a escenas de la primera infancia, como se muestra en el siguiente ejemplo.

Caso práctico – Simone, de cincuenta y dos años.
El comienzo de la sesión fue agitado y doloroso, como si Simone estuviera impregnada de la experiencia pero fuera incapaz de dejarla salir. Tras media hora de trabajo –¿deberíamos decir parto?– cambió de repente la atmósfera en la sala, y pudieron sentirse todas las características antes mencionadas del flash de astralidad.
¿Qué siente ahora? – No lo sé, solo me siento muy extraña. [En esta etapa, el cliente no puede ver nada del episodio. Pero la experiencia está cercana, de ahí el extraño sentimiento.]
¿Se siente más como hombre o como mujer? – Mm... Ni hombre ni mujer. [Esta pregunta es prematura y realmente no ayuda a entablar el proceso¹. Pero las siguientes le hicieron clic.]
¿Se siente más como de día o de noche? – Noche.
¿Se siente como siendo grande, o pequeño? – Pequeño, pequeño... vacío... totalmente solo... [Simone se curva y cruza sus brazos contra su pecho. Ha avanzado un paso en la experiencia, pero todavía está todo borroso. Mediante las preguntas siguientes la situación comienza a aparecérsele con claridad.]
¿Qué quiere? – ¡Mi madre! ¡Quiero a mi madre!
¿Está ahí? – ¡No! ¡No! ¡No! Tengo hambre y nadie me da de comer. [Simone empieza a llorar con grandes sollozos, chupando su pulgar. A partir de ahí, puede ver todos los detalles de la escena: el mobiliario de la habitación, el color de las cortinas, etc. A partir de este punto la regresión se desarrolló más o menos por sí misma.]

Caso práctico – Hombre de veintisiete años.
Al comienzo de la sesión, se reveló un lugar muy doloroso bajo su omóplato izquierdo. Tras trabajar unos cuantos minutos en el lugar, la energía de la sala empezó a cambiar. Desapareció el dolor y el cliente se quedó muy tranquilo.
¿Qué siente? – [Sin respuesta. Todo es extremadamente borroso todavía.]
¿Cómo se siente su cuerpo, grande o pequeño? – Grande.
¿Se siente como si estuviera moviéndose o inmóvil? – Inmóvil.
¿En qué posición? – Yaciendo sobre la espalda. En una cama.
¿Se siente joven o viejo? – Viejo. [Todas estas respuestas vinieron de inmediato y sin esfuerzo, sin pensar. El tono de la voz del cliente cambia gradualmente, lo que indica que comienza a estar más seguro de lo que está sintiendo. El clic llega tras la siguiente pregunta.]
¿Sano o enfermo? – Cansado, muy cansado. Es como si fuera a morir... y aceptándolo. ¡Ha estado bien! Pero a la vez me siento furioso. [El cliente ha entrado por completo en el episodio y de aquí en adelante sigue en el mismo.]
¿Hay alguna razón para esta furia? – Iba a decirle algo a mi hijo.
¿Cómo qué? – Iba a decirle que lo amo. Siento como si mi vida hubiera sido malgastada, porque nunca pude decirle que lo amaba.
¿Se siente como si estuviera a solas, o con alguien alrededor? – No estoy solo, hay algunos espíritus a mi alrededor.
¿Qué aspecto tienen? – Amigable. Me conocen. Están alrededor de mi cuerpo y esperan a que me muera por completo. Están diciendo, “Has pasado antes por esto”. Son como amigos que no hubieras visto durante un tiempo. Pero yo quiero hablar con mi hijo.

9.6 Apertura metafísica

Una vez los clientes estén más firmemente establecidos en el estado de regresión, puede formularse todo tipo de preguntas. Todavía sigue siendo importante la forma en que se pondera y formula cada frase para que la sesión continúe apropiadamente, pero hay mucho menor riesgo de que la experiencia se pierda de repente.

El contenido de la conciencia del cliente mientras está en el estado de regresión es una extraña mezcolanza en la que se superponen pasado y presente, uno sobre el otro. Los clientes reexperimentan el episodio como si estuviera sucediendo justo delante de ellos, sintiendo las emociones y sensaciones correspondientes. Es como entrar en otro cuerpo y ser otra persona – aunque a esta otra persona se la sienta como extremadamente familiar.

Podemos tener un sentido de dicha continuidad cuando recordemos cómo nos sentíamos de muy pequeños. Era un ‘yo’ bastante distinto, aunque todavía hay una certeza interna, más allá de cualquier posible duda, de que éramos nosotros. En regresión, lo que surge es una extensión de dicha experiencia. Tenemos la misma certeza interior de nuestra identidad, incluso si el ‘yo’ de la vida anterior es mucho más diferente del ‘yo’ presente que el ‘yo’ de la primera infancia. Pero todavía es el mismo ‘yo’. Esta experiencia de identidad es de naturaleza metafísica y no puede comprenderse por completo en la medida en que no se haya pasado por ella.

Por tanto, durante la regresión tenemos la superposición de dos ‘yo’ – ‘yo’ en el pasado y ‘yo’ en el presente. Pues en las técnicas IST de regresión no se emplea ninguna hipnosis, ni ningún dispositivo que pudiera pretender la disminución de la conciencia presente. Permanecemos completamente conscientes de nosotros mismos en el ahora, y en cualquier instante podemos elegir la desconexión del estado de regresión y ser únicamente conscientes de la sala, del cuerpo y el ‘yo’ presente.

La superposición de los dos ‘yo’, pasado y presente, es una de las experiencias más fascinantes. Pues hemos cambiado. El ‘sabor’ de nuestro ambiente interno se ha hecho completamente distinto. Y aún así es el mismo ‘yo’, no puede haber la más mínima duda. No importa cuán atrás en el tiempo haya tenido lugar el episodio, cientos o incluso miles de años – la continuidad del Ser Superior no es afectada por el tiempo.

Aquí estamos, erguidos en el cruce temporal, dándonos cuenta de repente que ‘yo’ puedo ser bastante distinto de lo que estaba acostumbrado a ser. De repente somos conscientes de que vivimos la vida en una caja de cerillas. Nos damos cuenta que tendemos a confinar nuestra existencia dentro de un rango limitado de emociones y sentimientos, siempre las mismas rutinas repetitivas. Al mismo tiempo podemos ver que no tiene por qué ser así, dado que somos infinitamente más vastos. La superposición del ‘yo’ pasado con el ‘yo’ presente nos permite asomarnos a la increíble profundidad de nuestro Ser Superior. Es una vastedad sin fin, una explosión inmóvil. De repente somos. Esta es la experiencia más fundamental que puede darnos la regresión – y al mismo tiempo la más reparadora. Un solo vistazo fugaz de nuestra naturaleza real puede brindar más cambio en la vida que años de discusión y análist de nuestros problemas. Pues, definitivamente, uno no se libra de los problemas tratando los samskaras, sino adentrándose en el Ser Superior.

Notas Capítulo 9

¹ Cuando se contacte una experiencia de la primera infancia, es bastante generalizado que los clientes encuentren difícil decidir si son chicas o chicos.


Regresión: Terapia de Vidas Pasadas

para Ser Libre Aquí y Ahora

CAPITULO 10

PREGUNTAS MÁS FRECUENTES

10.1 ¿Por qué nos enfocamos en las emociones negativas, en lugar de trabajar solamente en la luz? ¿No supone dar poder al condicionamiento negativo el emplear energía observándolo? ¿Por qué no expandir nuestra luz y nada más?

Supongamos que hay una rata muerta que se está pudriendo debajo del sofá. Podemos poner unas cuantas sábanas preciosas sobre el sofá, de forma que nadie vea la rata. Podemos comprar flores e intentar tapar la peste con una fragancia delicada. Entonces, cuando estemos en la sala, nos concentraremos en la delicada fragancia para no darle fuerza a la horrible peste proveniente del cadáver de la rata. Pero, ¿es realmente la solución?

Otra actitud generalizada consistiría en evitar la sala en adelante, y solo vivir en el resto de la casa. Muchas personas espirituales proceden de dicha forma; acrecientan la luz en algunas partes y se dejan unas cuantas esquinas oscuras que ni siquiera miran. Como resultado va aumentando la disparidad entre el lado claro y el oscuro, lo cual no puede ser completamente satisfactorio. Cuando algunas personas siguen un camino espiritual y tienen la sensación de que hacen ‘todas las cosas correctas’, y aún así nunca parece que vaya a llegar la iluminación, generalmente es debido a que han adoptado dicha actitud.

Otro problema es que los seres humanos han llegado a una etapa en la que hay ratas muertas virtualmente en todas y cada una de las esquinas de la casa, lo que hace que sea cada vez más difícil mantener la actitud del avestruz. Solo nos queda un pequeño armario en el piso de arriba en el que podamos ser ‘completamente iluminados’.

O quizá elijamos la actitud del asceta. “Esta casa es pura ilusión; siempre la he odiado. Me quedaré encima del tejado y nunca volveré a este desastre.” Entonces podemos estar completamente iluminados en el tejado y no tener que preocuparnos de los cadáveres del interior de la casa. Pero entonces, ¡ya está! Estamos muertos al mundo, fuera de él. La única cosa que podemos hacer por los demás seres humanos es enseñarles a dejar la casa también, para estar iluminados en el tejado.

La perspectiva de la alquimia interior es distinta, persigue transformar los vehículos de la conciencia. Pretende una iluminación en el mundo, y no fuera de él. Para lo cual habrá que limpiar el desorden, no se puede ignorar sin más. Hay que trabajar para brindar luz a todas y cada una de las dependencias de la casa. No es razonable esperar que esto suceda mientras no nos tomemos la molestia de mover el sofá y deshacernos de los cadáveres.

10.2 ¿Necesitamos realmente hacer regresiones para eliminar los samskaras? Después de todo, muchos maestros hindúes han alcanzado la iluminación mediante la meditación, sin preocuparse de la catarsis emocional.

En primer lugar, hay que tener en cuenta que el entorno psicológico de los discípulos hindúes de hace medio siglo no es comparable al de un buscador que haya crecido hoy en día en Los Ángeles o en Milán. Nuestra civilización ha alcanzado un nivel de neurosis sin precedentes, y antes de tratar de convertirse en supernormal, es sensato trabajar para convertirse en normal. En la medida que no se haya sorteado el nivel de existencia papá–mamá, novia–novio, ¿para qué engañarse a sí mismo pretendiendo vivir una vida divina? Tal actitud podría conducir al riesgo de estar meditando cincuenta años sin ningún avance real, sencillamente porque las telarañas enmarañadas en nuestra mente reactiva no pueden de ningún modo compararse a la simplicidad emocional de la gente de la India de hace unas décadas. Hoy en día India ha cambiado mucho, y el nivel de neurosis de sus habitantes no difiere gran cosa del nuestro.

Aparte de lo dicho, sería absolutamente falso decir que los discípulos hindúes o budistas no tenían que atravesar un largo y doloroso proceso de catarsis emocional antes de pasar a la meditación gloriosa. Pero el trabajo de los samskaras se hacía de otra forma.

Encontrar un maestro no era empresa fácil. En India o Tíbet, hasta no hace mucho, los aspirantes a discípulos con frecuencia tenían que viajar varios años y enfrentarse a toda clase de peligros antes de que pudieran encontrar un maestro – lo cual representaba una prueba iniciática en si misma.

Cuando encontraban el gurú, los problemas de los discípulos no habían hecho sino empezar. Las tradiciones hindú y budista están repletas de historias de maestros que condujeron a sus discípulos al borde de la demencia con el fin de ayudarles a quitarse las preconcepciones mentales y los samskaras. Únicamente tras haber sido ‘cocinado’ de esta manera durante años se le daba la iniciación al discípulo.

Tomemos por ejemplo la historia del gran maestro Milarepa. Durante sus años de preparación su gurú, Marpa, le pidió construir una casa circular en una colina, tras lo cual Milarepa iba a recibir la iniciación. Cuando Milarepa había construido media casa, Marpa volvió y le dijo, “Mira, hijo, creo que este no es realmente un buen lugar para una casa. Así que derrúyela y vuelve a dejar las piedras donde las encontraste.” A Milarepa le resultó difícil sobrellevar las novedades, pero hizo lo que se le pidió. Una semana después, Marpa llevó a Milarepa a otra colina y le dijo, “Este es el sitio donde quiero la casa, que debería ser semicircular.” Ansioso por recibir la iniciación, Milarepa comenzó inmediatamente el nuevo edificio.

Cuando Milarepa había erigido más o menos media casa semicircular, Marpa volvió y le dijo, “¿Qué es esta ridícula choza que construyes aquí?” Milarepa estaba desconcertado, y cuando consiguió articular que el solo estaba siguiendo las instrucciones que había recibido, Marpa contestó, “¿Dije yo eso? Ese día estaría borracho. Pero hoy no estoy bebido, y he tenido una buena idea para la casa. Un edificio místico tántrico debería ser triangular. Así que demolerás tu cabaña, acarrearás todas las piedras a esa otra colina, y me construirás una casa tántrica triangular.” Milarepa casi se colapsó cuando oyó esas palabras. Marpa, borracho, ¡cómo podía ser! ¡Y hay que construir la casa de nuevo! Milarepa estaba exhausto, sus manos estaban llenas de ampollas, y tenía una gran herida en su espalda, la cual no quiso enseñar a Marpa por temor a desagradarle. Milarepa estaba descorazonado y confuso, pese a que realmente quería encontrar la Verdad. Tenía dos opciones, o abandonar y renunciar a la iniciación, o confiar incondicionalmente en Marpa y seguir construyendo. Así que reunió sus últimas fuerzas y comenzó a demoler su bella casa semicircular, acarreando las piedras a la otra colina.

Cuando Milarepa había completado alrededor de un tercio de la casa triangular, Marpa llegó al sitio. Miró muy furioso. Gritó, “¡Tú, brujo apestoso! ¿Te das cuenta que la forma de este edificio va a atraer todos los demonios del área? ¿Estás tratando de destruirme a mí y a mi familia? ¿Quién te dijo que construyeras una casa tan monstruosa?” Sobrepasado por la desesperación, Milarepa apenas pudo contestar, “¡Pero usted me lo pidió!” Marpa se ponía cada vez más furioso. “¡Ignominioso embustero!” dijo, “¡yo nunca he ordenado eso! ¿Cómo puedes ser tan insolente? ¡Y a ti te gustaría que yo te iniciara! ¡Demuele esta casa inmediatamente y vuelve a poner las piedras donde las encontraste!” Entonces Marpa se marchó. La noche que siguió fue una noche sin luna – la noche más oscura en toda la vida de Milarepa. Se estaba desmoronando, lisa y llanamente; su estructura mental se estaba rompiendo por completo a pedazos. Pero por algún motivo no abandonó.

A la mañana siguiente, Marpa envió a su esposa a por Milarepa. Le dieron una buena comida y, de repente, Milarepa vio como sus problemas llegaban a su fin, pensando que iba a ser iniciado. ¡De ninguna manera! Marpa le mantuvo construyendo y demoliendo casas durante años, unas cuadradas, otras de nueve pisos de altura, y empleó muchos otros subterfugios para lanzar constantes punzadas de desesperación a Milarepa. Milarepa estuvo varias veces a punto de suicidarse.

Así, un día se completó el camino de la desintegración, y para gran sorpresa suya, Milarepa recibió de repente la tan largamente esperada iniciación. Tras lo cual Milarepa se convirtió en uno de los gurús más iluminados de la tradición tibetana.

Podríamos llenar libros enteros con historias semejantes, en las que los gurús ponen a sus discípulos en situaciones imposibles con el fin de ayudarles a trabajar sus samskaras. Dichas pruebas pueden considerarse como equivalentes del trabajo que se hace mediante la regresión – ¡el cual, visto desde esta nueva perspectiva, no es tan duro después de todo!

10.3 ¿Cómo es que tanta gente parece descubrir que en una vida pasada ha sido alguien importante?

¡No es exactamente así! Tras haber sido testigo de miles de regresiones con clientes y estudiantes de Clairvision School, solo me he cruzado con una persona que re–experimentó haber sido miembro de una familia real europea. La afirmación de que todos descubriremos que hemos sido alguien importante en una vida anterior es extravagante, generalmente apoyada por gente que no tiene la más mínima experiencia de la verdadera regresión.

10.4 ¿Cómo es que, cuando se re–experimenta una vida pasada, no se empieza a hablar en la lengua que en dicha vida era la propia?

Antes de ir a Australia, viví veintisiete años en Francia. El francés era mi lengua materna. Luego llegué a adoptar el inglés como la lengua que yo sentía más natural para mí.

He tenido varias veces una experiencia que puede arrojar cierta luz sobre la cuestión. Cuando recuerdo episodios o conversaciones que tuvieron lugar en Francia – y en francés – ¡con frecuencia ocurre que las palabras me vienen en inglés! Si esta transferencia de idioma puede suceder dentro de una misma vida, es bastante fácil concebir que también pueda ocurrir de una encarnación a otra.

Quizás no nos percatamos exactamente de la esencia del lenguaje. Pensamos que los idiomas están hechos de palabras. Pero tal vez las lenguas estén compuestas por fuerzas, y las palabras que ponemos encima de dichas fuerzas para expresarlas sean de menor importancia que las propias fuerzas. Cuando fallecemos las palabras se caen, pero las fuerzas permanecen, acompañándonos de vida en vida. Las personas que están acostumbradas a operar en más de un idioma a la vez probablemente encuentren fácil suscribir este concepto.


Regresión: Terapia de Vidas Pasadas

para Ser Libre Aquí y Ahora

CONCLUSIÓN

Para concluir el presente estudio de los mecanismos de la regresión, voy a extender tanto una invitación como una advertencia.

En primer lugar, la invitación. ¿Qué pasaría si su vida pudiera transformarse por completo por un proceso de regresión? ¿Podría ser que lo que ha visto en el presente libro también le sea aplicable? ¿Podría ser que, sin saberlo, su vida esté actualmente influenciada por algunos samskaras importantes, y que al revelarlos y trabajarlos pudieran abrirse caminos completamente nuevos en su vida?

Ahora, la advertencia. Si va a seguir un proceso de regresión, asegúrese que lo hace con un conector cualificado. En particular, la dirección del proceso debería ser alcanzar claridad en su vida presente, más que escribir novelas sobre sus vidas pasadas. Con la comprensión de los sólidos principios presentados en este libro, será capaz de detectar los profesionales menos serios (los que estarán deseosos de contarle que ha sido rey o reina en sus anteriores vidas) y alejarse de ellos.

Si desea saber más de IST, puede obtener publicaciones y otro material lectivo del sitio de Internet de Clairvision School.

Le deseo lo mejor en su búsqueda.

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